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Democracia y populismo, un tema importante para el debate político

German Rosa, s.j.

Si pudiéramos tomar la temperatura a los líderes políticos en el actual clima electoral podríamos pronosticar que gran parte de ellos la tienen alta o muy alta. Y esperemos que no sea un presagio de la pandemia de la confrontación que expande el virus de la violencia verbal y de distintas maneras. La democracia en el país una vez más está siendo puesta a prueba. Y no cabe duda que los grandes problemas que se tienen que resolver democráticamente son los grandes desafíos de la población. ¿Qué espera la población de estas elecciones en El Salvador? Espera resolver los problemas que le afectan, por eso, le está dando importancia a las próximas elecciones de Consejos Municipales, Legislativas y del PARLACEN. El 38.4 % de los salvadoreños tienen mucho o algún interés en la política, el 38.8 % de la población espera cambios en el país y el 36.1 % expresa que el proceso electoral es importantes para elegir los mejores gobernantes, personas que trabajen dándole solución a los problemas que la población identifica como principales: la delincuencia e inseguridad, la crisis económica, la corrupción y la falta de transparencia, la pandemia del COVID-19 y sus consecuencias sociales, el desempleo, la pobreza, la confrontación entre los distintos órganos del Estado, la violencia, etc. Estos son los temas que preocupan a los electores y de esta manera expresan sus grandes expectativas con respecto a sus líderes políticos (Cfr. Instituto Universitario de Opinión Pública, UCA, Boletín de Prensa, Año XXXV, Nº 3). Las elecciones se justifican de hecho porque se buscan líderes políticos que realmente pretendan afrontar estos desafíos. De lo contrario no tiene sentido todo el movimiento y el andamiaje de estos procesos democráticos, que nos dan el impulso para trabajar por una sociedad justa pensando en la importancia y la seriedad del empeño de las instituciones públicas al servicio de los ciudadanos.

Los líderes políticos en este proceso democrático se enfrentan a la realidad de las grandes carencias y necesidades antes mencionadas, y también a la urgencia de potenciar y desarrollar equitativamente las oportunidades de la población. Las preguntas que surgen son las siguientes: ¿Cuáles son las políticas que se requieren para resolver estas grandes necesidades personales y sociales en el país?, ¿cuáles son las políticas adecuadas para lograr una sociedad más justa y equitativa?, ¿cómo hacer posible el reconocimiento de la dignidad y de los derechos para todos los ciudadanos y también crear dinamismos de una inclusión general?

Desafortunadamente estos grandes planteamientos que se hacen a los líderes políticos frecuentemente se están respondiendo con un exacerbado populismo que se expande en distintas regiones de nuestro mundo de hoy. Estos problemas se magnifican cuando nos damos cuenta de que ya no se trata de la problemática de un Estado-Nación sino de una realidad global que está afectada por la crisis sanitaria de la pandemia.

Dada la complejidad de estos grandes problemas a afrontar no se pueden justificar discursos que pretendan manipular las necesidades de grandes e ingentes mayoría. No se puede con facilidad recurrir al concepto de pueblo para justificar acciones políticas que realmente no tienen resultados ni respuestas eficaces a las necesidades y demandas de la población. Muchos argumentos de líderes políticos enaltecen al pueblo sustentados en mensajes ambiguos, pero que no ofrecen soluciones a los problemas que están afectando al país. No es raro que en tiempos electorales se recurra a retóricas que enaltezcan las tradiciones colectivas populares. ¡Ojalá! que estos discursos no sean ocasionales dada la coyuntura política, sino que asuman verdaderamente la voluntad popular y le tomen la palabra a los sectores que claman soluciones de los graves problemas que les afectan. El riesgo de estos períodos electorales es que los líderes políticos se centren en una política de confrontación con discursos demagógicos y románticos, sin propuestas realistas ni una hoja de ruta que vaya en la dirección de resolver los problemas nacionales. Por eso es importante no caer en la trampa del populismo, que es un riesgo real tanto de los mismos electores como de los líderes políticos en la contienda electoral. Durante este período de propaganda electoral hay muchos discursos que enamoran al pueblo con palabras, bailes y serenatas políticas, pero no se ven las acciones que requieren la solución de los problemas del país. Los líderes políticos muchas veces actúan como malos enamorados que después de poco tiempo se olvidan de las promesas y esperan la próxima contienda electoral para encantar nuevamente al pueblo.

El populismo históricamente ha tenido distintas tendencias ideológicas y expresiones políticas que no podemos desarrollar brevemente en un artículo de opinión. Sin embargo, el Papa Francisco en su encíclica Fratelli Tutti ofrece algunos puntos sobre el populismo que nos introducen en el debate amplio de este tema de manera muy sencilla e iluminadora en la actual coyuntura política electoral del país y del contexto global.  La democracia etimológicamente hace referencia al poder y el gobierno del pueblo. En la urgencia del país necesitamos líderes populares que respondan a las exigencias y las necesidades del contexto actual con tal capacidad de relación con el pueblo que interpreten el sentir, la dinámica y las grandes tendencias políticas populares. Al evocar la palabra Pueblo nos damos cuenta de su amplitud y profundidad lingüística de la misma, como lo dice el Papa Francisco: “Cuando explicas lo que es un pueblo utilizas categorías lógicas porque tienes que explicarlo: cierto, hacen falta. Pero así no explicas el sentido de pertenencia a un pueblo. La palabra pueblo tiene algo más que no se puede explicar de manera lógica. Ser parte de un pueblo es formar parte de una identidad común, hecha de lazos sociales y culturales. Y esto no es algo automático, sino todo lo contrario: es un proceso lento, difícil (…) hacia un proyecto común” (Fratelli Tutti, Nº 158).

Es importante tener en cuenta en este proceso electoral que no necesitamos líderes populistas que aprovechan la coyuntura y la vulnerabilidad de las grandes mayorías pero que en realidad no asumen ni buscan realmente resolver los problemas de la población ni del país, no buscan un proyecto común o el bien común. El papa Francisco dice en su Encíclica Fratelli Tutti: “El desprecio de los débiles puede esconderse en formas populistas, que los utilizan demagógicamente para sus fines, o en formas liberales al servicio de los intereses económicos de los poderosos. En ambos casos se advierte la dificultad para pensar un mundo abierto que tenga lugar para todos, que incorpore a los más débiles y que respete las diversas culturas” (Nº 155).

Si los líderes políticos presentan propuestas realistas, honestas y transparentes que desenmascaren planteamientos populistas de quienes proponen soluciones inviables y que no resolverán la crisis actual en el país, pueden ofrecer posibilidades para un período político fecundo en el ejercicio de los Consejos Municipales, la Asamblea Legislativa y el PARLACEN, que respondan a las grandes necesidades y expectativas de la población. Esperemos que los líderes que serán elegidos no caigan en la trampa del inmediatismo y no busquen solamente su propio bienestar. El papa Francisco en la Encíclica Fratelli Tutti expresa que estos líderes populistas degradan su liderazgo popular en el inmediatismo: “Se responde a exigencias populares en orden a garantizarse votos o aprobación, pero sin avanzar en una tarea ardua y constante que genere a las personas los recursos para su propio desarrollo, para que puedan sostener su vida con su esfuerzo y su creatividad. En esta línea dije claramente que estoy lejos de proponer un populismo irresponsable. Por una parte, la superación de la inequidad supone el desarrollo económico, aprovechando las posibilidades de cada región y asegurando así una equidad sustentable. Por otra parte, los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, solo deberían pensarse como respuestas pasajeras” (Nº 161).

Solamente líderes con capacidad de propuestas realistas, que tengan un horizonte amplio y que realmente miren al bien común, pueden afrontar y superar la crisis actual en el país sin caer en la trampa del momento que es el populismo que se hace sentir como un fenómeno muy amplio en nuestro mundo globalizado.

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