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De las interpelaciones por la crisis del agua

La Asamblea Legislativa aún no ha decidido si pedirá la destitución de los dos funcionarios que fueron interpelados recientemente, por la crisis del agua que se generó a finales de enero, cuando la ciudadanía recibió el agua con mal olor y sabor y con color café, que los diputados y la población calificaron como “agua shuca”.

La interpelación está establecida en el artículo 131 de la Constitución de la República que en el inciso 34 dice: “Corresponde a la Asamblea Legislativa: Interpelar a los ministros o encargados del despacho y a los presidentes de Instituciones Oficiales Autónomas”.

Hay que aclarar que la ministra de Salud, doctora Ana Orellana y El presidente de la ANDA, arquitecto Frederick Benítez fueron interpelados porque en tres ocasiones rehusaron acudir a igual número de citaciones a las comisiones legislativas que tienen que ver con temas de salud y medio ambiente.

Los citatorios -y más tarde las interpelaciones- se dieron luego de que públicamente circuló información contradictoria de la crisis del agua, y porque se sospechó que no se atendió el serio problema a tiempo. Además de declaraciones infortunadas tanto de la ministra de Salud como del presidente de la ANDA.

La primera dijo que pese a las características que presenta el agua, así como su mal olor, podía ingerirse una vez fuera hervida. Mientras que el presidente de la ANDA había dicho que el agua podía ingerirse, y que él incluso “hasta había rebajado de peso”.

La llamada crisis del agua quedó en evidencia el 20 de enero, luego de que el presidente de la República, Nayib Bukele, en horas de la noche pidió disculpas por la crisis del agua y ordenó la distribución de agua embotellada, para lo cual invirtieron 350,000 dólares.

“Pedimos disculpas como Gobierno porque debimos atender más rápido, gracias a Dios no hay afectaciones en enfermedades gastrointestinales (…) ya se resolvió el problema y no volverá a pasar”, manifestó el mandatario, quien explicó que el problema lo habían generado tres tipos de algas que se filtraron en la planta procesadora Las Pavas.

Antes que el presidente Bukele informara de la crisis, y reconociera que no se atendió de forma oportuna, un par de días antes el presidente de la ANDA escribió en un tuit que el problema “ya estaba resuelto”, lo cual no era cierto, y que el mismo presidente Bukele lo había manifestado.

Además, circuló una información que la coloración del agua y la fetidez se debía al agua que se extraía de pozos que hace años habían sido clausurados porque estaban contaminados.

Toda esta información despertó la preocupación en la Asamblea Legislativa, por lo que buscó conocer qué había generado realmente la crisis del agua, si los 1.2 millones de habitantes del Gran Salvador había estado expuesto a un peligro de salud y cuál había sido la respuesta del Gobierno, en el sentido de si hubo un plan de contingencia y qué aspectos contenía.

Ninguno de los dos funcionarios aclararon las dudas de los diputados, ni mucho menos de la ciudadanía, en cuanto al origen del problema y quién o quiénes fueron los responsables; es más, dejaron más dudas que los cuestionamientos de los diputados.

Tanto la ministra de Salud como el presidente de la ANDA se desligaron de la responsabilidad de la calidad del agua, por lo que la ministra de Salud, el sábado de la semana pasada y el lunes, dijo que era responsabilidad de la ANDA; mientras que Benítez dijo que era responsabilidad del Ministerio de Salud. Al escuchar a los dos funcionarios quedó claro que a ninguna de las dos instituciones les ha preocupado la calidad del agua que reciben los salvadoreños.

Ni la ministra de Salud ni el presidente de la ANDA respondieron las inquietudes de los diputados; es más, ambos funcionarios llevaron el mismo libreto: repetir insistentemente lo primero que dijeron al responder el cuestionario que con antelación les habían mandado, y en otros momentos hasta hicieron changoneta; es decir, intentaron ningunear a los diputados.

El plan era echarse la culpa uno al otro, o recurrir a responsabilizar a las administraciones anteriores.

“Si queremos encontrar culpables debemos remontarnos al pasado, a presidencias anteriores (…) Carlos Perla desfalcó a la institución, el siguiente presidente de ANDA estuvo bajo la sombra de Perla, César Funes también está preso y Marco Fortín no entendía nada del tema de agua; son treinta años en que no se ha invertido en la institución”, dijo Benítez en su defensa, sin aceptar responsabilidad alguna, incluso, hasta de la falta de un plan de contención de la presente administración.

Lo que sí quedó claro es que el agua que sirve la ANDA, que es procesada (supuestamente purificada) en Las Pavas, NO ES APTA PARA CONSUMO HUMANO. También quedó claro que en cualquier momento puede haber otra crisis como la vivida en las dos semana intermedias del mes de enero, o peor, porque no existen los mecanismo o tecnología para anticiparla.

Otro aspecto que también quedó claro es la incompetencia de los dos funcionarios interpelados. El presidente de la República tiene hoy la palabra.

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