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De la nueva Sala de lo Constitucional

Es cierto que la Asamblea Legislativa no está exenta de las críticas por haberse tardado 125 días en elegir a los cuatro magistrados de la Sala de lo Constitucional y uno de lo Contencioso Administrativo, con sus respectivos suplentes, pero los responsables reales no fueron los diputados en sí, sino, los grupos de poder de facto, sobre todo económicos.

Claro, en la Asamblea, la fracción legislativa obediente a los intereses de los grupos de facto es la de ARENA, que con el apoyo mediático, se vendió como la fracción defensora de “la elección de los más calificados”, mientras que a los otros, al FMLN y a GANA los puso como los responsables de pujar por los candidatos “partidarios”.

Lo cierto es, como decimos al principio, que los grupos de poder de facto querían que en la Sala de lo Constitucional estuvieran cuatro magistrados salidos de la asociación de abogados que todo mundo sabe que son de derecha, porque son los que además, representan a las familias más ricas del país, y, por ende, son los que están al frente de los “bufet de los millonarios”.

Estos grupos de poder pretendían que la nueva Sala de lo Constitucional siguiera el plan de la Sala saliente, en el sentido de anular, sino es que aniquilar, a todo aquel profesional del derecho que no fuera de derecha o de ideología derechista.

Esperemos que la nueva Sala, a pesar de que haya uno o dos representantes del gran capital, hagan un trabajo más en función de defender la Constitución y pensando en la nación. Que contribuyan a lo que la Constitución también apela a la armonía entre los tres Órganos del Estado.

Y de ser posible, esta Sala debe enmendar los desaguisados y las violaciones que cometieron los magistrados salientes, como por ejemplo, restituir las libertades civiles de quienes fueron afectados por la Sala Anterior.

Hay que hacer viables los proceso electorales, lo que implica que hay que rectificar aquellas resoluciones de la Sala que enredaron nuestros procesos electorales, y sobre todo, rescatar el derecho a tener una ideología y una opción política partidaria  eliminando el nefasto voto cruzado.

El sistema democrático representativo en la Asamblea Legislativa y los Concejos Plurales es suficiente, por lo que el voto cruzado es una estupidez y un golpe artero a las ideologías, sobre todo a la izquierda.

Démosle entonces el beneficio de la duda a la nueva sala de lo Constitucional, y que Monseñor Romero los ilumine y les dé sabiduría.

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