Samuel Amaya
@SamuelAmaya98
Este domingo, en la Cripta de Catedral Metropolitana de San Salvador, el padre José Antonio Cruz presidió la homilía de la Santa Misa. En su mensaje señaló que el Señor resucitado es el ejemplo de la salvación que todos deben buscar.
El líder religioso inició la interpretación del evangelio identificando en que el problema de muchos, es que no se brinda testimonio, “o no mostramos la alegría del Jesús resucitado”.
“Está bien, Jesús resucitado entre los muertos, sí, pero es que conectado a eso, también nosotros hemos de resucitar. Ya no hay muerte, aquello que nosotros le llamamos muerte en este mundo, para nosotros los cristianos, no es más que una transición a la plenitud de vida”, dijo el sacerdote.
Cruz recordó que atestiguaron el misterio de salvación, “porque confiamos en la palabra del Señor en todos estos testimonios de la resurrección. No es solo uno, son muchos testimonios después de la muerte de Jesús y del signo del resucitado”.
El religioso comentó que ahora “creemos en el Jesús resucitado y que la muerte no es un signo de final, sino de transición a la vida de plenitud, siempre y cuando nosotros hayamos escuchado la palabra de Dios, hayamos procurado hacer vida ese evangelio en cada día, en nuestras vidas”.
Es decir, el padre invitó a buscar ser buenos cristianos para lograr esa salvación y estar en el reino de los cielos.
Ser buenos cristianos implica vivir siguiendo el ejemplo de Jesús, practicando el amor y la compasión en las acciones diarias. Amar al prójimo no es solo una sugerencia, sino un mandato que Jesús dejó, recordando que en ese amor se refleja la fe y gratitud hacia Dios.
Lo anterior, incluye perdonar, ayudar al necesitado y actuar con humildad, reconociendo que todos son hijos de Dios. Al vivir de esta manera, se fortalece la comunidad y se lleva la luz de Cristo a quienes rodean.
Creer en la resurrección de Jesús es el fundamento de la fe cristiana, pues asegura que la muerte no tiene la última palabra. Su triunfo sobre la muerte es una promesa de esperanza y vida eterna para quienes buscan la salvación. Este camino no es fácil, pero con fe, oración y obediencia a la palabra de Dios, se puede avanzar hacia esa meta celestial.