Saúl Méndez
Colaborador
Este martes 23 de septiembre se realizó en el distrito de Suchitoto, Cuscatlán Norte, la clausura del Proyecto de Respuesta ante Incendios Forestales y Agropecuarios, una iniciativa que buscó fortalecer las capacidades comunitarias frente a los siniestros que afectan la región durante la época seca.
El acto contó con la presencia de Rudencinda Orellana, directora ejecutiva de PROVIDA; Antonio Flores, gerente regional de Cabañas y Cuscatlán; la, jefa de la Unidad Medioambiental de Cuscatlán Norte, Lucía Murillo, y una delegación de la Alcaldía Municipal encabezada por Marlene Mejía. La coordinación general estuvo a cargo del Rodrigo Valdez.
También estuvieron presentes representantes de las ocho juntas de agua de Suchitoto y de la Mesa de Manejo de Agua y Fuego.
El proyecto fue ejecutado por PROVIDA, con financiamiento del Ayuntamiento de Pamplona, España, y la mediación del Colectivo El Salvador Elkartasuna. Como parte de la clausura se entregaron diplomas a los participantes de las capacitaciones técnicas (teóricas y prácticas) en manejo de incendios y primeros auxilios, provenientes de juntas de agua, cuerpos de bomberos voluntarios y del Cuerpo de Agentes Municipales (CAM).
Uno de los momentos más destacados fue la entrega de equipo especializado, que incluyó herramientas manuales, dispositivos electrónicos, insumos digitales y botiquines de primeros auxilios.
El propósito es que las comunidades y autoridades locales den una respuesta inmediata mientras se activa el apoyo institucional de Bomberos Nacionales, cuya presencia suele estar limitada por la distancia de sus centrales.
La labor de PROVIDA tiene raíces históricas en la región. Durante la guerra civil de los años ochenta, la organización surgió como un esfuerzo humanitario para atender a comunidades rurales en condiciones de extrema vulnerabilidad. Con personal médico y brigadistas, brindó apoyo en salud preventiva y primeros auxilios, además de formar a voluntarios que asumieron la atención comunitaria en medio de la represión y los desplazamientos forzados.
Tras el conflicto, PROVIDA mantuvo su presencia en Cabañas-Cuscatlán, ampliando su misión hacia la seguridad alimentaria, la nutrición infantil, la salud integral y la promoción comunitaria. Hoy, muchos de los hombres y mujeres que colaboraron en aquel periodo siguen activos como promotores de salud en sus comunidades, con la credibilidad y el reconocimiento de la población.
PRO-VIDA, que cumplirá 41 años en octubre de 2025, ha dedicado 18 de ellos a ejes estratégicos como el acceso al agua como derecho humano, métodos innovadores de agricultura, gestión del riesgo y organización social.

María Rudecinda Orellana, directora ejecutiva de la organización, detalló la finalidad de la organización: “Nacimos en 1984, en el contexto del conflicto armado, cuando un grupo de personas observó la difícil situación de la población, especialmente de niños y niñas. Creamos un refugio para protegerlos, y apenas era el comienzo para la Asociación Salvadoreña de Ayuda Humanitaria PRO-VIDA”.
Eduardo Alfonso González, gerente de Gestión Integral de Riesgos y Cambio Climático de la Asociación Salvadoreña de Ayuda Humanitaria PRO-VIDA, explicó que actualmente también se ejecutan otros proyectos como “Fortalecimiento y Revitalización del Idioma Nahuat” en el occidente del país.
Dicho proyecto, nacido en 2010, sigue la metodología de la inmersión lingüística Cuna Nahuat, dirigido a niños en edad preescolar. La primera escuela se fundó en Santo Domingo de Guzmán, Sonsonate, el municipio con mayor número de hablantes del idioma originario en el país, lo que permite que los pequeños utilicen la lengua también fuera del aula.
Con el proyecto de prevención y respuesta ante incendios, PROVIDA y sus aliados internacionales refuerzan la tradición de trabajo solidario y comunitario en Suchitoto, adaptándola a los desafíos ambientales que enfrenta el territorio.
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