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1932: Ejecución de Martí, Luna y Zapata II

Caralvá

Intimissimun

 

En la saga de nuestras publicaciones en relación a ese año, nos permitimos la licencia de reproducir algunos artículos de 1931 y comentarios socio-antropológicos e históricos en 1932, nuestra fuente es Diario Latino[1].

Diario Latino 1 de febrero de 1932 “La universidad es una fábrica de hombres mediocres y sin conciencia” dijo A. Luna antes de morir.

“Luna y Zapata comulgaron devotamente pero Martí se negó a recibir auxilios cristianos, diciendo que no creía en eso.

“Agustín Farabundo Martí, Mario Zapata y Alfonso Luna a las siete y un cuarto, en esta capital, en en el solar situado al costado Norte del Cementerio General, al margen de la cuarta calle poniente.

“Desde la mañana de ayer nuestros reporteros se dedicaron a la búsqueda de los más completos detalles de la ejecución, la cual como se había determinado en el acta del Consejo de Guerra, se verificaría en público y en la mañana de hoy.

“De esta suerte DIARIO LATINO ofrece a sus lectores la versión más exacta y completa de la fusilación, ya que sin representantes tuvieron la oportunidad de presenciarlos sin omitir detalle alguno.

Un vistazo retrospectivo

El día veintiuno de enero mismo, a eso de las diez de la noche, fuerzas de la policía capturaron en una casita del barrio de San Miguelito a los líderes comunistas Agustín Farabundo Martí, Alfonso Luna y Mario Zapata, decomisándoles documentos de mucha importancia referentes a un plan de asalto a los poderes públicos y a un grande y grave trastorno a la vida social. También les decomisaron dos paquetes que una vez que fueron abiertos, resultaron conteniendo no menos de cien bombas de dinamita, destinadas a segar mucha vidas y destruir muchas propiedades.

“Lo demás ya lo saben los lectores; los graves trastornos que han venido alterando la tranquilidad de la sociedad salvadoreña.

Se reúne el Consejo de Guerra

“Llenados los demás requisitos legales es decir instruido el proceso correspondiente, con todos sus detalles de ley, el asunto fue sometido a consejo de guerra el día treinta de enero último. Este consejo de guerra se reunión a las seis de la tarde en la Penitenciaría Central para examinar el proceso y determinar la pena que correspondería a los detenidos sediciosos.

“El Consejo quedó integrado así: presidente general Manuel Antonio Castañeda; vocales coronel Hipólito Ticas, general Emilio Marroquín Velásquez, coronel Domingo García Morán, coronel Ladislao Escobar Morán. Como secretario actuó el coronel Ladislao Escobar. Fiscal General Eleazar López; defensor, bachiller René Padilla.

“ A las siete de la noche comenzó la lectura del proceso en las oficinas de la Dirección de la Penitenciaría y terminó más o menos a las once de la noche, comenzando inmediatamente los debates, los cuales finalizaron a la una de la madrugada del día de ayer. A esa hora llevaron a los reos a la celda y se reunió el Consejo de Guerra en privado para dictaminar. A eso de las seis horas y media fueron abiertas las puertas y se dio a conocer el fallo los tres reos fueron condenados a muerte por fusilación, por los delitos de sedición y rebelión.

“Una vez que les fue notificada la sentencia, los reos apelaron de la resolución ante el Comandante General del Ejército.

“ Además de haber hecho la defensa el bachiller René Padilla se defendieron por sus propios los reos Zapata y Luna.

En capilla ardiente

“En la Penitenciería Central fue instalada la capilla ardiente y se les permitió que fueran visitados por sus familiares y amigos. También se les permitió escribir algunas cartas.

“ La causa fue enviada en apelación al señor Presidente y Comandante General del Ejército quien poco después la devolvió.

Todo listo para la ejecución

“ Desde  la madrugada de hoy todo estaba listo para la ejecución y desde muy temprano fueron llegando al sitio señalado fuerzas de guardia nacional y policía. A las seis y media de la mañana llegaron los soldados que harían la descarga contra los reos bajo el mando del teniente Manuel Velásquez.

“A las siete de la mañana llegaron los reos en una ambulancia de la policía, seguidos del consejo de guerra, del juez militar, Doctor Rodríguez Miranda y los médicos forenses. Seguían varios camiones con tropas equipadas de ametralladoras y fusiles para guardar el orden.

Un discurso de Luna

¨Poco antes de haber salido de la Penitenciería en aquel mismo local, Luna habló. Dijo que la Universidad Nacional estaba llena de hombres mediocres, de hombres sin valor y sin alma. Y en seguida soltó un largo y fogoso discurso contra ese centro del cultura, expresando su criterio de que la Universidad es “una fábrica de hombres mediocres y sin conciencia”.

La comunión de los reos

“Esta mañana, antes de que fueran conducidos al patíbulo dos de los reos hicieron su comunión, habiendo antes confesado sus pecados al presbítero García Prieto, que los acompañó hasta el último momento.

“Luna y Zapata comulgaron devotamente, pero Martí manifestó que él no comulgaba porque no creía en tales ceremonias. Durante esos momentos como en el resto del tiempo que transcurrió, Martí estuvo muy sereno y únicamente se le miraba intensamente pálido.

Alineados en el paredón

“A las siete y minutos, los reos fueron alineados junto al paredón del costado norte del Cementerio, frente a la cuarta calle poniente, la cual, en pocos instantes se llenó de espectadores que sumaban unos quinientos.

“La tropa, bajo las órdenes del teniente Velásquez, se formó frente a los reos. Martí estaba en el centro, Luna a su izquierda y Zapata a la derecha.

Castellanos Rivas los acompañaba

“Por petición expresa de los sentenciados, el distinguido escritor y periodista don Jacinto Castellanos Rivas, Secretario Particular de la Presidencia de la República, los acompañó en los últimos momentos. Dos o tres minutos antes de la ejecución se dieron un fuerte abrazo. También abrazaron los reos a otras personas, entre ellos al doctor José Antonio Pinto Lima de quién Martí se despidió con un fuerte apretón, Luna llamó al oficial que mandaba la tropa y dijo: oficial, ordene a esos obreros que no me tiren a la cara, sino al pecho.

La primera descarga

“A las siete y un cuarto, Luna pidió que se le permitiera hablar, pero ya el oficial había dado la orden de “firmes” a sus soldados, siguiendo la orden de “apunten” y en seguida la palabra definitiva: “fuego”. Se oyó una descarga, Martí y Zapata se fueron de lado, sobre el brazo derecho, Luna quedó por unos instantes de pie, pero una nueva descarga le hizo caer hacia el poniente quedando doblado.

¿Cae una bala misteriosa en medio de un grupo?

“Cuando se procedía a la ejecución, y en el momento que se oyó la primera descarga, se dijo que una bala misteriosa había caído en el suelo, entre un grupo de oficiales militares, lo cual motivó alguna alarma, pero luego se comprobó que no había ocurrido tal, sino que una bala, al chocar contra el muro hizo saltar un trozo de ladrillo muy pequeñito.

La muerte de Zapata

“La muerte de Zapata no ocurrió a las primeras descargas, acaeció hasta unos cinco y ocho minutos más tarde, cuando se hallaba tendido en el suelo. Hubo necesidad de darle el tiro de gracia con premura, y a pesar de ello, el joven Zapata siguió viviendo breves instantes.

“Un grueso hilo de sangre manaba del cráneo, hasta que el cuerpo quedó completamente cadáver.

Se procede al reconocimiento

“Inmediatamente los médicos forenses, doctores Salvador Ambrogi y Macario Cabezas practicaron el reconocimiento legal, junto al juez militar.

Los tres ataúdes estaban listos

Terminado el reconocimiento médico legal, el Fiscal Militar ordenó que fueran llevados los ataúdes, lo cual se hizo inmediatamente, procediendo a colocar los cadáveres en sus respectivas cajas. A las ocho de la mañana, los cuerpos fueron trasladados al Cementerio y allí se les dio sepultura con fábrica media y bajo los números 9991, 9992, y 9993, que así quedaron numerados los sepulcros.

Quienes eran los ajusticiados

“Martí tenía unos treinta y cinco años. Era originario de Teotepeque, departamento de La Libertad y procedía de una familia de aquel lugar, bastante acomodada. Era terrateniente y desde muy joven se dedicó a los estudios de las cuestiones sociales, inclinándose por las doctrinas de Marx. Fue estudiante de Derecho. Muchas veces fue encarcelado y expulsado del país por agitación comunista.

“Alfonso Luna era hijo del don Eduardo Luna y de doña Mar Calderón de Luna, ya muertos y nieto de doña Indalecia Luna viuda de Morán, viva y residente en Ahuachapán. Era estudiante de quinto curso de Derecho.

“Mario Zapata era hijo de doña Mercedes Zapata y del doctor Francisco Gutiérrez Cónsul General de Nicaragua; era sobrino carnal del Doctor Baltazar Zapata por muchos años Gobernador del Departamento de San Miguel. Era también estudiante de Quinto Curso de Derecho de la Universidad Nacional.

Custodiando las tumbas

“Varias parejas de guardia nacional quedaron en el Cementerio General guardando las tumbas números 9991, 9992, 9993, a fin de evitar que la curiosidad pública pudiera ocasionar algunos daños en los demás sepulcros.

Allí estarán esas parejas de la guardia hasta que se juzgue innecesaria su presencia”.
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[1] De aquella época 1931-1932 hemos publicado varios artículos y reflexiones, algunas crónicas y comentarios se encuentran reseñadas en la Serie Democracia y periodismo contra la desconfianza política ( volúmenes: III, VI, VII) disponible en versión e-book y pasta blanda; la riqueza del estudio histórico fortalece a las academias de historia, lengua, ciencias sociales etc. https://www.amazon.com/gp/product/B0BKRJXY6K?ref_=dbs_p_mng_rwt_ser_shvlr&storeType=ebooks

 

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.