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14 de febrero en Santa Tecla

 

Marlon Chicas – El tecleño Memorioso

¿Quién no suspiró alguna vez por el amor de sus amores, en aquellas frías noches tecleñas; un 14 de febrero? ¿A quién no corretearon en más de una ocasión por la osadía de llevar serenata a la joven de su corazón?

Las anteriores interrogantes, evocan gratos recuerdos de una bella tradición en Santa Tecla, cuando jóvenes enamorados contrataban a trovadores nocturnos, para dedicar dulces melodías a simpáticas doncellas, que tímidamente se asomaban por los balcones de sus casas para encontrarse con su Romeo, el que estoicamente soportaba las gélidas noches de la ciudad.

Imposible olvidar esas romanzas; en la que los eternos enamorados, no escatimaban esfuerzo alguno para observar por un instante, a la chica de sus sueños; en tanto otros, emulaban con su actuar a los ídolos del cine mexicano con música de mariachis.

Los más discretos, contrataban a solistas que, con armoniosas voces y cuerdas de guitarra, hacían la corte a la elegida; de esa forma el embelesado se acercaba al amor de sus amores. En lo particular muchas de estas historias aquí descritas fueron vistas en mi niñez en los vetustos apartamentos de don Valentín Fuentes (QDDG), al final de la 1ª calle poniente.

Cómo de todo hay en la viña, no puedo dejar mencionar algunos momentos graciosos con incautos apasionados y la cómplice de sus desvelos, en las que falló el cálculo de dicha romanza, siendo descubiertos por un iracundo padre; lo que, terminaba generalmente en desbandada del intrépido Romeo.

Aún recuerdo a un desorientado enamorado que al llegar a la puerta equivocada en la que se suponía era el hogar de su pretendida, afinó su guitarra y entonó el siguiente estribillo “Despierta dulce amor de mi vida…”, a los pocos segundos, una furiosa voz, se hizo escuchar en el lugar ¿Quién se atreve a desvelarnos a esta hora? Lo que fue acompañado de baldazos con agua, por lo que él despistado enamorado puso pies en polvorosa ¡Nunca más se supo de tan distinguido Negrete por aquellos apartamentos de Dios!

Otros no tan románticos, se acompañaban de combos de música “guapachosa”, en ese tiempo, lo que interrumpía el santo sueño de propios y extraños, obligando a los vecinos a no pegar los ojos toda la noche, provocando en algunas ocasiones la oportuna intervención de la Guardia o la Policía de antes; que en un santiamén hacían volver la tranquilidad al vecindario.

Debido al conflicto armado; esta bella tradición se vio obligada a suspenderse en la Santa Tecla del ayer, quedando solo gratos recuerdos en las páginas de la historia.

¡Feliz día del Amor y la Amistad!

 

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