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Rodeado de artesanías de colores, seek collares, diagnosis aretes y llaveros, José Felipe Gallegos permanece sentado al lado de la mesa donde ofrece las creaciones artesanales a las personas que transitan frente a el. La armonía de colores y formas, contrastan con los lentes oscuros que matizan su rostro y las dificultades que han pasado en la vida de este salvadoreño, para llegar hasta el presente día. Junto a él yace lo que se ha convertido en su aliado personal, como un amigo inseparable, un bastón blanco que espera el momento en que José se ponga de pie, lo tome y comience a caminar.
“Hace unos años, si me hubieran dicho que hiciera un llavero de estos, le hubiera dicho que estaba difícil. Nunca me imaginé que un día iba a hacer artesanías”, dice Gallegos, mientras enhebra los hilos de una artesanía que está por comenzar.
Cuatro años atrás este emprendedor trabajaba como vendedor, pero la diabetes cesó su vista a causa de una retinopatía. La depresión y la negatividad se apoderaron de su personalidad. Luego de un año José volvió a las actividades gracias a la educación en el Centro de Rehabilitación de Ciegos “Eugenia de Dueñas”, que el pasado jueves festejó 59 años de fundación.
A lo largo de las décadas este centro de estudio y rehabilitación se ha convertido en una luz en el camino para las personas que padecen ceguera.
Ahí se imparten los programas básicos funcionales que conllevan clases de actividades de la vida diaria, de adiestramiento manual y de movilidad. Asimismo, los programas complementarios que son el inglés, informática y los cursos de masajes.
Las instalaciones del centro de rehabilitación, ubicado sobre la 21 calle poniente de San Salvador fue donado por la familia Dueñas, para atender la necesidad de rehabilitación y educación de las personas con discapacidad visual. “Es un enorme gozo ver que las personas se rehabilitan, es un enorme logro ver que las transformamos. No solo aprenden a movilizarse, a leer Braile, sino que también el arte se les fomenta para que el día de mañana ellos pueden vivir del arte que acá se les enseña”, manifiesta Isabel Margarita Alfaro, directora del centro de rehabilitación.
Actualmente, 230 alumnos forman parte de la población escolar del centro, entre personas nacidas ciegas o que han perdido la vista en algún momento de la vida. En algunos casos, si la situación es difícil, la rehabilitación puede durar hasta seis años.
Los maestros son capacitados regularmente para mejorar los procesos de formación y se está trabajando en la capacitación de maestros de los centros escolares para que tengan los conocimientos a la hora de enseñar a estudiantes de este tipo. Sergio Isaí Gómez, de seis años, forma parte de los 230 alumnos en rehabilitación. Padece retinoblastoma bilateral, por lo que fue remitido del Hospital Benjamín Bloom, la madre de este pequeño mira con satisfacción el avance que ha tenido Sergio en su desarrollo didáctico. “El ha aprendido a desenvolverse, a desarrollarse, ya usa su bastón solo gracias a Dios. Todo lo que les enseñan está bien, incluso hasta puede nadar solo, él sueña con ser profesor de inglés”, Expresa Ana Elizabeth Mata.
Durante los actos de celebración, diferentes estudiantes demostraron las habilidades aprendidas en el centro de rehabilitación; desde crear artesanías, tocar instrumentos musicales, hasta interpretar canciones con gran talento. A lo largo de las décadas han sido miles los testimonios de personas con discapacidad visual que aseguran, la vida les ha vuelto a iluminar sus pasos gracias a la educación del Centro de Rehabilitación ara Ciegos “Eugenia de Dueñas”. Este lugar es una luz en el camino de la rehabilitación visual.
