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@davidmar215
“Viejo mi querido viejo” del cantautor Piero resuena a todo volumen en una bocina de esas modernas en el cementerio La Bermeja, de San Salvador. El motivo: recordar al padre que se fue de este mundo y dejó un legado a su familia, especialmente a sus hijos.
Este es el caso de la familia Meléndez, quienes llegaron hasta este camposanto a recordar a su padre, un obrero de 60 años que murió de un infarto hace dos años y aseguran dejo lecciones muy agradables para sus vidas.
“Físicamente no lo tenemos, pero para mi es de gran satisfacción estar aquí visitando su tumba. Para mi fue el mejor padre que hay en el mundo, antes de morir las últimas palabras que le dije fueron -que si volvía a nacer lo escogiera nuevamente como mi padre-”, expresó Sonia Meléndez, quien así rendía homenaje a su padre.
En tanto, como parte de las vueltas que da la vida, Cristian Alfredo Bernal, un padre de 38 años llegó a recordar a su hijo, un joven de 19 que comenzaba a estudiar primer año de la carrera de medicina en una universidad privada del país.
Para Bernal, su sueño era ver a su primogénito como un gran profesional: “sueño que todo padre tiene para sus hijos. Lastimosamente me lo arrebataron y pues la vida es así. Pensé que el me enterraría a mi y no yo a él, pero así es la vida”.
Pero no sólo de enflorar y recordar momentos memorables se trató este día del padre, pues también hay quienes tienen que buscar el sustento diario para sus hijos, como el caso de Juan Argueta, un vendedor guatemalteco que desde hace más de 30 años ha venido al país a comercializar sus productos y llevar el sustento a su esposa e hijos.
Y así se pasa el día del padre en El Salvador, entre recuerdos y trabajo, por parte de ese ser que es parte fundamental para forjar a las nuevas generaciones.
