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Por: René Estrada
@Diario Colatino
“El niño del Papel Higiénico” es el mote que se ha ganado Juan José Martínez, por su tesonera venta de este artículo de primera necesidad, que ofrece como vendedor ambulante en las calles y en el mercado municipal de Tonacatepeque, San Salvador.
Juan José aparenta ser menor de edad, por su contextura pequeña, cuerpo delgado y frágil, pero tiene 39 años de edad y su singularidad infantil proviene de su trato amable y tranquilo.
Desde muy niño pierde el conocimiento, cuando recibe una mala noticia o un regaño, un padecimiento que lejos de ser un obstáculo en su vida, le impulsa a trabajar y mantener a su familia en su humilde hogar, en el cantón Las Fuentes, de Tonacatepeque.
Su padre, Sebastián Martínez Alfaro, de 89 años, y Cristian Martínez, de 35 años, confinado a una silla de ruedas por una parálisis, son el núcleo familiar de Juan José y por quienes sale a trabajar a diario.
De su madre, Rosalina Carranza, quien falleció de un infarto hace 7 años, resguardan su recuerdo en sus memorias y una fotografía que domina la humilde morada.
“Nosotros vivimos juntos en las buenas y en las malas”, dijo Juan José, mientras camina con su fardo de 48 rollos de papel higiénico, que vende a un dólar cada paquete de cuatro rollos y, cuando le va bien en la venta, puede obtener una ganancia de dos dólares por fardo.
Cada amanecer, Juan José le pide a Dios poder vender al menos dos fardos de papel higiénico para obtener una ganancia que le permitirá comprar frijoles, maíz, arroz, azúcar y las tortillas para la familia.
Juan José culmina siempre su jornada de trabajo entre el mercado municipal y los barrios de Tonacatepeque en horas del mediodía; luego, va fielmente a la parroquia del pueblo, que le entrega un almuerzo que se lleva para compartir junto a su padre y hermano.
Querido y reconocido por muchos en los barrios y mercado municipal, Juan José es prueba fehaciente de que “cuando se quiere, se puede”.
