Saúl Méndez
Colaborador
El más reciente estudio de la Fundación para el Desarrollo de Centroamérica (FUDECEN) reveló que las mujeres salvadoreñas destinan, en promedio, 38 horas semanales a tareas de cuidado no remuneradas, mientras que los hombres solo dedican 13 horas. Según la organización, esta desigualdad tiene un impacto directo en la participación laboral femenina: el 66.5% de las mujeres que no forman parte del mercado laboral atribuyen su inactividad a responsabilidades domésticas y de cuidado.
El estudio titulado «Finanzas públicas y su impacto en la economía del cuidado en El Salvador», presentado este miércoles por FUDECEN, contó también con el respaldo del Centro para la Defensa del Consumidor (CDC) y la Asociación Popol Na.
«Algo que sostiene nuestras sociedades, pero casi nunca es titular, es la economía del cuidado, esa red invisible de trabajo: lavar, cocinar, cuidar niños y niñas, ancianos o enfermos, que en América Latina recae principalmente sobre las mujeres», manifestó FUDECEN.
La investigadora Jessica Veloz explicó que existe una brecha significativa entre mujeres y hombres en la realización de tareas domésticas y en el cuidado de personas. Esta realidad, señaló, limita las oportunidades de muchas mujeres para incorporarse al mundo laboral.
«En cuanto al gasto de las horas de trabajo, del cuidado no remunerado, como lo es el cuidado directo y el cuidado indirecto, que se refiere a los quehaceres del hogar, vemos ahí la diferencia entre el hombre rural, la mujer rural, incluso en ámbitos urbanos», detalló Veloz.
«Existe por estos roles que históricamente tiene la sociedad latinoamericana, pues afecta en que las brechas en desigualdades de género siguen creciendo:
la brecha salarial, el acceso a servicios de ahorro para el retiro, seguridad social. Porque las mujeres se insertan en mercados laborales informales, al no tener tiempo suficiente o incluso porque muchas mujeres dejan de estudiar para dedicarse al cuidado», agregó.
«Estudiamos que las mujeres cuando nos encargamos de las tareas de cuidado, no solamente es de cuidado cara a cara con los niños o con los adultos mayores, ni tampoco es solamente el cuidado del hogar, sino que también es el cuidado de las finanzas», apuntó la investigadora.
Por su parte, Óscar Cabrera, presidente de FUDECEN, criticó que el Estado salvadoreño no esté protegiendo adecuadamente a quienes ejercen labores de cuidado. Aunque reconoció cierta inversión en la primera infancia, advirtió que poco se ha hecho para atender las necesidades de las personas mayores, lo cual calificó como preocupante. A su juicio, esta inversión debe reflejarse de forma clara en los presupuestos anuales.
«Estamos pidiendo que se visibilice la economía del cuidado con una asignación clara y definida», puntualizó.
El economista lamentó que los presupuestos públicos no contemplen un rubro específico para la economía del cuidado. «Además, observamos que el gasto se concentra en la primera infancia, dejando de lado el cuidado de personas mayores», añadió.
Cabrera también enfatizó que el trabajo de cuidado no debe recaer únicamente en las mujeres, y subrayó la urgencia de redistribuir estas tareas para reducir la carga horaria y permitir que más mujeres puedan acceder al empleo o continuar con su formación académica.
«Este estudio viene a reafirmar otros análisis que hemos realizado en la Fundación para el Desarrollo de Centroamérica sobre la importancia del trabajo no remunerado que realizan las mujeres en la economía salvadoreña», señaló Cabrera.
En el marco del proyecto, FUDECEN ha propuesto una serie de medidas fiscales para respaldar estas políticas. «Entre nuestras recomendaciones se encuentran la implementación de impuestos progresivos, un impuesto al patrimonio global, y que las rentas del capital tributen en igualdad de condiciones que las rentas del trabajo. También planteamos restituir el impuesto sobre la renta y establecer gravámenes a las emisiones de CO₂», detalló Cabrera.
Entre las principales recomendaciones del estudio, se destaca la necesidad de contar con presupuestos públicos sensibles al género, que permitan financiar acciones concretas orientadas a promover la corresponsabilidad social en las tareas de cuidado. Estas medidas, según la investigación, son clave para la implementación efectiva de la Política Nacional de Corresponsabilidad de los Cuidados (PNCC), aprobada en 2023 en El Salvador.
El informe también propone mecanismos de financiamiento desde una perspectiva feminista, y subraya que una política fiscal integral debe incluir la reforma del sistema laboral. En ese sentido, plantea la creación de incentivos fiscales para las empresas que adopten medidas de conciliación entre la vida laboral y personal, como permisos parentales equitativos y esquemas de trabajo flexible.
«El 96.5% de las trabajadoras remuneradas del cuidado, como empleadas domésticas, microempresarias, entre otras, están en empleos precarios, sin seguridad social y sin fondo de pensiones. Es una paradoja: cuidamos a otros, pero nadie cuida a quienes cuidan”, recalcó Cabrera.
«No es solo un tema de mujeres, es un asunto económico, político y de supervivencia para nuestra región. La cruda realidad es que las mujeres están al límite», concluyó.
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