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Yaneth Estrada
@caricheop
El ministro de Salud, Francisco Alabí reiteró que el Sistema Nacional de Salud cuenta con capacidad instalada para hacer frente a un posible rebrote de COVID-19, gracias a la inversión del Gobierno en la mejora de la infraestructura hospitalaria y la construcción del Hospital El Salvador. Actualmente, el país registra 32,925 casos confirmados de COVID-19, con 962 fallecidos y 28,582 recuperados.
De acuerdo con el ministro Alabí, se ha registrado en el país un aumento progresivo de contagios de COVID-19 en los últimos días, algo considerado normal debido al comportamiento de la enfermedad. “Es posible que este incremento continúe, por lo que el sistema sanitario está listo para salvaguardar la vida de la población”, dijo.
“El Salvador no solo tiene un control en el crecimiento de la enfermedad, sino también la posibilidad o el respaldo de contar con más de 2,000 camas en un centro hospitalario, para brindar la atención a estos pacientes, si llegasen a requerir algún tipo de intervención médica”, agregó
Mientras la enfermedad está creciendo en otras regiones como Europa, donde las medidas de confinamiento han vuelto a implementarse en varios países, Alabí destacó que una de las ventajas de El Salvador es que se tomaron acciones anticipadas, las cuales ahora generan resultados positivos.
Dudas sobre el manejo del COVID-19
El Observatorio de COVID-19 reveló en su informe de octubre 2020 que “surgen dudas sobre el uso eficiente del sistema de vigilancia epidemiológica para la toma de decisiones de política pública basadas en evidencia. La Dirección de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud (MINSAL) cuenta con una Unidad de Investigación y Epidemiológica de Campo con recurso humano supuestamente competente para sistematizar y analizar la información epidemiológica. Sin embargo, la centralidad en el manejo de la información y las anomalías en las estadísticas oficiales generan cuestionamientos sobre cómo se asegura calidad y confiabilidad en los datos que se reportan al público”.
“Estas irregularidades posibilitan serias limitaciones para definir políticas sanitarias y económicas de reapertura basadas en evidencia; por lo tanto, prevalece la incertidumbre en cuanto a la magnitud de los riesgos en la salud y el funcionamiento seguro de la actividad empresarial, comercial y social”, manifiestan en el documento.
A lo anterior se sumaron los señalamientos de corrupción en las compras públicas, cuestionamientos acerca de la costo-eficiencia de la inversión en la construcción de un hospital permanente (Hospital El Salvador-CIFCO) versus uno temporal y los problemas de falta de transparencia y rendición de cuentas en el manejo de la emergencia que han sido detectados.
También, el Foro Nacional de Salud (FNS) demandó al Gobierno “un retorno al abordaje racional y científico del enfrentamiento de la Pandemia de COVID-19, organizando una respuesta basada en la comunidad y no solamente concentrarse en un esfuerzo hospitalario, caprichoso, caro, insostenible e incapaz por si solo de responder a la actual y futuras olas de la pandemia”.
Además de erradicar los cercos militares por inútiles y por ser nocivos para la salud mental de la población, optando por fortalecer el trabajo intersectorial, particularmente con el liderazgo y las comunidades organizadas y con el Sistema Nacional de Protección Civil.
Así como explicar el destino dado a los fondos del préstamo del BID por $170 millones, destinado a fortalecer el primer nivel de atención en la zona norte, la construcción del hospital de Nejapa y la ampliación del Hospital Rosales, aprobado el 7 de junio de 2018 por la Asamblea Legislativa.
