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QUITO/Xinhua
El presidente electo de Ecuador, Daniel Noboa, recibirá un país en crisis en varios frentes y deberá asegurar la gobernabilidad en un escenario adverso en la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral), donde no tiene mayoría, consideraron este lunes varios analistas.
Noboa, de la alianza Acción Democrática Nacional (ADN), fue declarado ganador de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas el domingo una vez escrutado el 90,78 por ciento de las actas, con 52,30 por ciento de los votos a su rival, la socialista Luisa González, del movimiento Revolución Ciudadana que lidera el expresidente progresista Rafael Correa (2007-2017), que se hacía con el 47,70 por ciento.
Para la politóloga Selene López, el triunfo de Noboa, un empresario millonario de 35 años, se debe a que se mostró como “un político nuevo y logró entender mejor la sociedad en un escenario de alta desconfianza política a las instituciones como partidos”.
Eso le permitió instalarse en las preferencias del electorado frente a la Revolución Ciudadana, “que es el único proyecto de la llamada ‘Marea Rosa’ (gobiernos de izquierdas en Latinoamérica) que no se logra reelegir”.
“La Revolución Ciudadana no logra convencer a una gran parte del electorado, no ha mejorado su desempeño electoral desde 2017 a pesar de que ahora gobierna en las principales ciudades del país”, tras ganar alcaldías y prefecturas clave en los comicios seccionales de febrero de 2023.
En una entrevista con la emisora local Radio Pichincha, la también investigadora de sistemas electorales y partidos consideró que el discurso narrativo del movimiento correísta en las elecciones presidenciales de 2021 y 2023, que apuntaba a volver al pasado de progreso, no sintonizó con los votantes jóvenes ni el elector que piensa en otras aspiraciones.
Sin embargo, el nuevo presidente, un excongresista de bajo perfil político, no tendrá fácil la gobernabilidad del país, sumido en una inusitada crisis de seguridad ciudadana ante la ola de violencia atribuida al crimen organizado y problemas económicos y sociales varios.
En la Asamblea Nacional (Parlamento), donde la Revolución Ciudadana tiene mayoría con 50 escaños, Noboa, solo cuenta con 13 de 137 asambleístas, una minoría con la que también lidió el actual presidente Guillermo Lasso, quien enfrentó la oposición a sus proyectos legislativos.
Noboa, quien será el presidente más joven en la historia de Ecuador, completará el periodo presidencial de Lasso hasta mayo de 2025, después de que este recortara su mandato en mayo pasado tras disolver el Parlamento unicameral y llamar a elecciones generales adelantadas en medio de una crisis política. En declaraciones a Xinhua, el politólogo y académico Marco Navas Alvear dijo que el nuevo presidente deberá tratar de enderezar el país “aunque hay poco tiempo para poder hacer muchas cosas, pero sí creo que renovar la fe de los ecuatorianos en un Gobierno, sería importantísimo”.
A sus ojos, el triunfo de Noboa supone una “renovación generacional de las derechas”.
Con esto coincidió el analista y máster en Economía Alberto Acosta-Burneo, quien dijo a Xinhua que las elecciones evidenciaron una “presión por el relevo generacional y un choque de dos modelos económicos”.
“Noboa entró a desafiar a la política tradicional alejándose de la confrontación, su estrategia fue tomar distancia de los políticos tradicionales y para el correísmo este relevo fue el mayor desafío”, analizó, tras apuntar que “el elector joven es escéptico de la propuesta de volver al pasado glorioso cuando Rafael Correa era presidente”. El experto sostuvo que Noba, hijo del magnate bananero Álvaro Noboa, cinco veces candidato presidencial, recibe un país con tres crisis: fiscal, productiva y de seguridad, desafíos que deberá resolver.
“El gasto corriente es imparable, el déficit fiscal de este año probablemente cierre cercano a los 5.000 millones de dólares. Hay menos empleos lo que empuja una nueva oleada migratoria”, expuso.
