Por David Alfaro
Muchos de los reos capturados bajo el régimen de excepción en El Salvador enfrentan condiciones que ponen en grave riesgo su salud. Además de quienes ya padecían enfermedades crónicas antes de la detención, muchos reos que entran sanos a las cárceles enferman y, en varios casos, mueren. Falta de atención médica, parásitos, torturas, sed, hambre y estrés son factores que agravan su estado. Estas muertes evidencian un sistema penitenciario sobrecargado, violento y descuidado.
A pesar de esto, algunos seguidores del dictador Bukele minimizan la situación y se burlan de los enfermos, sugiriendo que sus padecimientos son fingidos o exagerados. Esta actitud refleja la deshumanización hacia quienes están privados de libertad y el desprecio por los derechos básicos, incluso cuando su vida está en peligro.
El debate sobre seguridad y orden no puede ignorar la obligación del Estado de garantizar la salud y la vida de todas las personas, incluyendo las que se encuentran en prisión.
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