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Primeros años del Día de La Calabiuza. Foto: Diario Co Latino / Cortesía Alexander Morales.

Para Tonacatepeque es un orgullo festejar la Calabiuza: Pedro Lemus

Samuel Amaya
@SamuelAmaya98

El distrito de Tonacatepeque, en San Salvador Este, vivirá nuevamente el tradicional Festival Calabiuza la noche de este 1 de noviembre en víspera del Día de Difuntos. En esta actividad, todos los personajes de las leyendas salvadoreñas cobran vida.

Entre los principales personajes que se dan cita entre las calles de Tonacatepeque y en medio de las antorchas están: el Cipitío, la Siguanaba, el Padre sin Cabeza, el Cadejo, el Justo Juez y la Carreta Chillona. Todos ellos comen el típico ayote en miel que se sirve a todo aquel que quiera durante la tarde en el parque central del distrito. Durante el día y la noche, suenan los cohetes, la música y los gritos de los asistentes porque se ha llevado más de un susto.

Así, se caracteriza Tonacatepeque, en el “Día de La Calabiuza”. Para ampliar el tema Diario Co Latino conversó con Pedro Lemus, un habitante del distrito que vive esta festividad “a flor de piel” y sabe los inicios de la festividad.

“La Calabiuza realmente es una fiesta que nace después de los Acuerdos de Paz, en noviembre del 92 es la fecha que hemos consensuado aquí en Tonaca. La Calabiuza tiene la raíz en una fiesta que en Tonaca al menos se conocía antes de la guerra como el ´Día de San Caralampio´ que no tiene absolutamente nada que ver con este santo católico y en algunos cantones de Tonaca como el Día de San Quilibrijo que no existe”, comentó Lemus.

Lemus Planteó que ese día, dice la tradición oral, que, como antesala al día de los fieles difuntos, San Pedro, custodio de la llave del cielo, les daba permiso a las almas de los difuntos para que vinieran a visitar a sus familiares con la única condición de que solo podían comer ayote en miel durante todo ese tramo en la tierra”.

Durante la guerra, por obvias razones, se dejó de realizar el Día de San Caralampio. Sin embargo, en los primeros años de los 90, los jóvenes del Barrio Mercedes y San Nicolás de Tonacatepeque, se animaron a retomar esa tradición, “pero alguien en un momento hace la pregunta del siglo, ¿Y cómo potenciamos esto? ¿Y si nos disfrazamos? ¿Y de qué nos disfrazamos? y a alguien se le ocurrió, ¿y por qué no nos disfrazamos de las leyendas salvadoreñas? y ahí nace el Día de la Calabiuza”.

“Nosotros creemos que su importancia radica en que es el mayor evento popular que difunde la tradición oral salvadoreña. Muchos lo han tratado de relacionar con cultos a la muerte, satánicos y tal, y aunque la muerte es así como que el gran tema de fondo, digamos, porque está relacionado un poco con el tema de los fieles difuntos, hay una figura de la muerte que va acompañando cada uno de los personajes de los desfiles, realmente el enfoque que nosotros como participantes y como habitantes de Tonaca que le damos no es ese realmente, sino que para nosotros es la suma de todas las leyendas salvadoreñas, su rescate y su difusión”, comentó Lemus.

Para Lemus, la Calabiuza “es un motivo de orgullo” no solo para el pueblo de Tonacatepeque, sino para todo El Salvador ya que representa una identidad mitológica. “Es un motivo de orgullo considerarnos por derecho propio, la capital mitológica de Cuscatlán”.

Si se quiere asistir a la Calabiuza, Pedro Lemus recuerda que esto no es un “Halloween salvadoreño”, tampoco una versión tropicalizada; sino un evento propio de Tonacatepeque y de El Salvador.

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