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Un grupo de niños y adultos participan en la liberación de tortugas en la playa El Zapote, de la Costa del Sol, municipio de San Luis La Herradura, La Paz. Foto Diario Co Latino/David Martínez.

Nemi la tortuga número 500 mil que libera Callotl

Gloria Silvia Orellana

@SilviaCoLatino

Nemi (vida en náhuat) aletea con las fuerzas que le dan sus 42 milímetros de longitud, es un neonato de la tortuga marina “golfina”, nació en la madrugada en un corral de la playa El Zapote de la Costa del Sol, municipio de San Luis La Herradura, departamento de La Paz.

Sin rebasar el hueco de la mano de Rebeca Payés, su fragilidad no se relaciona en nada con el enorme desafío que enfrenta en las aguas del océano Pacífico, en el cual se internará por más de diez años y saldrá en la plenitud de su madurez sexual, durante su anidación. Por ahora, como medida de distracción a las aves marinas, hacen explotar cuetes de vara, lo que las aleja y permite el paso de estos recién nacidos que desafían el mar.

Nemi integra un grupo de 300 neonatos de la tortuga marina golfina, y su liberación se enmarca en el décimo aniversario de la Fundación Domenech, que a través de su programa de conservación de tortugas marinas “Callotl” (caparazón en náhuat) contribuye a la protección y seguimiento de las cuatro especies de tortugas marinas: golfina, prieta, baule y carey.

Walberto Antonio Mercado ha sido pescador toda su vida, pero desde hace cuatro años viene trabajando con organizaciones que orientan sus esfuerzos en la preservación de las especies marinas. Actualmente es encargado de un corral de tortugas en la playa El Zapote, y trabaja para la Fundación Domenech, que junto al Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (FIAES) unen esfuerzos en la recolección de huevos de tortuga para lograr mayor número de ellas en el océano.

“A la mayoría de tortugueros les compramos a dos dólares con cincuenta centavos la docena de huevos de tortuga, ellos contribuyen con dos, o sea, con catorce huevos que incubamos. Y muchos ya no los comercian en los ranchos o el mercado, los vienen a dejar, y aquí la mayoría que sale a anidar es la golfina”, comentó.

Sobre otras especies como la baule y carey, afirmó, que de la primera prefieren comercializar los huevos por su tamaño ya que esta es la tortuga marina más grande de las cuatro especies. Y de la tortuga carey señaló que esa anida por la ribera del estero y la mayoría de tortugueros lo hacen en la playa. “Cada nidada puede ser hasta de 84 huevos que se ponen todos juntos y pueden nacer en una sola nidada, llevamos un registro de cuántos huevos, quién los recolectó y el día que va a nacer. La incubación es de 45 días, la profundidad del nido es de 40 centímetros, y la temperatura para la nidada es de 30-32 grados, por eso controlamos el calor con hojas de palma sobre el corral de los nidos. De una nidada de 84 huevos, casi el 90 % nacen, 75 huevos a término, pero a veces nacen todos”, reafirmó,

Sobre el cuido del corral, Mercado afirmó que junto a un grupo de 75 compañeros trabajan los 365 días del año, que distribuyen en turnos para cubrir 24 horas la integridad de la incubación de personas que persisten en tomar los huevos de tortuga para comercializarlos.

Una tortuga golfina en su estado adulto mide entre 60 a 75 pulgadas, siendo la más pequeña de las cuatro especies que anidan en el país. Es conocida también con el nombre de “lora” por su mandíbula en forma de pico y pese a ser la más común, no deja de estar en una situación de crisis por su extinción.

Fernando Medina, presidente de la Fundación Domenech, relató que este proyecto de preservación de especies marinas nació en el año 2008, a través del desarrollo sostenible, en la Costa del Sol. Iniciativa que cuenta de varios componentes, que fomenta la familia de Juan José Domenech, en la zona. “El primer componente fue el educativo, iniciamos con el bachillerato en la zona, porque no había y los niños tenían que ir hasta San Luis La Herradura, lo que generaba deserción estudiantil, entonces ante ese problema se impulsó la construcción del bachillerato, después con los primeros bachilleres se creó un programa de becarios para que siguieran estudiando, es más, dos de nuestras graduadas son docentes en el centro en que estudiaron y una de ellas se encuentra estudiando una maestría”, afirmó.

Sobre el impacto en la población, consideró como avances destacados en la población infantil escolar, a quienes están sensibilizando para identificar y conocer más de cerca diversos tipos de aves que visitan o residen en la zona, además de estudiar la similitud de la migración de tortugas y aves, que opinó Medina era porque “nosotros no solo conservamos tortugas, vamos mucho más allá”. 

Asimismo, amplió sobre la cobertura de la Fundación Domenech, que tiene una visión holística interrelacionada en tres grandes proyectos: la implementación del bachillerato en el centro escolar “Reynaldo Padilla”, el programa de Conservación de Tortugas Marinas “Callotl” y el Museo Arqueológico Virtual “Taxtli”, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las familias en la Costa del Sol. “Cuando iniciamos con un pequeño terreno de incubación de huevos de tortuga e iniciamos en liberarlas, nos dimos cuenta que no hacíamos una labor de cambio de vida de los pobladores, no había nada más. Y fue ahí que nos aliamos con FIAES para hacer este proyecto mucho más grande, porque queríamos que este proyecto cambiara patrones de vida y modificara actitudes dentro de la costa, entonces agarramos ocho centros educativos e impulsamos la educación ambiental. Se construyeron muchos más corrales y se ha invertido en estos últimos diez años más de medio millón de dólares, de los cuales 300 mil proceden de FIAES y 200 mil de la Fundación Domenech”, manifestó.

Sobre el único componente fuera de estos proyectos sociales en la Costa del Sol es el Museo Arqueológico Virtual Toxtli (conejo en náhuat), en el cual la Fundación Domenech tiene compiladas mil 300 piezas, a las que se puede acceder para hacer diversas consultas de investigación académica o para disfrutar de conocimientos históricos.

“En la página web pueden encontrar piezas arqueológicas salvadoreñas y de la región, la cual describe toda la pieza desde una perspectiva arqueológica, allí pueden ver las fotografías, colecciones, piezas, historia y noticias. Es un recurso didáctico para las personas que quieran acercarse a visitar la cultura precolombina. Nuestra página es visitada alrededor del mundo, es muy interesante el museo Toxtli”, acotó.

A futuro, la Fundación Domenech contempla la intervención en la isla El Cordoncillo, que se encuentra al medio del estero de Jaltepeque, con este tipo de proyectos sociales, que por ahora no cuenta con electricidad y alrededor de 64 familias que residen ahí viven en condiciones de pobreza y baja sanidad ambiental.

“Nuestro objetivo es impulsar el desarrollo sostenible como en la Costa del Sol a través de múltiples componentes, por lo que hemos llegado a cuatro mil de los seis mil habitantes de la zona Y eso pensamos para la isla El Cordoncillo. Nuestra punta de lanza será el saneamiento ambiental, por ahora estamos trabajando en cómo reducir los desechos sólidos dentro de la isla, porque es bastante grande y luego vendría el proyecto de letrinización para 2019, porque solo hay dos letrinas para las 64 familias. Y poco a poco vamos a impulsar turismo sostenible dentro de la zona y cómo desarrollar dentro de la misma isla más productividad”, puntualizó.

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