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Redacción Nacionales
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Durante la misa celebrada en la Cripta de Catedral Metropolitana, el sacerdote Ariel Cruz enfatizó que Monseñor Romero es la luz y testimonio del evangelio el cual ilumina a su pueblo; además, es símbolo de buen servidor, quien con humildad cumplió la voluntad de Dios, sirviendo y dando hospitalidad a los más pobres.
“Monseñor Romero nos convoca y une en esta eucaristía para celebrar a Dios, pues su vida fue testimonio del evangelio, nos enseñó que ningún cristiano goza de la glorificación de Dios si no carga con su cruz, sembrar la semilla de la buena nueva cuesta, pues parece que la humanidad tiene cierto recelo con los que son buenos y justos”, externó.
Asimismo, reiteró que cuando hay personas buenas, solidarias y dan testimonio de una vida de bondad, servicio, en lugar de animarlos y seguir su ejemplo, muchos se molestan, les provoca recelo y en ocasiones hasta envidia, cuando por el contrario debería llenar de gusto que el mundo se pudiera llenar de gentes buenas y justas para vivir en verdadera paz.
Según el religioso, ojalá fuera posible la globalidad de la solidaridad donde existiera más justicia y tener como resultado el amor y la caridad, pero sucede lo contrario, parece que las actitudes impías se reproducen, oprimen y no tienen compasión de la vida, no saben respetar, dominan e imponen; usan la violencia para reprimir y doblegar y se dejan llevar por sus caprichos.
“En el impío el mal siempre trata de aniquilar al bien, sino veamos el triste destino de Monseñor Romero, un hombre bueno y justo, un hombre nobel de la paz atravesado por una bala; ante uno de los galardones más serios y prestigiados que fue nominado por denunciar los innumerables arrestos arbitrarios, detenciones, torturas y asesinatos”, destacó.
Agregó que se convirtió en el campeón de los pobres e indefensos, como respuesta la prensa y otras instancias se dedicaron a insultarle como “loco subversivo”, que vendió su alma al diablo, sin embargo, los parlamentarios ingleses lo ven como un hombre comprometido con la paz y la defensa de los derechos humanos, quien rechaza la violencia de cualquier procedencia.
