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Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
Con el agua hasta sus rodillas y un colador en mano se prepara Mirna Margarita Pérez a su faena de recolección de macro invertebrados en la ribera del Lago de Güija, en el caserío Las Cuevitas, San Antonio Pajonal, Santa Ana.
Para Mirna de 63 años de edad y quien desde hace siete años viene realizando este muestreo junto a las integrantes de “Mujeres Ambientalistas Luz y Esperanza”, el objetivo se vincula a proteger esas aguas a las que llamó “Nuestra otra madre”.
La mujer de cabello cano y madre de 8 hijos se ha involucrado en el monitoreo del agua, para identificar si el agua que consumen está en condiciones de ser ingerida y no afecte su calidad de vida.
“Yo comienzo moviendo los lirios y paso el colador, los animalitos que saco los deposito en unos botecitos y me los llevo a la casa, para verlos en el microscopio y compararlos con un libro (Guía Ilustrada para la Identificación de Macro Invertebrados)”, cuenta.
Así describe Mirna su trabajo en la preservación de las especies y el medio ambiente, utilizando la ciencia para verificar la cantidad de animales, porque eso significa que el agua está bien, y si no hay o hay pocos, se debe estar alerta, porque algo pasa con el agua que utilizan.
El apoyo de las organizaciones CRIPDES de El Salvador y Madre Selva de Guatemala, que integran la Alianza Centroamericana frente a la Minería (ACAFREMIN), es parte del esfuerzo de capacitar a los pobladores del lugar para identificar niveles de contaminación debido a la actividad minera metálica y caliza.
Cidia Nínive Cortes bióloga de Mujeres Ambientalistas señaló que el aprendizaje del monitoreo de los macro invertebrados, aún sin ser científico permite a la población irse sensibilizando sobre la importancia de mantener aguas no contaminadas.
Y agregó “el monitoreo de agua con indicadores biológicos son los insectos de agua, que de acuerdo a la población y número de individuos, dan señales de qué nivel de contaminación o pureza tiene el agua, y determinan la calidad”.
La lectura que se hace es entre excelente, bueno, regular o muy mala y se determina por los insectos.
Esa es la herramienta de indicadores biológicos para sensibilizar a las comunidades que están a los alrededores del Lago de Güija, dijo la bióloga, quien agregó que en la medida que van descubriendo cosas, se van apropiando del conocimiento y luego defienden de forma integral la calidad de agua de este sitio Ramsar; importante no solo para El Salvador, sino para región centroamericana.
A 130 kilómetros de San Salvador, el Lago de Güija comparte aguas con Guatemala, departamento de Jutiapa, y por El Salvador, departamento de Santa Ana. El lago tiene una extensión de casi 45 kilómetros cuadrados y se encuentra a 430 metros sobre el nivel del mar.
La relevancia del Lago de Güija, agregó Cortes, es la asignación de varias categorías que suma el lugar, como pertenecer a la Región Trifinio, un tratado internacional entre Honduras, Guatemala y El Salvador, así como un Complejo Lagunar que lo eleva a sitio Ramsar, para calificar un Humedal y Hábitat de Aves acuáticas (UNESCO), y también es Reserva de Biósfera, zonas de ecosistemas terrestres o costero-marino, por lo debería estar custodiada rigurosamente.
“Este sitio Ramsar actualmente está recibiendo la amenaza de minería metálica, que están en las fronteras de Guatemala y Honduras, que operan desde hace años, y otras minas que ya tienen su concesión o permiso ambiental en Guatemala; es una amenaza a los bienes hídricos y en este lago hay una zona de bombeo de agua importante para San Salvador. Y aquí en el país la minera de piedra caliza de Holcim la contamina, recordemos que es una mina que ha venido trabajando a cielo abierto por más de 60 años, estos desequilibrios hay que erradicarlos y parar el efecto dominó para las aguas del lago que va a llegar a nosotros”, sostuvo.
Rodolfo Calles de CRIPDES e integrante de ACAFREMIN señaló, que este apoyo al trabajo de las Mujeres Ambientalistas está unificando la lucha contra la minería, que como organización han reiterado la resistencia contra este tipo de proyectos extractivos, que elevan el peligro de la supervivencia de los ecosistemas y poblaciones.
“Vamos acompañar todos estos esfuerzos y sumar aliados en defensa de los recursos naturales, y vamos a seguir reiterando nuestra petición de cumplimiento total de la Ley de Prohibición de la Minería de El Salvador, en la que se establece el cierre técnico de minas, la reorientación de las actividades económicas de los mineros artesanales (güiriceros) y un tratado de aguas transfronterizas, a fin de salvar los ecosistemas”, afirmó.
Mientras, Julio González del Colectivo Madre Selva quien participó en el monitoreo comunitario en el Lago de Güija de El Salvador y Guatemala, señaló que la medición en la calidad del agua inició en el año 2010 y les ha aportado datos estratégicos sobre el río Ostúa, en Guatemala, y lo que drena al Lago de Güija.
“Nosotros con estas pruebas que hacemos, que son químicas, medimos los aportes de arsénico y otros minerales metálicos en las aguas; y en ese sentido es preocupante la situación del lago de Güija que es sitio Ramsar, recibe aves migratorias y una gran cantidad de personas que viven precisamente de su relación con el lago de Guija, entre guatemaltecos y salvadoreños”, puntualizó.
Este sitio Ramsar y complejo humedal de gran relevancia a nivel mundial, de seguir en esta condición, afectaría el ecosistema, las aves migratorias y a las personas que viven de sus aguas.
