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Mártires de la UCA son recordados como un acto de justicia y compromiso

A 36 años de su asesinato

Rosario Rivas

Redacción Nacionales 

A 36 años del asesinato de los seis sacerdotes jesuitas y sus dos colaboradoras, el 16 de noviembre de 1989, son recordados por su legado y entrega, pero, sobre todo, se les recuerda como un acto de justicia, agradecimiento y compromiso.

El asesinato de los sacerdotes jesuitas y sus dos colaboradoras, en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), cinco días después del inicio de la ofensiva guerrillera «Hasta el tope», sorprendía a los salvadoreños, al escuchar las noticias que señalaban

que a las instalaciones del recinto universitario un comando de élite del ejército salvadoreño había asesinado a Ignacio Ellacuría, Segundo Montes, Ignacio Martín-Baró, Amando López y Juan Ramón Moreno (España), Joaquín López (El Salvador), y a la trabajadora de la UCA, Elba Ramos, y su hija Celina, ambas salvadoreñas.

En la proximidad de la conmemoración del asesinato, el sacerdote jesuita Carlos López afirma que la memoria de los mártires no debe quedarse solo en un recuerdo, sino convertirse en una fuerza que impulse el cambio social.

López dejó claro que uno de los principales legados de los márrtires fue su profunda honestidad con la realidad del país y ese compromiso, inspirado en el ejemplo de Jesús, los llevó a ser testigos de una fe encarnada, una fe que incomoda al poder y que, en su caso, terminó arrebatándoles la vida.

Y este ejemplo de vida  es parte de la memoria histórica del país que no debe olvidarse y no debe ser solo un acto de agradecimiento por todo lo que ellos aportaron a la sociedad, si no debe ser  un compromiso para continuar su misión.

Para López  los mártires invitan a seguir una fe que se expresa en la defensa de la justicia y los derechos humanos.

Y además, el sacerdote recordó que esta opción forma parte de la misión de la Compañía de Jesús desde la Congregación General 32, que se llevó a cabo del 2 de diciembre de 1974 al 8 de marzo de 1975, y que estableció que la fe debe llevar a la promoción de la justicia.

“Hay una  necesidad de transmitir el legado de los mártires a las nuevas generaciones, especialmente a quienes no vivieron el conflicto armado”, reflexionó el sacerdote jesuita.

Para López  los mártires no analizaron la realidad desde lejos, sino que la conocieron caminando con el pueblo: visitaron comunidades, convivieron con ellas y trabajaron junto a la gente para promover su desarrollo.

“Es por eso que hay que darle el sentido simbólico y comunitario de la tradicional procesión de farolitos durante la conmemoración, ya que la luz que cada persona lleva representa a Cristo resucitado”,  dijo y agregó que la manera en que se comparte y se cuida entre unos y otros refleja el compromiso de avanzar juntos en la construcción del Reino de Dios.

Es de destacar que A 36 años de su martirio, los jesuitas y sus colaboradoras siguen siendo un árbol que continúa dando sombra y fruto para la vida del pueblo salvadoreño dijo el padre López.

Por el asesinato de los Jesuitas se han dado audiencias preliminares contra 11 presuntos autores intelectuales, entre ellos el expresidente Alfredo Cristiani (1989-1994) y el exdiputado Rodolfo Parker.

Además, no se debe olvidar que Cristiani y Parker, los acusados incluyen a los militares retirados Juan Rafael Bustillo, Juan Orlando Zepeda, Rafael Humberto Larios, Carlos Camilo Hernández, Nelson Iván López, Joaquín Arnoldo Cerna, Inocente Orlando Montano, Óscar Alberto León Linares y Manuel Antonio Ermenegildo Rivas Mejía.

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