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Madres de la guerra

Oscar Martínez
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Madre: “Aún recuerdo tus palabras Roberto, cuando me dijiste -déjame luchar-… Jamás regresaste”.

Yo sigo con la esperanza que  sigas vivo y que regreses algún día.

Tu padre está viejo y ya no puede trabajar. Tus abuelas murieron, una en la esquina del mercado y la otra abuela murió frente al hospital Rosales, le cayó todo el sereno de la noche. El terreno de la casa en donde vivíamos nos lo quitó el Obras Públicas y hoy pasa una calle de concreto muy grande en donde pasan muchos carros y no lo dejan pasar a uno, en esa calle muere mucha gente atropellada por carros.

En este mes salieron muchos zompopos de mayo que tienen su nido en el palo de mango y por eso quizás los mangos ya no sirven, lo raro que veo es que todas las noches vienen a la casa muchos chicotes con los que jugabas con tu hermano. Todas las noches paso preocupada  pensando que si regresarás a casa ya no nos encontrarías porque ya todo cambio, nosotros vivimos en otra parte, la gente que conocías ya casi toda murió y ahora están muriendo más por el COVID-19, y para no contagiarnos nosotros andamos con la boca tapada, así como andaban ustedes con la cara tapada para que no los conocieran y sin ser así a muchos los agarraron los escuadrones de la muerte, los militares y los guardias que hoy ya no existen, -fíjate que esos babosos ya no existen. Quienes nos visitan todas las noches son los zancudos para chuparnos la sangre, como los empresarios, dice tu papá, que se hacen ricos por nuestro trabajo; aunque te diré que nosotros no aguantamos hambre, pues en la despensa  tenemos frijoles y arroz; aunque si nos preocupa la renta y el pago del agua y la luz.

Fíjate hijo, que jamás volvimos a ver a tus amigos con quienes dijiste que trabajabas, aunque yo creo que he visto a algunos de ellos por la tele.

Todas las noches con tu papá recordamos tus canciones que escuchabas; pero tus discos los quemamos porque el Gobierno ordenó catear todas las casas y nos dio miedo, hasta tus libros, los periódicos de Co Latino y tu ropa quemamos porque los soldados podían preguntar de quienes eran.

Te cuento que tu papá está todo canoso y sus dientes ya no los tiene completos, así que le cuesta comer y ya no oye muy bien y no puede dormir por las preocupaciones que dice él que no tiene.

Bueno, yo siempre rezo por vos y le pongo una vela al Señor para que oiga mis plegarias para que te ilumine el camino a la casa o para que te cuide, al menos, de los mañosos que en este mes se robaron todos los aguacates. Lo último, ahora si lo último, te acuerdas de la mamá de David, la que era de COMADRES, si ella ha estado hospitalizada y también David.

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