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Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
Toda gestión pública posee aciertos como desaciertos, aspectos con los que ha o no beneficiado a la población.
Así el gran logro del presente régimen es la sensible reducción de delitos que ahora apreciamos, y que supone beneficios para la población que nos eran ajenos y sólo referentes de sociedades lejanas.
Por otro lado, esa misma reducción hace patente un hecho incontestable, y es el peso que tuvo la sola voluntad política en la resolución de problemáticas sociales.
Otro logro del régimen es el que, como consecuencia de la reducción generalizada del delito, ha logrado galvanizar una mayoritaria aprobación para su gestión, lo que se hace patente en las diferentes encuestas que conocemos, y que también favorece el continuismo oficialista.
Y eso es todo.
Al revisar todos los demás aspectos cotidianos, descubrimos que no hay nada más que acotar en favor del régimen.
Debemos subrayar en este punto que el régimen no se ha distinguido por ser original a pesar de ser esto lo que ofertó siempre, pues réplica al martinato.
También el martinato fue resultado de un golpe de estado, se caracterizó como éste por ser intolerante, verticalista y excluyente, profundizando durante su ejercicio las desigualdades sociales con un férreo control, lo que sembró la semilla del conflicto que asoló a nuestro país en la década de los 80´s.
Tampoco su remoción nos trajo la paz conduciéndonos al infierno de la guerra, que paradójicamente el régimen reniega, procurando un revisionismo histórico que genere una narrativa que lo legitime.
Debemos subrayar por otro lado, que esa aparente tranquilidad social que nos ha vuelto tan confiados a los salvadoreños, no es compartida por los probables inversores, quienes no han picado las continuas invitaciones que el régimen les hace para atraerlos, para que inviertan en nuestro país.
Algo saben.
Lo que saben es que el régimen afirma haber detenido a un poco más de 120.000 miembros de pandillas, sin haberse recuperado las armas con las que supuestamente delinquieron, como tampoco se ha detenido entre estos a las dirigencias de esas estructuras, así como el que la oficina del alto comisionado de DDHH de la UN ha señalado al país como el principal violador de DDHH en el hemisferio, acusándolo de detener ilegalmente hasta 30.000 personas inocentes de entre esos 120, 000.
Pues el mayor logro del régimen, ha sido posible sólo acabando con el estado, des institucionalizándolo, practicando un grado sin precedente de corrupción, saqueo de bienes estatales, vendiéndose por medio de una masiva y cara campaña dirigida a alienar a la población, ofertando al exterior la tesis del Edén salvadoreño, una realidad alterna que solo gozan las élites, pues como con el martinato, el régimen ha agudizado la pobreza mediante el desempleo, extremando la concentración de la riqueza en el 1% de la población, anulado el estado de derecho y negado a la población el ejercicio de sus más elementales derechos.
En suma, estableciendo un 2º martinato, al que solo puede esperar el mismo destino.
