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La familia Contreras, parientes del artista Fernando Llort, promueven el Taller de Artesanía del Pueblo, con el cual muchos turistas pintan su propio adorno, que refleja el sentimiento y colorido de su alma, además de ser una de las estampas decorativas del pueblo de La Palma, Chalatenango. Foto Diario Co Latino/Ludwin Vanegas.

La Semilla de Dios  que convirtió a un pueblo en generaciones de arte y cultura

@SilviaCoLatino

El sendero sinuoso de una pequeña loma lleva al final a la Casa del artista plástico, Fernando Llort, las hojas que han caído por las lluvias compiten en una salpicadura de colores junto a las piedras de tonos rosa, blanco y negras que apagan los pasos antes de llegar al lugar que inspiró a toda una generación a volcarse a la artesanía de madera y tejidos con un mensaje de paz.

Adela de Contreras recibe la visita de turistas y de entrada hace una presentación en el  corredor principal de la casa de campo, que reúne una gama de productos como cajas de té, adornos de mesa, separadores de libros, nacimientos, collares y cofres, todos con el distintivo de los dibujos simétricos, de colores vivos que de inmediato se identifican con la obra de Fernando Llort.

“Nosotros estamos aquí desde 1972 cuando Fernando inició este proyecto y le acompañamos, todos éramos muy jóvenes y vino acá porque quería descubrir su arte, y comenzó su obra con una imagen plasmada en una semilla de copinol, y fue así, como nació el arte en este lugar. Él se casó con mi hermana, una joven sencilla y humilde, que contribuyó junto a él a desarrollar estas artesanías en semillas, madera y luego en tela con los bordados, fue toda una generación que trabajó en la artesanía”, narró.

La llegada de Fernando Llort junto a otros amigos a La Palma, Chalatenango, marcó una época nacida de un movimiento que impulsaba el amor, la paz y la no violencia, llamados “hippies”,  para Adela toda esta iniciativa fue muy buena para mucha gente, ligado a una “Bendición de Dios”, porque juntamente a la Renovación Carismática trabajaron todo este proyecto artesanal artístico.

“La experiencia fue única e increíble porque este movimiento creció de un taller familiar que eran Fernando, Estela una tía y otro hermano mío, a veinte personas, luego fueron treinta,  al final éramos cincuenta personas, fue tan así este movimiento que todos los jóvenes de esas épocas entre los setenta y ochenta vivíamos de esto y nos permitió activar económicamente a La Palma”, reseñó.

Los artículos que recogen colores vivaces, escenas de campo, flora, fauna e imágenes religiosas han pervivido por generaciones, como su esposo Vitelio Contreras que fue alumno de Fernando Llort y luego, siguió la tradición su hijo Vitelio y ahora su nieto Marcelo que sus diseños trascienden a conceptos más abstractos pero con las características de la “Semilla de Dios”.

Este proyecto de historia y cultura, ha recibido el apoyo del JICA y CONAMYPE, con un “Ecotour Histórico” donde los turistas y visitantes nacionales podrán conocer más de la vida de este artista que revolucionó una época, marcando un antes y un después en el municipio de La Palma, por ahora ostenta 108 talleres artesanales y una cooperativa denominada la “Semilla de Dios” que fundó Fernando Llort décadas atrás.

Vitelio Arnoldo Contreras, esposo de Adela, consideró que toda esta expresión artística artesanal  fue “cultura creada por una familia”, porque Fernando Llort  eligió primero crearla dentro de la familia y su rápida propagación ha trascendido en otras partes del mundo.

“Oscar, cuñado de Fernando, aprendió y trabajó mucho en sus pinturas, luego viajó a España e Italia para seguir estudiando arte y terminó siendo profesor y contar con una academia de arte en Alemania. Esto es una herencia familiar que dio una contribución a la cultura por su arraigo en La Palma, donde todo evolucionó por generaciones porque la mayoría han ido aprendiendo, observando y aplicando su propio estilo.

La experiencia es vivencial y de conocimiento histórico donde los visitantes podrán visitar su hogar, su primer taller y algunas manzanas de terreno donde destaca, una roca de gran tamaño que sirvió como altar en los casamientos colectivos que se realizaron en los años setenta.

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