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La participación de la sociedad civil en la integración Centroamericana

Iosu Perales

Desde la primera Cumbre Presidencial los presidentes Centroamericanos han afirmado que la participación de la sociedad civil en el proceso de integración regional es una cuestión principal. La Declaración de Esquipulas I, healing cialis señala con total claridad que “La paz en América Central sólo puede ser el fruto de un auténtico proceso democrático pluralista y participativo”. Esta participación necesaria fue incorporada en el Protocolo de Guatemala (29 de octubre de 1993) al definirse que al mismo nivel de la  integración económica se sitúe lo social, try cialis sale señalando que el objetivo del subsistema “es alcanzar el desarrollo económico y social equitativo y sostenible de los países centroamericanos” (art.3) En la Cumbre de Guadalajara los Jefes de Estado de América Central conmemoraron el XX aniversario del diálogo de San José y subrayaron entre otras cosas la importancia de la sociedad civil en el fortalecimiento de las relaciones entre CA y la UE, ratificando en consecuencia declaraciones anteriores.

Desde este enfoque se crearon el CCSICA y el Comité Consultivo de Integración Social (CCIS) que es un comité sectorial de carácter exclusivamente consultivo, cuya función es asesorar a la Secretaría de Integración Social y se encuentra relacionado con el Comité Consultivo del SICA. Pero lo cierto es que en la práctica hay mucha desconfianza de los gobiernos hacia la sociedad civil. Se teme a las opiniones y propuestas de las organizaciones sociales; en todo caso parece que molestan pues es más cómodo gobernar sin concertar, sin dialogar con la sociedad: hay un afán centralizador y se carece de marcos legales que obligue a los gobiernos. En este sentido el marco del CC-SICA y del CCIS son muy insuficientes y escasamente representativos.

Es por consiguiente muy necesario corregir este déficit. En primer lugar porque una sociedad civil participativa dará mayor legitimidad al proceso y a las instituciones regionales. Pero, en segundo lugar, porque la integración social centroamericana no debe ser implementada mediante políticas dirigidas desde cúpulas políticas y económicas sino que deben ser concertadas con los agentes sociales. Sólo la concertación permitirá reunir las sinergias necesarias para diseñar y poner en práctica medidas y programas que puedan alcanzar los logros que se requieren. Pero hay que aceptar que una de las principales debilidades del proceso de integración es la ausencia de mecanismos apropiados de participación de la sociedad civil. Sin embargo, desde una lectura constructiva del Acuerdo entre  Centroamérica y la Unión Europea es pertinente recuperar los que dicen las partes: “1. Las Partes reconocen el papel y la contribución potencial de la sociedad civil en el proceso de cooperación y acuerdan promover un diálogo efectivo con ésta; 2. Sujeta a las disposiciones legales y administrativas de cada una de las Partes, la sociedad civil podrá: a) ser consultada durante el proceso de formulación de políticas a nivel nacional, según los principios democráticos; b) ser informada en la consultas sobre las estrategias de desarrollo y cooperación y las políticas sectoriales, así como participar en ellas, principalmente en los ámbitos que le afectan, en todas las fases del proceso de desarrollo; c) recibir recursos financieros en la medida en que la normativa interna de cada una de las Partes lo permita, así como ayuda al desarrollo de las capacidades en los sectores críticos; d) participar en la aplicación de programas de cooperación en los ámbitos que le afectan” (art. 43). Ahora bien se trata de una declaración de intenciones con ausencia de mecanismos garantistas y estables, pero que abre al menos en el discurso un espacio para la participación de la sociedad civil. Creo que es momento de recuperar el principio de participación de la sociedad civil en el proceso de integración regional y en particular en su dimensión social. Es necesario propiciar claramente mecanismos de participación de todos los actores y sectores sociales sin discriminación alguna.

1. La participación de la sociedad civil en el proceso de Integración Centroamericana es condición necesaria para que dicho proceso pueda gozar de apoyos sociales y se erija como proyecto incluyente de todas las clases sociales

2. Es fundamental la participación activa de la sociedad civil para la vertebración social y el avance en la equidad, la prevención de conflictos, la lucha contra la delincuencia y la marginación, etc.

3. Los gobiernos de la región deberían concretar el establecimiento de espacios estables de participación de la sociedad civil, de mesas de diálogo en cada país y en la escala regional Centroamérica para fines de consulta, diagnóstico, identificación de prioridades y seguimiento de procesos.

4. La participación es la clave de la creación de una ciudadanía centroamericana. En conclusión, la estrategia de una buena integración regional debería contemplar montos presupuestarios precisos para:

-Extender la participación de la sociedad civil en los CCIS y en el CC-SICA.

-Hacer posible la existencia de espacios permanentes independientes de la sociedad civil en formato de foros regionales.

-También debe incorporarse financiación para la creación de espacios de relación entre la sociedad civil y el Parlamento Centroamericano, con sus autoridades, inter-grupos y partidos políticos.

Sería asimismo acertado la creación de un Observatorio Social Centroamericano con participación de organizaciones sociales y universidades orientado a realizar diagnósticos, ejercer seguimientos sobre políticas decididas y llevar a cabo una función de asesoría de instituciones públicas, partidos políticos y sindicatos, ONGs.

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