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Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
“Este es un momento muy significativo para mi familia y de las otras familias que han venido, try para recibir a sus parientes … es un momento triste pero nos permite darles un lugar digno para que descansen”, dijo Mabel Rivera, luego que el Instituto de Medicina Legal (IML) entregara los restos de siete personas asesinadas durante el conflicto armado, en Arcatao, Chalatenango en 1980.
Luego de un proceso de exhumaciones y procesos burocráticos de la institución forense, los restos de Francisco Rivera, Nazario Rivera, María Vicenta Rivera, Perfecto López, Marcos Martínez y las niñas Josefina Martínez y Francisca Martínez, fueron entregados a sus familiares para recibir cristiana sepultura.
Mabel afirmó que aunque no vivió el conflicto civil armado, las huellas de ese pasado han marcado a su familia, sin importar el tiempo transcurrido, por lo que apeló a las autoridades gubernamentales a facilitar procesos de justicia para la población civil que resultó afectada con este tipo de vejaciones en esa época.
“Yo no viví esa situación pero, para mí esto es un reencuentro con mis abuelos, que los asesinaron cuando no había nacido, esto para mí dignifica y sana, pero también nos une a pedir justicia en el país, donde la impunidad ha sido la principal enemiga de las víctimas que aún son revictimizadas”, agregó.
Silvia Cuéllar, del Instituto de Derechos Humanos de la UCA (IDHUCA), afirmó que el proceso de las exhumaciones es una segunda etapa de trabajo que inició en 2010, con el objetivo de buscar la verdad y la justicia erradicando la impunidad.
“Las víctimas del conflicto armado han estado condenadas al silencio; cuando les dicen -a los familiares- que ya pasaron 30 años y por qué siguen moviendo las cosas. Les decimos que… porque las heridas no están sanas, esto revindica… ellos no buscan venganza sino que justicia y así como tienen derecho las víctimas actuales … las tienen ellos”, afirmó.
Para este proceso de exhumación de las víctimas de Arcatao, Chalatenango, se inició un proceso en 2013 en el marco de los veinte años de emitida la Ley de Amnistía y del Informe de la Comisión de la Verdad, luego, en mayo de 2014 se iniciaron las exhumaciones y es hasta junio de 2015 que suman dos años de trámites, hasta fueron entregados los restos mortales.
“Entre las dificultades que tuvimos, estuvo la Fiscalía General de la República, que no daba autorización para retirar las osamentas, por lo que acudimos al juez, y vino ahora a entregarnos a los familiares”, dijo.
Las víctimas fueron masacradas en el caserío El Portillo, cantón Los Hilos, todavía tenemos pendientes dos osamentas más y otros casos pendientes que serán colectivas.
“Para nosotros, que hemos recibido a nuestra querida familia es cerrar un ciclo de aquel momento que para nosotros y nosotras no tuvimos, como recogerlos y darles digna sepultura, pero también es un momento para que se conozca la verdad y dejar la impunidad de estos hechos”, manifestó Rosa Rivera.
Su rostro marcado por el dolor solo le permite musitar que ha llegado a traer los restos de su padre, asesinado el 1 de abril de 1980 y su madre el 5 de junio de 1980, en el cantón El Sitio, Arcatao, Chalatenango.
“Mis padres fueron asesinados por el contingente armado de Sensuntepeque, Cabañas … encabezado por el Teniente Gallego Peña. Exigimos justicia, no es posible que las víctimas sigamos siendo castigadas por la impunidad y les pido que los funcionarios no solo hablen en los medios de comunicación, sino que se acerquen a las víctimas y vean como vivimos”, puntualizó.
