Diario Co Latino 133 años informándote con credibilidad
Artículos relacionados
Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Compartir con los demás, ser compañero del que sufre, ser luz para iluminar las realidades más oscuras y pecaminosas del entorno, fue el mensaje principal de la eucaristía dominical celebrada por el sacerdote Douglas Crespín, en la Cripta de Catedral Metropolitana, donde descansan los restos de san Romero.
El religioso enfatizó que los mártires son auténticas lumbreras de Dios, tal cual lo hizo monseñor Romero, quien fue una luz potente, un cirio que iluminó la realidad del país cuando más lo necesitaba, cuánta corrupción, muerte y destrucción se dio en ese tiempo del conflicto. “Monseñor Romero fue una auténtica luz en esos tiempos, y lo sigue haciendo con sus escritos y testimonios, de la misma manera estamos llamados a ser las veces de los mártires, cuando Dios nos pide ser luz no quiere decir que todo será tranquilo, ya que el príncipe de la oscuridad es Satanás, quien busca destruirnos”, afirmó Crespín.
Añadió que ser luz no es fácil, tal cual se puede ver en la vida de monseñor Romero, que le provocó la muerte ser testigo de Cristo, de la misma manera cuando se decide ser luz en el mundo el hombre está expuesto a sufrir, sin embargo, pese a los momentos difíciles la presencia de Dios impulsa a seguir haciendo el bien.
“Pidamos a monseñor Romero en este año dedicado a los mártires del país, a ser luz y dejar una semilla e iluminar la realidad, estamos llamados a transmitir la palabra de Dios que es la luz, la cual ilumina a todo hombre, hay que ser testimonio de una luz plena y de todos los días, el camino a seguir para llegar a la meta es Jesús que es el camino, la verdad y la vida”, recalcó el sacerdote.
Durante la procesión de ofrendas se presentó la luz y sal, como símbolo de las buenas obras que iluminan y abren camino a la justicia y a la paz en la tierra. Asimismo, mostraron una canasta de víveres simbolizando la fraternidad con el prójimo carente de recursos económicos, ya que monseñor Romero consideraba que las buenas obras como compartir el pan con los pobres es sentir fraternidad y tener identidad con Cristo.
