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Gloria Rivera de Aguilar

 

Marlon Chicas – El Tecleño Memorioso

“Pin Pon es un muñeco muy guapo y de cartón, se lava las manitas con agua y con jabón” fragmento de la popular canción infantil compuesta por el mexicano José Francisco Gabilondo Soler “Cri-Cri” (+), que suelen cantar los párvulos en algunos kínderes de nuestro país.

La anterior referencia, nos transporta a aquellas épocas de infancia en las instalaciones del histórico Kínder Nacional José María San Martín de esta localidad, en la que abnegadas docentes nos enseñaron las primeras letras, destacándose muchas de ellas por su vocación y profesionalismo, pero ¿de dónde se origina la educación parvularía?

Según registros consultados, la primera “Infant School” (Escuela de Infantes), surgió en 1816 a iniciativa de Robert Owen (1771-1858) en New Lanark (Escocia), en unas escuelas anexas a las fábricas de su propiedad, orientadas a los hijos de sus trabajadores. Al frente de estas se desempeñó como maestro James Buchanan (1784-1857). Con el correr del tiempo este tipo de escuela se extendió por los países europeos (en 1826 en Francia, en 1827 en Bélgica y Suiza, en 1828 en Italia, Hungría, Dinamarca, en 1830 en Alemania y Holanda, en 1831 en Noruega, en 1832 en Checoslovaquia, en 1834 en Portugal, en 1836 en Suecia y en 1838 en España, entre otros países), siguiendo el modelo inglés, con especial dedicación a la clase trabajadora y al apoyo prestado de particulares y asociaciones filantrópicas creadas en cada país con este fin, y posteriormente por los poderes públicos.

Conversando sobre este tema en días pasados con el buen amigo Orlando Moran Castillo, viene a nuestra platica, el recordar la labor de una destacada profesora de parvularía en Santa Tecla, como muchas otras que descollaron en tal profesión, para el caso en mención doña Gloria del Carmen Rivera de Aguilar (+).

De acuerdo con las reminiscencias del licenciado Moran Castillo; doña Gloria de Aguilar prestó sus servicios como docente durante 30 años en el Kínder Nacional José María San Martín de Santa Tecla, en la que tuvo a su cargo la formación de cientos de niños que pasaron por sus cuidados y los que aún la recuerdan por su calidad humana y espíritu altruista.

Su visión y vocación de docente la llevó a fundar años más tarde el prestigioso colegio “Niño Jesús de Praga” que, operó en esta ciudad por más de 21 años, en la que se educó a las nuevas generaciones que pasaron por sus aulas, bajo la responsabilidad de docentes capacitados en Educación Inicial, y quienes heredaron la mística de trabajo de doña Gloria Rivera de Aguilar.

Además de ello, nuestra celebridad se destacó en otras actividades en el municipio como; ser parte de las Damas Voluntarias de Cruz Roja Salvadoreña; socia honorifica del Club de Leones de Santa Tecla, integrante de la Archicofradía de la Parroquia San Antonio y Guardia del Santísimo, colaboradora en diversas actividades cívicas, religiosas y culturales de la ciudad

El año pasado fue galardonada como Ciudadana Notable por Tecleños de Corazón por sus méritos antes mencionados. Sirva este humilde tributo póstumo a su memoria, así como a otras dignas docentes tecleñas que, sería imposible mencionarles a todas en estas líneas, pero que poco a poco iremos conociendo su importante legado a nuestra querida Ciudad de Las Colinas.

 

 

Ver también

«Orquídea». Fotografía de Gabriel Quintanilla. Suplemento Cultural TresMil, 20 abril 2024.