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El país necesita mensajes de un Estadista

El ejército de tuiteros del Presidente Electo, Nayib Bukele, se ha dado a la tarea de sembrar en el imaginario colectivo, que una vez asuma la Presidencia pasará a la asamblea legislativa cuanta ley requiera para gobernar y los diputados tendrán la obligación de aprobar todo bajo el argumento que negarlo “sería como negárselo al pueblo”.

En esta lógica manifiestan, que el futuro presidente, no necesitará del apoyo de ninguna fracción legislativa pues, el único apoyo que necesita es del pueblo y ya lo tiene, pues hubo un millón 400 mil salvadoreños que le votaron.

Lo anterior es verdad, pero a medias, porque muchos de esos diputados también recibieron, hace un año, el voto de ese mismo 52 % de votantes y cuando la República de El Salvador fue creada, se organizó con tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

Si bien la asamblea legislativa no tiene porqué seguir obstruyendo todo lo que venga del Ejecutivo, como lo han hecho con los Gobiernos del FMLN, sobre todo con el profesor Salvador Sánchez Cerén, también es cierto que el Ejecutivo está obligado a respetar todas las instancias, pero sobre todo la Constitución. En primer lugar su artículo 85 que define el carácter de la República.

Luego, el art. 125 que expresa que los “diputados representan al pueblo entero y no están ligados a ningún mandato imperativo”. Y, el art. 123 dice que la mayoría de sus miembros será suficiente para “deliberar” (el subrayado es nuestro). Es decir, los diputados no están obligados a solo levantar la mano para aprobar una ley que venga del Ejecutivo, si antes no se presente, se explica, y luego se delibera.

Es cierto que en los gobiernos del FMLN, la oposición solo se opuso, más bien por obstaculizar sus proyectos de Gobierno, lo cual es reprochable pero, eso, a decir que el papel de la asamblea es aprobar todo lo que venga del Ejecutivo, y bajo la amenaza del linchamiento político en las redes sociales, es más que soberbia, es como preparar a este pueblo a transitar de un Gobierno Republicano, a una nación semi-imperial.

Es vergonzoso que los intelectuales, como los sociólogos o los rectores de las universidades y otros tanques de pensamiento no se den cuenta de esto, por temor o a saber por qué razón.

Lo mismo sucedió con la anterior sala de lo constitucional, los trataron como dioses del Olimpo, y por eso hicieron lo que les vino en gana. Nos preguntamos, si estas lumbreras necesitan de un semidiós en el Ejecutivo.

Esperemos que una vez reciba el acta en la que se declara oficialmente Presidente de la República de El Salvador, el señor Nayib Bukele cambie el tono de sus mensajes por el de un Estadista.

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