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Gloria Silvia Orellana
@DiarioColatino
“Muchos desechos plásticos se mandan a los cuerpos de agua y sobre todo al suelo que es la gran contaminación con la que nos encontramos y hemos visto con las lluvias en las inundaciones”, manifestó Laura Mejía, coordinadora del Programa Cero Basura del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA/Amigos de la Tierra El Salvador).Con una exposición pública sobre la problemática de la contaminación por los plásticos de un solo uso, o productos desechables, el Colectivo Jaguares de la Madre Tierra y el CESTA relanzaron la campaña “Yo me sumo al no uso de la bolsa plástica”.
Mejía afirmó que se han dado cuenta como la población está adoptando la “cultura del descarte”.
Asimismo dijo que se ha llegado al nivel que hasta para comprar tortillas están utilizando bolsas plásticas y antes la costumbre era llevar la manta o alguna bolsa de tela”.
Con la campaña, el Colectivo Jaguares y el CESTA espera contribuir con la población para que tome conciencia sobre la reducción de productos desechables y que la Asamblea Legislativa, emita por fin una Ley de Prohibición de Plásticos de un Solo Uso, y que promuevan el uso de artículos alternativos y amigables con el ambiente.
“La población con quienes hemos hablado les dimos información científica que los plástico tardan hasta 500 años en desintegrarse y todo depende del tipo de plástico porque hay de alta o baja densidad y el tipo de material también lo que tarda en degradarse”, dijo.
“Está el bisfenol A y otros químicos que se desconocen que están en la bolsa y hay muchos químicos que también ya se encontraron en la placenta humana o sea, está dentro de nuestros organismos porque ya comemos plástico. Científicos han dicho que consumimos a la semana microplásticos que equivalen a una tarjeta de crédito, o sea, lo estamos consumiendo”, sostuvo Mejía. El CESTA ha reiterado que en la fabricación del plástico se utilizan más de 170 sustancias químicas, las que ocasionan impactos a los ecosistemas y a la salud humana como: cáncer, deterioro del sistema inmune y reproductivo, entre otros.
Asimismo, aclaran que la combinación de sustancias tóxicas en la manufactura, la persistencia de plásticos en el ambiente y el potencial de entrega de altas dosis de tóxicos a la vida marina, ecosistemas terrestres y al ser humano, demanda la necesidad de reducir de manera “drástica” el consumo de plásticos y rediseñar su uso.
“Hemos traído a la exposición alternativas a la bolsa de plástico de un solo uso, la más próxima es la bolsa de manta, que también es rescatar lo ancestral porque antes no utilizábamos el plástico para la compra de las tortillas”, dijo.
“También trajimos las bolsas reutilisables y botellas de vidrio para poder sustituir al PET (Polietilén Tereftalato/plástico con apariencia de vidrio), también está el barro que casi ya nadie lo utiliza y el morro que son recipientes naturales o las hojas de huertas que son biodegradables y que se pueden utilizar para llevar alimentos ”, reiteró Mejía.
En cuanto a supermercados o almacenes que ofrecen “bolsas biodegradables”, Mejía, señaló, que lamentablemente, este tipo de material lo que hace es degradarse en partículas pequeñas y eso al final es microplásticos y eso contamina el medio ambiente y no soluciona el problema.
El problema lo podemos solucionar con materiales resistentes y ecológicos como la bolsa de manta que es un material que no hará daño al ambiente, que puede usarse por mucho más tiempo y esperamos que los tomadores de decisión como los gobiernos , municipalidades y empresas busquen productos en armonía con el ambiente”, añadió.
“Así también, hacer menos uso del agua que hay poca, menos uso del petróleo que ya está provocando guerras, y cesar el extractivismo que están haciendo de todos los bienes naturales, cuando sabemos que tenemos un solo planeta y con pocos bienes que le están quedando”, reafirmó Mejía.
“Ya hay suficiente plástico en El Salvador, así que podemos comenzar a recoger y reciclar por estas razón estoy aquí en la campaña “Yo me sumo al no uso de la bolsa plástica”, expresó María Eva Rivas, proveniente de la colonia Majucla, Cuscatancingo, San Salvador.
“Soy recolectora porque en mi colonia había mucho problema, la municipalidad se ponía a limpiar los tragantes pero igual, al siguiente invierno nos íbamos hasta el cuello con el agua, entonces, no había otra respuesta se tenía que recolectar el plástico, pero ¿Quién lo haría?, éramos nosotros”, relató.
“Al principio fuimos 80 personas entre hombres y mujeres, pero como esto es un trabajo sin fin de lucro pues se fueron retirando pero nos hemos quedado entre 5 y 6 personas y estamos tratando de mantener liberado de plástico la colonia”, comentó.
Recogen una tonelada al mes solo de PET (botellas con apariencia de vidrio), luego vienen los plásticos soplados (piezas de plástico huecas) que son menos luego, viene la película que es la bolsa de plástico transparente es menos, luego viene el cartón, el papel periódico, hierro y metales de toda clase .
“Yo pienso que ayudamos a la municipalidad y a la comunidad, al aminorar el costo de levantar esta basura que está en el suelo, porque al levantarla se convierte en otro material, o sea le estamos reduciendo un costo del trabajo a la municipalidad, la comunidad, aportamos a la sanidad del medio ambiente y ganamos nosotros porque andamos trabajando”, puntualizó.
