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El amante con chile (El refugio)

Juan José Rivas

Escritor y psicólogo

Desde hace medio siglo en la tranquila colonia centroamericana, se encuentra el amate coqueteando con la belleza de la colonia. Es en ese entonces que un meteorito chocó con la luna, esa que viste de amarillo por las noches al amate; ese choque hizo que muchos de sus cráteres se desprendieran y bajaran a la tierra, que de manera fortuita algunas fueron a dar al amate y se posicionaron en sus ramas. Claro, que esos fueron las más pequeñas, porque los grandes cayeron en el océano Pacifico; lo que provocó que muchos seres vivientes se salpicarán, como el caso de la ballena de ojos coquetones, que fue a dar a la rama mayor del amate.

Así también, están los infaltables búhos, tremendos señorones y señoronas que le dan el tono de sabio al amate; con sus planteamientos serios, de necesaria y acertada dirección. Ellos son consultados por los demás habitantes del amate.

Ahora bien, cuando un pecador o pecadora llega  a los pies del amate a consultar sus fallas, los búhos orientan a la Virgen de Guadalupe, quien es la que les reprenderá o les absolverá de sus faltas, dependiendo de ese veredicto, los y las pecadores se retirarán con una sonrisa o con la cabeza baja llenos de tristeza.

Otros de los moradores son los cráteres con forma circular y centro oscuro, son los que adornan las orejas de las ramas del amate como hermosos aritos de una bella mujer.

Algo más de estos seres especiales los búhos es que oyen y es una gran capacidad de escuchar que oyen lo que está pasando al otro lado del planeta; y son los que mantienen comunicados con el exterior a los demás habitantes del amate.

Existen unas grandes y hermosas señoras, que son las que ponen quietos a todo mundo, son las aplicadoras de la ley; ellas son las señoras masacuatas; que no necesitan ser muchas para imponer el orden, sobre todo en las celebraciones de fines de semana.

Por ultimo en la copa o sea la parte superior del amate están las alegres culebrinas revoloteando con las mariposas y palomas; estas culebrinas con sus trajes alegres como las que usan las bailarinas del medio oriente, que al igual se cubren sus jugosos labios con el pañuelo, quedando al descubierto sus ojos saltones y alegres; ellas son las encargadas de danzar para sacar del tedio a todas y todos los demás habitantes del amate.

La palabra amate le hace sentir el visitante (como los que se acercaron en la tarde del sábado 11 de junio de 2016) que son buenos amantes…de las cosas, de las personas, la floresta, los bosques, los mares.

Por eso, al estar bajo la sombra de un amate con chile, nuestros ojos ven a la naturaleza tranquila o violentada, ello depende de que tan consciente nos veamos, tranquilo o violentado. Los visitantes se retiran, ya casi oscurece.

Como es fin de semana, todas y todos los habitantes del amate, se comienzan a reunir con sus trajes de gala. Son las 8 de la noche, los vecinos de los alrededores dirigen sus miradas al amate expresando, ha de ser otras de sus fiestas; si, de este loco amate con chile, sobre todo que es sábado y que hay luna llena.

Ver también

«Fiestas de mi pueblo». Fotografía de Rob Escobar. Portada Suplemento Cultural TresMil-27 Abril 2024.