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Lyon/Francia/dpa
Conquistó Champions, sostuvo Balones de Oro, levantó Ligas y recibió varias botas de oro, pero Cristiano Ronaldo aún tiene una cuenta pendiente, hacer campeón a Portugal, un sueño que podría cumplir el domingo para culminar su obra como futbolista.
La final de la Eurocopa de Francia es mucho más que un partido por el título para el delantero. Es su gran oportunidad para colocar a Portugal en la historia del fútbol -algo que no pudieron hacer ni Eusebio ni Luis Figo-, para tomarse revancha de la final perdida en 2004 y para colocarse en la “pole position” de cara a un nuevo Balón de Oro tras haber conquistado el 28 de mayo la Liga de Campeones con el Real Madrid.
“Siempre soñé con ganar con Portugal y ahora está a un solo paso. Soñar es gratis, así que sigamos soñando”, dijo el miércoles en Lyon después de decidir la semifinal ante Gales (2-0) con un gol y una asistencia.
A sus 31 años, Cristiano Ronaldo se empeña en desafiar las leyes de la naturaleza anunciando que quiere retirarse con 40. Hizo tantas cosas de las que pocos le creían capaz que quién sabe dónde estará su límite, pero lo que está claro es que pasada la treintena la carrera de un jugador profesional tiende a decaer.
De hecho, Cristiano Ronaldo ya no es el portento físico de hace cinco o seis años, cuando parecía un tren de alta velocidad sobre el césped. Se fue acercando progresivamente al área, para dosificar esfuerzos: perdió potencia, pero no gol.
El Mundial de Rusia 2018 lo jugaría con 33 años, a la Eurocopa 2020 llegaría con 35. Por eso, la cita del domingo 10 de julio en el Stade de France de París supone una ocasión inmejorable para el jugador nacido en la isla de Madeira. Quizás sea “la” ocasión de su vida, esa que ya no vuelve.
La final de 2004 en Lisboa la jugó con 19 años y acabó desconsolado, llorando. Él no era entonces la estrella de Portugal, pero ahora sí, él es el capitán, el líder, el hombre al que todos miran desde Lisboa para que decida la final. Hace 12 años era un adolescente que soñaba con hacer algo grande. Hoy es un hombre que hizo del éxito una costumbre.
En “O jogo”, periódico portugués, compararon al “7” con otra gran estrella del deporte: Detuvo el tiempo como si fuera Michael Jordan”. El delantero del Real Madrid ha conseguido llevar a la final a una selección portuguesa en la que la mayoría de sus futbolistas juegan en equipos de segundo orden. Muchos de los que jugaron el miércoles en Lyon viven en el fútbol luso y los dos centrales, Jose Fonto y Bruno Alves, militan en el Southampton y en el Cagliari, respectivamente.
Además, levantar la copa Henri Delaunay acercaría a Cristiano Ronaldo varios metros a su cuarto Balón de Oro. Ganar una Champions y una Eurocopa en poco más de un mes y siendo decisivo en ambos torneos le colocaría por delante su gran rival, un Lionel Messi que vive uno de sus peores momentos personales tras perder otra final con Argentina, renunciar a la selección y ser condenado por fraude fiscal. El luso está a un gol de convertirse en el primer hombre que marca diez goles en la fase final de la Eurocopa. Un récord al alcance en la final, algo que siempre motiva al obsesivo Cristiano Ronaldo.
