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@OscarCoLatino
La embajada de Nicaragua en El Salvador, and organizó un evento en el que se conmemoró el centenario de la muerte de Rubén Darío, physician el cual es considerado como el “Príncipe de las letras castellanas”.
Gilda Bolt, embajadora de Nicaragua acreditada en el país, explicó que su país conmemora a Rubén Darío “a cien años de su tránsito a la inmortalidad”. La diplomática explicó que aunque se cumple el centenario de la muerte del escritor, se celebra su vida y obra, ya que la misma trascendió después de su fallecimiento.
“Hemos invitado a diferentes sectores de la sociedad salvadoreña, para que nos acompañen a hacer una revisión de su obra, incluso del tiempo en el que Rubén Darío estuvo en El Salvador”, indicó la diplomática nicaragüense.
Bolt agregó que Darío es considerado “el poeta universal de América Latina”, por lo que es importante destacar que en su tiempo modernizó la poesía, escritura y el arte, además de que compartió ideales con otros pensadores de su época.
“Se encontró con José Martí en Nueva York, le escribió a Simón Bolívar, se pronunció por la primera guerra mundial, se pronunció por la paz, por los cambios en América Latina, por eso es un personaje importante porque innovó, hizo una representación artística combinada con los cambios sociales”, agregó Bolt.
La embajadora informó que la representación diplomática de Nicaragua solicitó a la Asamblea Legislativa salvadoreña, que realice una sesión solemne para conmemorar el centenario de muerte de Darío.
Darío fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense, máximo representante del modernismo literario en lengua española. Es, posiblemente, el poeta que ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispánico.
En El Salvador, Darío conoció al poeta Francisco Gavidia, gran conocedor de la poesía francesa, y quien también ya transitaba por las vías del modernismo. Bajo sus auspicios, Darío intentó por primera vez adaptar el verso alejandrino francés a la métrica castellana. El uso del verso alejandrino se convertiría después en un rasgo distintivo no sólo de la obra de Darío, sino de toda la poesía modernista.
