Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
“El miedo ahorita como comunidad es que las oenegés ya no puedan donar más fondos a los proyectos con los que han venido ayudando acá”, dijo Ana* (nombres ficticios por petición de seguridad) al señalar que en su cantón, ubicado en Teotepeque, el apoyo recibido de las ONGs les ha permitido organizarse para luchar colectivamente por sus demandas.
La Ley de Agentes Extranjeros es ya normativa del país, aprobada por la Asamblea Legislativa con 57 votos del partido oficial Nuevas Ideas, en la pasada sesión plenaria del 20 de mayo, sin discusión, solicitada por el presidente Nayib Bukele.
La nueva ley generó el rechazo inmediato de la sociedad civil organizada, no solo porque les quitará el 30% de los fondos que reciben para proyectos, sino, porque que obliga a un nuevo registro de las oenegés, a las que pueden negarles el registro y por tanto cancelar la personería jurídica de éstas, por los “criterios subjetivos” que contiene la normativa.
El artículo 11 impone un impuesto del 30% para las donaciones o transferencias de cualquier donante, ya sea nacional o internacional a las organizaciones sin fines de lucro (OSFL). Lo que significa dejar los proyectos sin muchos fondos para trabajar en el territorio.
Beneficiarios de proyectos sociales comunitarios
Entre los logros más relevantes en la comunidad, señaló Ana, son algunos emprendimientos que crecieron con el apoyo de las oenegés; pero ahora el temor prevalece porque los fondos puedan reducirse, y por tanto no se las dará respuesta a otras demandas sociales.
“Nos preocupa que esos fondos de donantes extranjeros y de las oenegés, deban ser compartidos con el gobierno, porque les quita la oportunidad de recibir más fondos a las iniciativas comunitarias en el cantón”, dijo.
“Nosotros nos vamos a reunir con las organizaciones y buscar ¿Qué hacemos como pueblo para nuestras obras? Porque el dinero es para el pueblo y no para el gobierno que tiene recursos, ese dinero de los donantes es para la comunidad y nos interesa para salir adelante”, indicó Ana.
Acceso al agua y organización
Similar lectura, realizó Cecilia* del departamento de La Libertad, quien compartió que ahora en su comunidad cuenta con agua domiciliar y quienes a través de un esfuerzo de vecinos y oenegés han venido apoyándolos durante todo el proceso, y al final lograron garantizar el derecho humano de acceso al agua.
“Es agua de pozo, pero es clorada, porque las oenegés nos prepararon para cuidar y sanear, sabemos manejar el proceso de clorado y calificar si es apta o no para tomarla. Este es un impacto muy grande en la comunidad porque el agua es vida y ahora está domiciliada”, dijo.
“Agradecemos a las oenegés y donantes que nos han apoyado con este derecho, pero, también, nos preocupa a futuro otros proyectos”, sostuvo Cecilia.
Lideresas de occidente que buscan una vida digna
Lorena* es una lideresa en Ahuachapán, quien reconoce que a través del acompañamiento de las organizaciones sociales han logrado avances sostenibles en su comunidad, para establecer canales de diálogo con autoridades municipales y otros funcionarios de la zona.
“Estamos trabajando el tema de los derechos ambientales productivos y derechos humanos, esto es un avance muy importante porque hemos podido generar este espacio coordinado, tomar acciones conjuntas y estamos trabajando el derecho ambiental (leyes)”, señaló.
“Para nosotras las organizaciones son aliados estratégicos en el territorio, primero, por los proyectos; segundo, por la asesoría técnica que no teníamos por falta de recursos económicos o falta de conocimientos académicos. Gracias a ese acompañamiento y los recursos de donantes extranjeros, hemos podido mejorar y contar con conocimientos y herramientas técnicas para las mujeres de la comunidad”, afirmó Lorena*.
Las oenegés y la pobreza en El Salvador
Un estudio del PNUD del 2024, sobre las condiciones económicas y sociales en la nueva distribución geográfica del país, mostró que en 18 de los 44 municipios tienen más del 30% de pobreza multidimensional o monetaria, y que en un 25.1% de los hogares a escala nacional viven en pobreza multidimensional.
Gerardo*, miembro de una organización territorial productiva, advirtió que los datos de pobreza son alarmantes en los últimos años, y agregó que como organización cubren “ese espacio no atendido por el Estado”.
De ahí, la importancia de las oenegés de contar con recursos para echar andar proyectos que superen el asistencialismo gubernamental por una preparación y resiliencia de la población para enfrentar los embates frente al clima u otras variables económicas y sociales.
“En nuestro caso abordamos la producción de alimentos, que la relacionamos la cultura sostenible como agroecología, permacultura, agricultura orgánica, agricultura ecológica, las cuales son modalidades de una agricultura sostenible para las comunidades. Y las orientamos a abarcar varios elementos como la resistencia del cultivo a los embates del clima y lograr autonomía para que siembren lo que necesitan sus familias”, argumentó.
“Entonces, construimos desde las comunidades la resiliencia, no sólo entregamos cosas y ya. Por esto muchas organizaciones internacionales del sistema de Naciones Unidas, buscan organizaciones locales para llevar a cabo sus intervenciones, esas voces ejecutoras territoriales que sean reconocidos y puedan intervenir en los territorios”, reiteró Gerardo.
En cuanto a la población intervenida, afirmó que la cooperación internacional ha venido exigiendo mayor número de población por cada intervención por vía de donaciones de personas individuales.
“Pagamos impuestos todas las organizaciones, todos lo hacemos, aunque hay algunas excepciones en algunos proyectos que tienen exención como la Unión Europea y otros del Sistema de Naciones Unidas, pero no todos, solo estos pueden tener excepción de impuestos”, explicó.
“Un proyecto nuestro, por ejemplo, en un año, tiene como beneficiarios finales alrededor de 150 personas de forma directa y 150 familias indirectamente; esto sería una atención para alrededor de 600 personas al incluir el grupo familiar de una intervención. Nosotros buscamos la producción agroecológica, un escalamiento a la agroecología, las réplicas de formación, actividades y la generación de conocimientos a partir del saber campesino y local”, sostuvo Gerardo.
Cooperantes para el desarrollo de comunidades vulnerables
Mientras, Leslie Schultz, directora del Centro de Intercambio y Solidaridad (CIS), oengé y cooperante permanente con raíces en Estados Unidos, expresó su “preocupación” por la Ley de Agentes Extranjeros, por considerar que amenaza los programas comunitarios al quitarles el 30% del total de la donación.
“Esto es un intento de callar las voces de defensa de los derechos humanos, los cooperantes del CIS ya han dicho que no están dispuestos cortar sus programas en un 30% para dar un cheque en blanco al gobierno, especialmente a uno sin transparencia, que tiene toda la información de su administración en reserva por 7 años”, señaló.
“Las oenegés, ya pagamos contadores, auditores, administradores, delegados de cumplimiento para rendir cuentas cada mes, no solo a Hacienda, también a la Fiscalía. Además, pagamos Renta, Seguro Social, y pensiones de los empleados, y no es justo ni legal cortar salarios”, reiteró Schultz.
En cuanto al trabajo en el territorio nacional del CIS, su directora, recalcó, que financian más de 500 becas al año para jóvenes de escasos recursos económicos en 22 comunidades o distritos que son estudiantes de bachillerato y universitarios.
Asimismo, el CIS paga el alojamiento para los becarios universitarios que no pueden viajar a sus casas diariamente como han venido apoyando a la comunidad en la isla El Espíritu Santo, Usulután.
“Hemos proveído de filtros de agua a miles de familias y dado capacitaciones en medio ambiente, salud e higiene. Damos mantenimiento a más de 40 purificadores de agua, la gran mayoría en escuelas públicas. Y últimamente, el gobierno nos quería cobrar $3,000 para ingresar 5 purificadores (a escuelas) cuando siempre nos dieron franquicia”, manifestó.
“El CIS ha construido más de 165 viviendas dignas; 4 casas comunales, 2 escuelas y dado fondos semilla para emprendimientos de mujeres en las comunidades. Y tenemos planes de construir 50 viviendas dignas más, pero está congelado con esta nueva ley hasta que tengamos garantías de una exención”, reiteró Schultz.
La directora del Centro de Intercambio y Solidaridad (CIS) espera, junto a otros organizaciones donantes, que las comunidades beneficiarias y la comunidad internacional se pronuncien sobre esta normativa recientemente aprobada.
“Si la Ley de Agentes Extranjeros se implementa, las comunidades vulnerables van a pagar el precio. Porque pueden cerrar oenegés, universidades y medios de comunicación independientes con el intento de callar el pensamiento, la voz crítica, cortar las libertades, suspender permanente el debido proceso, la presunción de inocencia y manipular la justicia, y no se puede permitir”, puntualizó Schultz.
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