Saúl Méndez
Colaborador
Durante la celebración de la misa del 1er domingo de adviento en la Cripta de Catedral Metropolitana de San Salvador, presidida por el padre Antonio Cruz, se recordó el martirio del padre Ernesto Barrera, quien fue asesinado junto al carpintero de Plan del Pino, Valentín Martínez y los obreros Isidro Portillo y Rafael Santos Ortiz, el 28 de noviembre de 1978.
«A 47 años del martirio del padre Ernesto Barrera y de los obreros Isidro Valentín y Rafael, solo porque desde su fe en Cristo buscaron la justicia para los pobres, marginados y perseguidos. Presentamos el rostro de Padre Neto, como símbolo de los cristianos que trabajan por el Reino de Dios aún a costa del sacrificio sus vidas», mencionó el Padre Antonio Cruz durante la procesión de las ofrendas.
El padre Neto, originario del municipio de San Martín, fue ordenado sacerdote en 1976, y posteriormente asignado a trabajar con la feligresía de la Parroquia San Sebastián, en Ciudad Delgado.
Su labor pastoral estuvo enfocada en acompañar a obreros y empleados en la defensa de sus derechos, frecuentemente vulnerados en el contexto del conflicto armado que vivía el país.
Quienes compartieron con él afirman que dedicó su vida a la defensa de los trabajadores y de los sectores más pobres. Acompañaba a los obreros en sus demandas, los orientaba para fortalecer la organización sindical y mostraba una constante solidaridad al denunciar las injusticias cometidas por los patronos en los centros de trabajo.
El padre Cruz también recordó la homilía de Monseñor Romero del 27 de noviembre de 1977, dónde el arzobispo subrayó cuál es el horizonte que marca la meta de la Iglesia. En aquel entonces afirmó que, pese a las críticas de quienes acusan a la institución de promover violencia o ideologías políticas, su mensaje auténtico continúa siendo el de Cristo y los profetas: una “violencia del amor”, distinta a la violencia del odio y la espada. Esa violencia, señaló, es la que exige vencer el egoísmo personal y trabajar para eliminar las profundas desigualdades sociales.
Romero pidió que ese espíritu de fraternidad guíe el trabajo en las zonas rurales, especialmente en la temporada de cosechas. Llamó a que las labores agrícolas no se conviertan en escenarios de conflicto, sino en un motivo de alabanza, unión y colaboración entre trabajadores y propietarios.
Durante la procesión de ofrendas, la comunidad presentó la tradicional Corona con su primera vela encendida, recordando las palabras de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, quien enseñaba que este tiempo anuncia la venida de Cristo como una última oportunidad para la salvación. El encendido de la vela simbolizó la invitación a permanecer vigilantes y a prepararse para la verdadera libertad del Reino de Dios, dejando atrás las falsas libertades que ofrece el mundo.
En el acto litúrgico también se destacó el llamado evangélico a estar preparados, dado que nadie conoce el día ni la hora en que llegará el Hijo del Hombre. La frase “Ustedes estén preparados” fue presentada como signo de esperanza y de disposición permanente ante el encuentro con Cristo.
Siguiendo las enseñanzas de Monseñor Romero, se exhortó a la comunidad a abandonar comportamientos como comilonas, borracheras y desenfrenos, y a vivir inspirados por la fraternidad y la generosidad. Como signo de ese compromiso, se presentó una canasta de víveres que simboliza el deseo de compartir alimentos con los hermanos más necesitados, en vez de desperdiciarlos en excesos.
Diario Co Latino 134 años comprometido con usted