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La Policía Nacional Civil (PNC), surgida del Acuerdo de Paz, cumplió la orden del Presidente de la República Nayib Bukele, hecha pública el jueves pasado por medio del ministro de Trabajo, Orlando Castro, de tratar como delincuentes a los que acuden a la marcha, de diferentes puntos del país, para celebrar en la capital el Día Internacional del Trabajo.
Desde tempranas horas de este mañana, diferentes líderes sociales denunciaban los retenes colocados por la policía en puntos estratégicos para detener a los vehículos que transportaban a los salvadoreños que a pesar de la amenaza del gobierno, al vincularlos como defensores y financistas de pandilleros, salieron esta mañana para participar en la marcha del Día Internacional del Trabajador.
“Los que marchen el domingo son familiares de los pandilleros, o financistas de las estructuras criminales”, dijo el jueves el ministro Castro, tras advertir que la policía los capturaría.
Desde Santa Ana, una vocera de los marchantes dijo, a través de las redes sociales, que la policía había apartado a casi la mitad de los que venían en un autobús “en vías de investigación”.
Otro líder social publicó, en las mismas redes, que “la policía y los soldados ha colocado retenes y detenido y bajado a la gente, y a los hombres les han quitado la camisa, mientras que a las mujeres, además de revisarlas les han quitado las carteras y han amenazado con someter a investigación a los que les parezcan sospechosos”. Esto ha sido constante en diferentes puntos del país.
Algunos de los manifestantes que han bajado de los medios de transporte, han extendido sus carteles de protesta, entre los que se lee: “Bukele, El Salvador no es tu finca”, “No más abuso de poder” o “Régimen de excepción no es la solución”.
Mientras en la capital, los citadinos ya se habían reunido en los puntos de concentración para iniciar la marcha, hasta llegar a la Plaza Cívica, que desde anoche había sido tomada por integrantes de las organizaciones sociales para garantizar el evento central en este Día del Trabajador, que los salvadoreños lo celebra en medio de un régimen de excepción y serias amenazas del Gobierno del presidente Bukele.
