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HANGZHOU, 4 feb (Xinhua)
Zhao Puzhou, nativo de la provincia de Zhejiang, en el este de China, adquirió recientemente una fábrica de mascarillas en Camboya. Tras entrar en operación, la fábrica, con capacidad para entregar diariamente 100.000 unidades, enviará toda su producción a China a un precio de costo de 0,3 yuanes (4,3 céntimos de dólar) cada una.
Las mascarillas, también conocidas como tapabocas, son más codiciadas que el oro durante las vacaciones de la Fiesta de la Primavera de este año, ya que China está en plena batalla contra el brote de un nuevo coronavirus.
Hasta el lunes se habían reportado un total de 20.438 casos confirmados de infección por el virus en la parte continental de China, con 425 víctimas mortales, según la Comisión Nacional de Salud.
«Tan pronto como me enteré de la epidemia en China comencé a pensar en cómo podía hacer mi aporte para ayudar», dice el hombre, de 45 años, también presidente de la Cámara de Comercio Camboya-Zhejiang.
En lugar de buscar mascarillas en otros países, Zhao optó por hacerse cargo de una planta para generar un suministro constante de este producto de alta demanda.
«Estamos produciendo mascarillas de acuerdo con las normas chinas», asegura, y agrega: «Es una lástima que la fábrica no sea lo suficientemente grande como para producir más».
Zhao es uno de las decenas de miles de chinos que viven en ultramar y que, a pesar de estar a miles de kilómetros de distancia, se han sumado a la batalla del país contra el nuevo coronavirus. El repentino aumento de la demanda de suministros médicos, así como las vacaciones del Año Nuevo Lunar, temporada en la que tradicionalmente la mayoría de las fábricas chinas suspende operaciones, han dado lugar a una escasez de materiales de control epidémico de uso hospitalario.
CHINT, un proveedor global de equipos de energía inteligente con sede en Zhejiang, también está buscando trajes y máscaras de protección a través de sus sucursales y agencias, así como con sus socios comerciales fuera del país.
Hasta el 1 de febrero, la compañía había pedido 2 millones de juegos de suministros médicos en todo el mundo, de los cuales 293.000 ya han llegado a China. Suministros procedentes de Rusia, Sudáfrica, Reino Unido, Arabia Saudita y España también arribarán en poco tiempo.
Lei Hengjie, gerente regional de CHINT para el sur de África, dice que, por lo general, en ese continente «toma varios días hacer una transacción», pero con el fin de cumplir con los pedidos de suministros médicos a la brevedad posible, sus socios comerciales «tomaron la decisión de llevar grandes cantidades de dinero en efectivo y esperar en la puerta de las compañías que producen dichos suministros antes de la hora de apertura».
«Todos nuestros socios comerciales y clientes se están esforzando por ayudar», añade Lei.
Todo el país se ha movilizado. Un grupo turístico de más de 70 personas ayudó a llevar casi dos toneladas de materiales para el control de epidemias a China desde Moscú.
En el segundo día de la Fiesta de la Primavera, el Año Nuevo chino, Ye Wangyong, director de una federación de jóvenes chinos en Brasil, voló a Sao Paulo y ordenó 100.000 mascarillas, 10.000 trajes protectores y 10.000 unidades de gafas protectoras.
«La gente nos ayudó a transportar estos materiales de forma gratuita», comenta Ye.
«Poco después de enterarnos de la situación, compramos algunos suministros médicos y los enviamos a Wuhan», relata, por su parte, Ke Haixiao, presidente del Centro de Investigación de Desarrollo Económico y Cultural China-Europa. «Y como ya estamos familiarizados con el transporte, más gente ha venido a nosotros para ayudar a entregar paquetes, así que los dividimos en varios equipos», agrega.
El equipo que está en España, por ejemplo, condujo más de 700 kilómetros en busca de una fábrica de mascarillas.
«En la lucha contra el virus no se puede perder un minuto», afirma Ke. «Nosotros, los chinos en ultramar, estamos obligados a luchar por nuestra patria», complementa.
