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CASTILLO EN LA ONU. SIN SOMBRERO Y CON CORBATA

Isaac Bigio
Politólogo, economista e historiador
El Presidente peruano se desmarcó de su anterior canciller R. Mackay buscando aparecer como el puente entre los Gobiernos «progresistas» al sur de EEUU con el Partido Demócrata de EEUU.
Hace algunas semanas escribimos que cuando el Perú cumpliese el 20 de septiembre el bicentenario de su primera Constituyente que le estructuró como una república, el Presidente Pedro Castillo debiera reconocer oficialmente a las 20 repúblicas hispanoparlantes del mundo. Esto implicaba rechazar las sanciones contra la Bolivariana de Venezuela y restablecer relaciones con la Árabe Saharaui Democrática (RASD).
Con beneplácito vemos que en esa fecha él hizo ello y en medio de su segundo discurso que ha hecho ante Naciones Unidas. Castillo llamó a rechazar toda sanción unilateral y abiertamente pidió reconocer el derecho a la autodeterminación de los saharauis (la única nación árabe e islámica que habla nuestro idioma). Luego, él se reunió con el canciller de la RASD. Además de ello, anunció que en Lima habrá otra nueva embajada: la de Palestina.
En su extenso mensaje en la ONU, el Presidente, sin embargo, no hizo mención alguna a que en esa fecha se cumplía el bicentenario de lo que, según el gran historiador Jorge Basadre, ha sido el inicio de nuestra república. Tampoco habló de la necesidad de ir a otra nueva Constituyente.
Lo ideal hubiese sido que antes de ir a Nueva York, Castillo hubiese convocado a una masiva manifestación para recordar este hecho histórico y aprovechar ello para demandar que se cumpla su promesa electoral y un anhelo popular: dejar de lado la fuji-constitución de la dictadura y abrir el camino a una nueva Asamblea que redacte una nueva carta magna plurinacional, paritaria y con delegaciones de organizaciones laborales, populares, originarias y afrodescendientes.
EL DISCURSO EN LA ONU
En este, el Presidente Castillo ha aparecido por primera vez con saco y corbata. Mientras, por un lado, se aleja de su imagen de dirigente rural izquierdista radical con su sombrero chotano, de otra parte busca presentarse como un estadista moderado.
Abiertamente, se ha deslindado de la agenda ultraderechista de su anterior canciller, Rodríguez Mackay, al reivindicar abiertamente al acuerdo de Escazú, a las 200 millas marinas, a la RASD y al condenar a las sanciones unilaterales (cuestionando implícitamente a las que ordena EEUU) y económicas que reciben varios pueblos (como los de Venezuela, Cuba o Nicaragua, que no ha nombrado explícitamente).
Su discurso, compuesto junto con su actual canciller César Landa, parecía un intento de ajuste de cuentas de este último contra R. Mackay a quien Castillo lo puso durante 5 semanas para remplazarlo brevemente en su cargo.
Para Castillo son malas las sanciones al margen de la ONU y el unilateralismo es contrario al derecho internacional, e incluso económico.
Llama a condenar las agresiones de Rusia en Ucrania y de Israel en Palestina. Sin embargo, no hace lo mismo con respecto a las provocaciones de la OTAN en Ucrania o a ninguna de las intervenciones militares que recientemente ha hecho los EEUU y sus aliados en Siria, Irak, Libia o Yugoslavia, países que han sido despedazados con sus bombas. Tampoco ha condenado la brutal invasión de sauditas y emiratíes sobre Yemen.
CONTRADICCIONES.
Pide una salida de paz en los conflictos de Ucrania mediante una tregua y del medio ambiente con base en una solución negociada de 2 Estados, proponiendo que se asegure a Israel fronteras seguras. Esto último implica seguir recortando tierras a los palestinos, mientras que, debido a la alta amalgama entre esos 2 pueblos semitas, la salida más viable es ir a una sola república multiétnica.
No hay una sola crítica a la OTAN, a su agenda guerrerista y a sus intentos de expandirse a Ucrania y al Este (Algo que ha provocado a Moscú). El Perú, según Castillo, es un paladín de la paz mundial, aunque es el país sudamericano con más bases militares de EEUU al sur de Colombia y recientemente participó en los mayores ejercicios navales de guerra del mundo (Arco del Pacífico)bajo la hegemonía de los EEUU, con el abierto propósito de dar una alerta a Rusia y a China, el principal socio comercial del Perú al que no nombró para nada.
Defendió los derechos económicos, sociales y culturales, de los pueblos indígenas, y los humanos, a la educación, salud, agua, vivienda, alimentación, salario digno, y a un medio ambiente sano y sostenible. Todo esto se ve bien, pero no explica por qué en el Perú el salario mínimo mensual es de apenas mil soles (menos de US$ 300), el cual no alcanza para la subsistencia, y que la jornada laboral no es de 40 horas semanales, sino de 48 horas legales (con grandes concesiones a muchos sectores para extender esta a 60 ó 70). También reconoce la soberanía argentina sobre las Malvinas.
ECONOMÍA.
En cuanto a la economía, sostuvo que la tendencia es de un crecimiento a la baja con un impacto negativo de la inflación. Cuestiona que las tasas de endeudamiento cada vez sean más altas en América Latina y el Caribe. Empero, no llama a desconocer, suspender, renegociar o cuestionar el pago de la gran deuda externa y de sus altos intereses.
Informó de su plan de impulso al crecimiento económico, de un 3.3% anual, el cual está sobre promedio de la región. Insta a mejorar la inversión privada y extranjera. En ningún momento habla de realizar una sola nacionalización o recuperar los recursos naturales, las mismas que fueron algunas de sus promesas electorales.
Pide reducir a la mitad el número de pobres y a la mitad la extrema pobreza, ir al hambre cero y hacer que los menores de edad terminen la educación primaria y secundaria, la cual debiera ser de alta calidad y gratuita.
No obstante, en el Perú los monopolios detentan al rubro de alimentos y el Gobierno se niega a controlar los precios. A diferencia del programa de hambre cero de Lula en 2002, que se basaba en canastas familiares distribuidas a los más humildes, en el país de Castillo los precios de los productos básicos son manipulados por los oligopolios y los intereses privados. No hay canastas familiares a precios módicos como las que había en Brasil o hay en Venezuela.
SOCIEDAD.
Por otro lado, la educación escolar estatal es tan deficiente que hasta sectores con bajos recursos gastan sus pocos ingresos en mandar sus chicos a colegios privados que tan poco son buenos y que tienen profesores que no cuentan con la estabilidad laboral. El propio Castillo no cumplió con su palabra de maestro de hacer que sus hijos sigan en colegios públicos. La educación universitaria es ultra-mayoritariamente privada, cara y mala. Castillo no ha cumplido con su promesa electoral de destinar un 10% del presupuesto estatal a salud y otro a educación.
Castillo rechazó la discriminación a mujeres y niñas, aunque jamás habló de los derechos de las minorías sexuales ni del acceso al aborto (incluyendo a las víctimas de violaciones)
En una clara alusión a la oposición derechista que domina los poderes legislativo y judicial, Castillo pregonó el respeto a la voluntad popular. Para él los golpes de estado son ilegítimos. Se debe aplicar el pleno respeto a resultados electorales, como la carta interamericana así lo establece. Para el mandatario peruano hay 4 pilares para defender la gobernabilidad: respeto a los pueblos, voluntad de solucionar mediante negociación, respeto a los derechos humanos e institucionalización.
Sostuvo que el Perú es un Estado pluriétnico y multicultural, con más de 3 mil años (aunque la civilización de Caral data de 5 milenios atrás). Detalló que su base social son los más humildes, pues ellos reflejan a los que no tuvieron nada o tuvieron poco. Insta a una agenda de inclusión social y a un nuevo pacto social.
Antes de que hace 12 meses diera su primer discurso ante la ONU, le planteé a Castillo que hablase sobre los derechos a la autodeterminación de los pueblos, el rechazo a la intervención militar de la OTAN y sus aliados en muchos conflictos y sobre la solidaridad con la demanda argentina, así como contra el bloqueo o Cuba, Venezuela y Nicaragua. Esto es algo que ha empezado a hacer esta vez. Sin embargo, no ha mencionado para nada a los 3 bloques regionales de los que el Perú forma parte (la Comunidad Andina que él ahora preside, la UNASUR y la CELAC). Estas 2 últimas instancias fueron combatidas por su anterior canciller R. Mackay quien apoya a que EEUU siga dominando a la OEA y siga excluyendo de la Cumbre de las Américas a estas 3 repúblicas.
Castillo sigue sin querer chocar con Washington y busca aparecer como un socio centro izquierdista suyo.

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