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Rebeca Henríquez
Colaboradora/@DiarioCoLatino
Una tradición que se mantiene, pese a la tecnología, es la utilización de calendarios de papel, que son ofertados por los vendedores en el centro histórico de San Salvador, para ganarse la vida.
Con la venta de estos calendarios quienes los ofrecen llevan alimentos a sus hogares y permiten al comprador visualizar sus sueños, metas y deseos para el próximo año que está pronto a iniciar.
En un recorrido que se hizo por el centro de San Salvador, se constató que hay familias que tienen años de dedicarse a esta labor, entre estos comerciantes está la familia Murillos, que tiene más de 20 años de venderlos.
En algunos calendarios, en los que se plasman los trescientos sesenta y cinco días del año, se encuentran los nombres de cada santo, los días festivos y los movimientos de la luna.
Alejandra Murillo es una madre emprendedora, que desde hace más de dos décadas se dedica a vender calendarios y
define su negocio como «una oportunidad para salir adelante», junto a su familia,
tener los ingresos necesarios y sobrevivir.
Sin embargo, debido a la cuarentena obligatoria, por la pandemia de la
Covid-19, en marzo de 2020, la economía de su familia tuvo números rojos.
Esto porque las ventas eran muy bajas a causa de la poca afluencia en las calles, de los salvadoreños.
Pero este 2021 las ventas tienen una
tendencia al alza, debido a que según la emprendedora, la costumbre de regalar
calendarios para año nuevo por parte de los negocios ha disminuido y entonces los salvadoreños compran los calendarios.
Y es así como se ven calendarios colgados en las paredes de los hogares, adornando espacios de trabajo o simplemente utilizados para marcar fechas importantes o la compra del gas.
Los precios de los calendarios oscilan entre los $0.60 centavos, hasta los $1.50 los más grandes .
La familia Murillo ofrece sus productos con variedad de imágenes; ilustraciones religiosas, fútbol salvadoreño, lugares emblemáticos de El Salvador, paisajes, e infantiles.
La venta dependerá de las preferencias que los clientes tengan, aseguró Alejandra Murillo, cuyos padres, hijos y nietos buscan mantener vivo el legado que la familia ha construido a través de décadas con la venta de calendarios en el centro de San Salvador.
Para Roberto Salvador, yerno de Alejandra, y quien vende en el negocio, desde hace más de 10 años, la venta de calendarios es una forma de salir adelante, frente a la crisis de la Covid-19 que sigue afectando a toda la población y que a ellos como comerciantes les significa una oportunidad de progreso.
Roberto comentó que ya cuentan con un lugar, en un local donde se realiza la estructuración de los calendarios, para las personas que deseen elegir entre las imágenes y el tamaño que mejor se adecue a su presupuesto.
Es de destacar que esta familia no solamente vende calendarios como sinónimo de progreso, sino también buscan que cada uno de los salvadoreños, a través de los días pueden recordar y escribir sus sueños y anhelos más importantes.
