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BUENOS AIRES/Xinhua
Argentina requeriría un periodo de gracia de al menos tres años para poder comenzar a pagar el préstamo al Fondo Monetario Internacional (FMI), además de una “urgente” modificación en la política de recargos de su deuda, dijo este vierenes el economista argentino Horacio Rovelli.
A propósito de la gira por Europa que realiza el ministro argentino de Economía, Martín Guzmán, con el fin de establecer preacuerdos respecto a la deuda con el Fondo y con el Club de París, el experto mencionó en entrevista con Xinhua que por el alto nivel de endeudamiento que mantiene el país sudamericano es necesario establecer condiciones similares a las acordadas con los acreedores externos el año pasado.
“El problema es que la Argentina con el gobierno anterior solicitó un crédito en Derechos Especiales de Giro (DEG) equivalentes a aproximadamente 57.000 millones de dólares al 1.277 por ciento de la cuota de la República Argentina con el FMI, cuando un país no puede recibir más de 500 por ciento”, indicó el investigador y profesor de Economía en la Universidad de Buenos Aires.
“El gobierno necesita un periodo de gracia similar al solicitado y obtenido de los bonistas privados, en que se comienza a pagar el capital en el segundo semestre del año 2024”, remarcó el también ex director Nacional de Programación Macroeconómica en el Ministerio de Economía.
Rovelli señaló que para Argentina es difícil afrontar los vencimientos del capital adeudado con el FMI en los plazos establecidos, a lo que se suma la política de recargos sobre los intereses de deuda que tornan aún más compleja la situación.
“Para nuestro país, el mayor deudor del FMI, es urgente la necesidad de una revisión de la Política de Límites de Acceso y Recargos de tasa de interés en los programas de préstamos del FMI, que es una política regresiva y procíclica que afecta más a los países como el nuestro”, indicó.
La petición de la revisión de los sobrecargos en los intereses de los préstamos del FMI fue avalada semanas atrás por el Grupo de los 24, organización que nuclea a los países emergentes, y que instó al organismo a ayudar a la recuperación económica de los países en medio de la segunda ola de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19).
En esa línea, Rovelli resaltó los complejos problemas macroeconómicos que enfrenta Argentina que, junto a la pandemia, dieron paso a una de las mayores caídas históricas del Producto Interno Bruto (PIB) que fue del 9,9 por ciento en 2020. “El ministro Guzmán solicitó una suspensión inmediata de los recargos, y solicitó que se analicen opciones para reasignar voluntariamente Derechos Especiales de Giro no utilizados a todos los países en desarrollo que necesitan liquidez, incluidas las economías emergentes y de ingresos medios”, continuó.
El organismo multilateral analiza un aumento de las asignaciones de DEG por 650.000 millones de dólares para proporcionar liquidez adicional al sistema económico mundial y complementar así los activos de reserva de los miembros del Fondo.
Rovelli explicó que la junta directiva del FMI analizará en junio esta propuesta, la cual deberá ser aprobada por los gobernadores con el 85 por ciento de los votos.
“A modo de referencia, cuando en 2009 se tomó una medida similar, desde el inicio de las gestiones hasta el desembolso efectivo, se demoró cinco meses, por ende, Argentina recién recibiría su parte para el mes de septiembre en que vence la primera cuota de capital que se le adeuda al FMI”, detalló el experto. Este monto significaría unos 4.354 millones de dólares para Argentina que no representarían deuda adicional pero que, según Rovelli, se trata de una cifra que “no alcanza para los vencimientos de este año con el propio Fondo Monetario Internacional ni con el Club de París”.
En opinión del analista, el mundo de hoy necesita que surja un plan global coordinado que beneficie a los países endeudados y que tenga como objetivo alentar la recuperación económica, una iniciativa en la que debieran estar inmersos el FMI, el Banco Mundial y demás organismos internacionales.
