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Alimentación y autoconciencia

Por el Prof. Pedro Raúl Morales, F.R.C. (3)
Conferenciante internacional venezolano.
(De la Revista El Rosacruz, noviembre de 1947)
Función de los seres herbívoros y los carnívoros

Cuando hay muchos herbívoros aparecen los carnívoros. Disminuyen aquéllos, surgen las plantas, vuelven a aumentar los herbívoros y aparecen nuevamente los carnívoros. Por supuesto, en esta lucha hay muchos otros intermediarios que compiten unos con los otros.

Hasta aquí parece que el circuito está completo; pero no es así. ¿Qué ocurriría si no tuviera la naturaleza organismos parásitos? Las plantas al morir no podrían devolverle al suelo los elementos básicos de que están compuestas. Los animales formarían montones de cadáveres que impedirían la manifestación de la vida. Para cerrar el circuito tenemos bacterias que descomponen los cadáveres, devolviendo a la naturaleza elementos como el calcio, fósforo, carbono, hierro, nitrógeno, etc. La vida se manifiesta a expensas de sí misma. Cada ser viviente cumple un papel importante dentro de la cadena de alimentos.

La naturaleza ya hizo pruebas tratando de encontrar la especie adecuada para el desarrollo de la autoconciencia. Se cree que una de estas pruebas fue con los dinosaurios, enormes animales herbívoros, con gran estómago. Ellos tenían pocos enemigos naturales y se reprodujeron tanto que se cree que su desaparición ocurrió debido a la falta de alimentos.

Lo que nos interesa en este análisis es saber que la búsqueda constante de alimentos para satisfacer sus necesidades fisiológicas, con el gran desarrollo del estómago y el cerebro pequeño en relación al volumen corporal, no les permitieron el desarrollo de la autoconciencia. Si el hombre tuviera que estar comiendo vegetales para nutrirse a cabalidad, podría pasarle algo similar. Necesitaría un estómago voluminoso y su cerebro no podría desarrollarse. Así es la naturaleza… El desarrollo de una facultad física inhibe otra. Si el hombre hubiese desarrollado la capacidad de volar ahora sería pájaro; pero su cerebro no sería mayor que el de un ave. La constante preocupación por volar no le permitiría un desarrollo cerebral.

El papel de intermediario que juega el hombre

El hombre es un ser físico intermedio. Está situado entre los herbívoros y carnívoros. Toma de cada reino los elementos necesarios. La naturaleza le brinda a través del reino animal, por medio de alimentos pre-elaborados, la energía necesaria para que pueda desarrollar la autoconciencia.

Decíamos que muchos rechazan la carne por razones psicológicas o sentimentales. La mayoría se apoya en los diez mandamientos, específicamente el 5º que dice: No Matarás.

La Biblia ha sido interpretada literalmente. Estamos ahora ante el umbral de una nueva interpretación. Cuando el hombre lee en la Biblia, “No Matarás”, piensa que está prohibido por Dios matar a los animales, inclusive tomándolos como alimento. Sin embargo, los recientes descubrimientos de la parapsicología en el mundo vegetal, en el sentido de que las plantas tienen un sistema nervioso muy especial y que ellas reaccionan a las emociones o intenciones humanas, cambian completamente la situación.

Si nos atenemos literalmente al 5º mandamiento, ¿cómo nos alimentaremos? Pues ahora, según estos descubrimientos, cuando cortamos una planta para comerla ella “sabe” o “siente” lo que está sucediendo. Si se argumenta que los animales cargan su cuerpo con vibraciones negativas cuando los matan, ¿qué ocurrirá con las plantas?

Los Diez Mandamientos contienen tres (3) afirmaciones y siete (7) negaciones.

Estas prohibiciones han sido interpretadas como lo que el hombre no debe hacer. Vamos a escoger el mandamiento No. 7: No Hurtarás. De acuerdo con la Ley del Karma, uno no puede hurtar aunque quiera hacerlo. Puede quitarle cualquier cosa a alguien; pero la ley kármica o compensatoria pondrá todo en su lugar. El No. 5 dice No Mentirás. Podrá decir todo lo que quiera; pero la verdad siempre surgirá.

Nos damos cuenta que las prohibiciones se refieren a lo que el hombre no puede hacer, aunque él desee hacerlo. ¿Cómo interpretaríamos entonces el mandamiento No. 5 No Matarás?, ¿tiene acaso el hombre la facultad de quitar la vida? La vida viene de Dios, el hombre solamente puede cambiar sus formas. Puede destruir a un animal, a una planta o a sí mismo; pero la vida es y será siempre. Aunque el hombre quiera matarla, no podrá hacerlo.

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