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Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
Rosario Elizabeth Ramos Gómez es una mujer rural empoderada, reside en el cantón San Vicente, municipio de Candelaria de la Frontera, Santa Ana, quien luego de participar en el proyecto EUROCLIMA Plus adquirió, junto a otras mujeres y hombres, conocimientos y prácticas agroecológicas que contribuyen desde ahora a su seguridad alimentaria.
“Quiero contarles que fui beneficiada con el Programa EUROCLIMA+ y fue una gran bendición haber conocido a los técnicos del programa porque me ayudaron en gran manera a que despertara, fue una gran experiencia y acá en la escuelita me capacite en la producción de insumo orgánicos, -créame- lo estamos poniendo en práctica el grupo de compañeras que aprendimos”, expresó Ramos Gómez.
A 81. 5 kilómetros de distancia de San Salvador, está ubicado el municipio Candelaria de la Frontera, que se caracteriza por su opción agrícola y ganadera, presenta una extensión de 91.13 kilómetros cuadrados, dividido en 11 cantones y 53 caseríos, con un clima tropical-seco, y es sede de la Mancomunidad Trinacional Fronteriza Río Lempa y la Finca Escuela Trinacional de Capacitación y Producción Agroecológica.
La Mancomunidad Trinacional Fronteriza Río Lempa es una entidad conformada por municipios limítrofes de Guatemala, Honduras y El Salvador, que trabaja con el espíritu “solidario”, que surge en respuesta conjunta de los tres gobiernos que la componen en contribución a la gestión pública local y mancomunada, la reducción y erradicación del hambre, la pobreza extrema y la marginación de las poblaciones en esa región.
Rosario Elizabeth Ramos destacó la expericia en el aprendizaje, un proceso altamente beneficioso para su comunidad.
“Me enseñaron a preparar foliares, me dieron barriles para preparar estos foliares naturales, me dieron herramientas y les comento, tenemos una iniciativa con otras 10 personas más, para dedicarnos a preparar foliares para vender”, dijo.
“Les digo en estos momentos de gran calentamiento de la tierra las plantitas que tenemos en los cerros se estresan, entonces, estas buenas prácticas como agricultoras las vamos a emplear. Esto nos ayuda con los granos básicos y con el café, pues lo refrescan ahora que está caluroso. Yo agradezco a la mancomunidad porque cuando me invitaron a participar lo hice con alegría”, manifestó Ramos.
En cuanto a la fase de alfabetización de mujeres agricultoras, afirmó, que la experiencia fue integral porque favoreció a familias completas que por escasez de recursos económicos no habían intentado ingresar al sistema educativo formal.
“Me sentí feliz al ir a buscar junto a los técnicos a las familias para invitarlas a que aprendieran sobre el cultivo de hortalizas y se alfabetizaran y nos juntamos con las señoras y les digo fue una gran experiencia visitar tanto hogar. Y fue doloroso también al visitar casas donde tal vez hallábamos a estas mujeres tratando de cocinar algo a sus hijos y no tenían mucho o nada”, relató.
“Me emociona ver que del proyecto me quedó una plantación de mango y está bien chula, tenemos limones, naranjas, mangos y como nos dicen los técnicos, dentro de 5 años tendremos cosechas y podremos vender frutas. Yo pido a los cooperantes internacionales que si pueden darle seguimiento a estos programas lo agradeceríamos mucho, si solo en Paraje Galán hay 150 hogares, el cantón San Vicente 300 hogares que tenemos mucha demanda y necesidades”, apuntó Ramos.
Este proyecto de la “Producción Resilente de Alimentos del Programa EUROCLIMA Plus”, lo financió la GIZ y la Unión Europea, explicó Héctor Aguirre, gerente de la Mancomunidad Regional Fronteriza Río Lempa, con el que se pretende alcanzar cambios en la seguridad alimentaria, la adaptación al cambio climático y contar con resiliencia en la producción de alimentos de familias vulnerables en las zonas fronterizas de la Región Trifinio.
“Este es el cierre importante de un proyecto que financió la Unión Europea, ese proyecto denominado EUROCLIMA Plus, de la UE, que capacitó a muchos pequeños agricultores. Y además inauguramos la Granja Escuela Trinacional de Producción de Aves Criollas Locales, que será área avícola de capacitaciones y que tiene múltiples financistas como la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo (AACID), y otros cooperantes”, señaló.
“El principio de esta Finca Escuela es la integración para dar el conocimiento y un cambio a la idea sobre la producción agrícola, porque por ahora, el abono e insumos agrícolas son fatales para la salud del agricultor y para el medio ambiente. Estamos luchando contra las grandes multinacionales, sabemos que somos un grano de arroz frente a estas transnacionales”, aseveró Aguirre.
La agricultura tradicional es “área de alto riesgo”, señaló Aguirre, ya sea por la idea del rendimiento cuantitativo de la cosecha, la afectación al bolsillo del pequeño agricultor por los costos de estos agroquímicos y la amenaza de una pérdida completa por cualquier evento climatológico inesperado.
“Llevamos desde el año 2017, trabajando en esta Finca Escuela que ha preparado a más de 400 agricultores, que utiliza todas las tecnologías como energía solar, cosecha, las aguas lluvias captándolas en un reservorio para maximizar la época del verano”, acotó.
“A partir de este año, vamos a contar también con el Centro de Capacitación que será un albergue para 20 personas que vendrán de Honduras y Guatemala, que por ahora no se pueden atender porque la distancia territorial es muy extensa para jornadas de un solo día. Entonces, podrán alojarse aquí y capacitarse, y luego se irán a sus países de origen”, refirió Aguirre.
Las personas que participaron del proyecto han adquirido estos nuevos conocimientos de agroecología, y al final fueron proveídos con semillas criollas y otras insumos como foliares y herbicidas naturales para que repliquen los conocimientos y enseñen a su vez a otros en sus comunidades rurales en los tres países.
Este proyecto ambicioso de la Mancomunidad dio espacio a 9 municipio de la región trinacional y el municipio Adamantina de Brasil, que debían alinearse a las políticas locales y las políticas nacionales de adaptación al Cambio Climático, que en el caso de la Región Trinacional se supeditaron a la política local “Hambre Cero”, que permitió a 456 productores de esta región y 60 en Adamantina, Brasil, aprender sobre la diversificación de sus parcelas agro productivas, preparar insumos agroecológicos y capacitarse en buenas prácticas de producción.
La meta de la diversificación productiva mediante la aplicación de técnicas agroecológicas con un enlace comercial para la venta local de la cosecha y el desarrollo de las capacidades de la población para enfrentar los impactos del cambio climáticos en el territorio, forma parte del conocimiento que adquieren agricultores y agricultoras en la Finca Escuela.
Edgardo Arturo Amaya es el coordinador de la Finca Escuela Trinacional de Capacitación y Producción Agroecológica, que en las tres manzanas experimentales de prácticas se aplican solo productos naturales, el suelo se protege dejando el rastrojo y la maleza se quita a mano para evitar las quemas que al final empobrecen la tierra.
“Aquí, en esta parcela podemos ver este modelo de cultivo diversificado, como el maíz junto al cultivo de maracuyá de la huerta, que junto a los abonos naturales como la canavalia, nos ayuda a tener mejores cultivos y cultivos más resilientes al cambio climático que es lo que promovemos con las alcaldías en el programa EUROCLIMA”, explicó.
“Cuando se siembra solo maíz se tiene más probabilidades que se pierda, por cualquier evento climático o plagas, pero cuando siembra combinado maíz, maracuyá, huerta u otro cultivo. Es más probable de tener algún problema perdería parte de un cultivo -pero no todo- y esto le daría alimento a la familia y entradas económicas, por esto es importante la diversificación”, argumentó Amaya.
La Finca Escuela Trinacional de Capacitación y Producción Agroecológica, cuenta con una enseñanza “in situ”, en donde el conocimiento se aplica a la práctica. Como las curvas a desnivel que consiste en una línea que recorre todo el terreno una curva cada 30 metros de distancia para realizar la agricultura de conservación porque no permite que se vaya la tierra y regenera el suelo.
Asimismo, el agua que no se consume no se lixivia en el suelo, sino que va a las acequias (zanjas) en donde el poco suelo que se lava del terreno queda atrapado en esa trinchera y se vuelve a recuperar y se deposita de nuevo entre los cultivos.
“Si se puede obtener rendimiento de los cultivos con abonos verdes, la conservación de rastrojos, no quemas pero es todo un proceso y el agricultor es quien va a decidir, porque el cambio climático está dejándonos más secos ahora, han caído lluvias más fuertes este año, pero no será así siempre, entonces, debemos adaptarnos al Cambio Climático y ser resilientes”, observó Amaya.
“Esta Finca Escuela la conocí hace tres años, y ahora que la veo, demuestra el compromiso que tienen con este territorio y se percibe que será un gran foco de aprendizaje y enseñanzas”, expresó en su intervención, Javier Serrano Puente, representante de (AACID), al reconocer como se ha logrado un “cambio de vida” de los participantes con este proyecto.
“Construir medios de vida y superar ciertas situaciones es importante, y concretamente nosotros también hemos apoyado un proyecto en territorio Chorti, en Chiquimula, Guatemala, en donde hemos podido ver los impactos que han mejorado la dieta de los habitantes”, afirmó.
Mencionó, además, que el trabajo que realizan junto a la Mancomunidad, como la Granja Escuela Trinacional de Producción de Aves Criollas Locales, va a permitir la cría de aves de corral que incluye hasta una incubadora, programa que abarcará a seis comunidades de tres municipios fronterizos.
