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La ciudadanía se volcó desde tempranas horas a los Centros de Votación, en los cuales se distinguieron el voto del adulto mayor y joven. La demora en la votación se debió a la inasistencia de miembros de la JRV, pero al final no significó problemas para votar. Foto Diario Co Latino/Dennis Argueta

Elecciones en tiempos de la pandemia COVID-19

Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino

“El Salvador puede ser cualquier cosa, menos aburrido”, ríe Antonio Vásquez, quien llegó temprano al circuito electoral INAM–Centro Escolar República Oriental del Uruguay, en el municipio de Mejicanos. El protocolo de bioseguridad que consistió spray en sus zapatos, una alfombra de desinfección, la toma de temperatura y alcohol gel en sus manos, para iniciar su proceso de votación, fue la mayor prueba de civilidad del derecho al voto de la población salvadoreña.

“Menos mal que ya estoy viejo y me dejaron entrar pero esperé mucho afuera, ojalá la próxima vez todo sea más sencillo, o no vengo más”, mientras se limpia el exceso del entintado y algunas motas que un hisopo le dejó en su dedo índice. Vásquez votó en el circuito electoral más grande del municipio de Mejicanos, que tenía 25 Juntas Receptoras de Votos.

Uno de los retrasos más evidentes fueron el olvido de carnet, documentación incompleta o ausencia de los integrantes de las JRV, o vigilantes de los partidos políticos que ante dificultades, señalaban la posibilidad de “fraude electoral”, dijo Joaquín Morán, jefe del centro, un discurso abanderado por el presidente de la República Nayib Bukele y por Nuevas Ideas.

Las ventas no faltaron a la fiesta cívica y los vendedores se tomaron las calles en los alrededores de los centros de votación, ofreciendo agua, postres, fruta hasta parqueo. Foto Diario Co Latino/Dennis Argueta

“Algunos no tienen conocimiento de los procesos electorales, sin conocer el Código Electoral y cantan el fraude y hacen esto calculando hacer de este tema un rédito político, materializado en votos. Pero aquí, hay que confiar en la gente, porque las JRV, son ciudadanos quienes las integran, no representantes de partidos políticos”, sostuvo.

La “fiesta cívica” no solo significa ir a votar, también hubo vendedores de todo tipo de alimentos, bebidas, gorras, postres, juguetes y hasta parqueos de las calles públicas de San Salvador, que lograron un “nicho de venta”, con la presencia de los adultos mayores, que fue significativa, así como, del voto joven, en distintos centros de votación.

La población salvadoreña dio muestras de civismo, mientras esperaban ingresar a los centros de votación, respetando medidas de bioseguridad. Foto Diario Co Latino/Dennis Argueta

Las interminables colas y el calor característico de la estación seca o verano, se manifestó a las pocas horas del día, con algunas deshidrataciones de adultos mayores y la desesperación de algunas mascotas en búsqueda de sombra en los entornos del centro de votación.

No obstante, no todo fue desesperación y calor, también hubo innovaciones en el uso de tecnología, en donde cada mesa receptora de votos, contó para su escrutinio preliminar con un equipo informático constituido de una laptop, retroproyector y escáner, que les permitió colocar los datos obtenidos por cada partido político en contienda. Claro, el fin del Tribunal Supremo Electoral fue reducir los tiempos en el escrutinio final, al estar en modo impreso en el Centro Nacional de Procesamiento de Resultados Electorales (CNPRE).

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) emitió 17,747,100 papeletas, dispuestas en 8,451 Juntas Receptoras de Votos (JRV); que sumaron un 1,595 Centros de Votación a nivel nacional, para un Padrón Electoral de 5,389,017 de la población salvadoreña.

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