302. Desidia

Harry Castel 

Escritora y dramaturga

 

No era pereza, cialis sale era desidia, si, definitivamente era esa la palabra que calzaba en su actual estado: falta de ánimo o disposición para hacer algo. La energía alcanzaba nada más para hacer zapping en automático y dar la vuelta una y otra vez a los canales disponibles, a paso de tortuga. Pensó en levantarse a preparar un sándwich, eran las dos treinta de la tarde y no había desayunado, el estómago comenzaba a quejarse, pero el hecho de pensar en tener que levantarse y arrastrar su humanidad hasta el refrigerador, luego a la mesa de la cocina, a la alacena para buscar un plato y posteriormente de regreso al sofá, lo hizo desistir de tal empresa, ignoraría al estómago y con suerte, este entendería la indirecta y optaría por guardar silencio. Una vez más, por sexta vez en aquel día, daba la vuelta completa a noventa y nueve canales de televisión. Pensó que lo mejor era regresar a la cama, de donde nunca debió haber salido. De nuevo el solo hecho de pensar en el considerable esfuerzo para llegar hasta su habitación lo hizo desistir. Apagó el televisor y hundió pesadamente la cabeza en el almohadón del sofá, un par de minutos más tarde, roncaba apaciblemente.

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