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Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
En el Primer Domingo de Adviento, el mensaje del Secretariado Episcopal de América Central fue “Un solo Señor, una sola fe, un solo Bautismo” (Ef 4,5), al presentar su pronunciamiento público, luego de celebrar la asamblea anual en modalidad virtual.
Han “mantenido la unidad no en la simple asociación, terna de mera convivencia. Es la Unidad en su forma más plena y perfecta la que nos es propuestas como ejemplo: la del Hijo con el Padre, es unidad de amor, de comunicación, de entrega; unidad en una palabra afectiva y efectiva”. (Juan Pablo II, SEDAC, 1983), dice el mensaje.
El mensaje a cargo del arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas y el secretario general de la SEDAC, respectivamente, tocó varios temas sensibles y de urgente atención en el área centroamericana, en donde la mayoría de los pueblos, conviven en vulnerabilidad e injusticia social.
Sobre las palabras del papa Francisco, el 30 de mayo 2016, cuando reflexionó sobre la memoria colectiva cuando dijo que “un pueblo sin memoria no es un pueblo, olvida sus raíces, olvida su historia”, el SEDAC trajo a cuenta que el próximo año se cumplirá el bicentenario de la independencia en la región centroamericana. Que será un “gran acontecimiento”, para generar espacios de meditación sobre el pasado y propuestas de transformación de las realidades actuales.
“Instamos a las Conferencias Episcopales a que recojan la historia, la mediten, la transmitan, dando gracias por los logros, los avances, los aciertos y también, para aprender de los errores, para no convertirnos en pueblos sin memoria, sin profecía y sin esperanza. Es precisamente esta memoria la que nos impulsa a creer en la necesidad de tener proyectos de nación en nuestros países”, acotaron.
Sobre los acontecimientos que han sucedido a lo largo del presente año, que inició con la pandemia del Coronavirus, que avasalló el planeta, el SEDAC reflexionó que esto ha sido un impacto que tendrá repercusiones a largo plazo, por tanto necesita de un trabajo sistemático y unido para devolver, la seguridad a la población.
“Hemos reflexionado en los dramáticos efectos, la tragedia global (Fratelli Tutti 32) que marca la historia presente, en la que están sumergidos nuestros países como el resto del mundo, la pandemia COVID-19. El dolor, la tristeza y la impotencia ante la enfermedad, ha herido nuestros corazones de pastores. La hermana muerte (San Francisco, cántico de las Criaturas), ha tocado a sacerdotes, médicos, personal sanitario, familias; hemos llorado. Agradecemos desde lo más profundo del corazón a todos los hombres y mujeres del personal sanitario que se han puesto al servicio de salvaguardar la salud y la vida de nuestro prójimo, arriesgando la suyas, haciendo realidad concreta la fraternidad universal”, señalaron.
En cuanto a las parroquias que fueron afectadas en los últimos cinco meses, manifestaron su beneplácito que no fueran abandonadas, ni por la Providencia, ni el pueblo fiel, que se ha manifestado con la caridad entre la población dando lo que tiene y compartiendo con otros más afectados. Instando al pueblo a continuar cumpliendo las indicaciones de bioseguridad y proteger el “don de la vida”.
“En la actuación de los sistemas de salud, se han puesto de manifiesto los aciertos y las deficiencias. Aunque compartimos las adversidades, reconocemos que tenemos brechas significativas entre países, algunos destacan por sus indicadores de salud, otros muestran un gran rezago en la atención pública y privada, en la cobertura de la seguridad social. A lo anterior sumamos la carencia de infraestructuras, equipamientos y personal médico y auxiliar. Con este lamento aún podemos mirar a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida. Es la fuerza operante del Espíritu derramada y plasmada en valientes y generosas entregas”, manifestaron.
No obstante, señalaron con preocupación las crisis políticas, la falta de institucionalidad, la pérdida de la democracia, el autoritarismo, el caudillismo y la falta de un liderazgo que busque el bien común, reconoció el SEDAC, que ha venido a agudizar las ya, empobrecidas economías, la progresión del desempleo y elevado la economía informal, que deriva en aumento de la pobreza.
“Nos duele la migración, grandes caravanas de personas en búsqueda de un futuro mejor al que le pudiera ofrecer su propia tierra. En algunos de nuestros países vemos incrementada la delincuencia y el consecuente deterioro social. Es un deber de los gobiernos el caminar hacia el bien común que requiere la paz social, la estabilidad y seguridad, así como una firma mejoría de los sistemas económicos y de salud, que beneficien a toda la población y no solo a unos pocos. Exhortamos a quienes tienen la responsabilidades políticas a trabajar activamente en favor del respeto a la persona, sus derechos básicos ordenados al desarrollo integral, al bienestar social y al principio de la subsidiariedad”, acotaron.
