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“Todos los fascismos, y el Estado Islámico es uno, persiguen a las minorías sexuales”

Entrevista a Ludovic-Mohamed Zahed, fundador de la asociación Homosexuales Musulmanes de Francia (HM2F)

Isabelle Hanne y Estelle Pattée

Liberation.fr

Traducción de Francisco Fernández Caparrós

Ludovic-Mohamed Zahed, fundador de la asociación Homosexuales Musulmanes de Francia (HM2F) e investigador de Antropología, recuerda que en ningún momento en el Corán se menciona la homosexualidad. Para él, la homofobia es una cuestión política, no de tradición. Zahed milita para reconciliar el islam y la homosexualidad. Es el impulsor, en Francia, de la primera sala de oración abierta a creyentes LGBT en 2012. Abiertamente homosexual y a favor del matrimonio gay, Zahed acaba de defender su tesis en antropología en torno al hecho religioso en el EHESS.

– ¿El islam es una religión homófona?

Muchos hadices [los hechos y dichos del Profeta, sean o no apócrifos] dan cuenta de cómo el Profeta protegía a los mukhannathun, hombres afeminados ante los que las mujeres no se velaban porque no sentían deseo hacia ellas. Acogía a estas personas, las defendía contra lo que nosotros llamamos homofobia. Algunos de sus compañeros querían matarlos por mantener relaciones sexuales con hombres, por vestir como las mujeres, por ponerse henna en las manos, el equivalente al maquillaje de la época. Desde el punto de vista histórico, no sé si es cierto; es necesario observar estas costumbres con prudencia. Sin embargo, dentro del islam ya encontramos a quien defiende los derechos de las minorías.

– ¿Qué dice verdaderamente el Corán sobre la homosexualidad?

En ninguna parte del Corán menciona la homosexualidad. Algunas suras hacen referencia a relaciones sexuales entre hombres. Son siempre aquellas que se refieren a Sodoma y Gomorra, en un contexto de guerra entre los israelitas y los sodomitas de la época. Estos últimos no son los homosexuales. Son descritos como piratas, ladrones, como violadores de hombres y mujeres. Hay una sura que dice: “Ningún otro pueblo antes había participado en semejante abominación”. Esta sura es muy clara: por “abominación” el Corán señala y condena las violaciones rituales que practicaban Sodoma y Gomorra; no la homosexualidad, que siempre ha existido.

– Lo lícito y lo ilícito en el islam, escrito en 1960 por el teólogo de los Hermanos Musulmanes, Youssef al-Qaradawi, indica cómo matar a los homosexuales. Si el Corán no condena la homosexualidad, los teólogos se han encargado de hacerlo…

Todo puede ser utilizado para justificar lo injustificable. No es una razón para creer a esos imbéciles. Por otro lado, el autor que usted cita es objeto de un mandato de arresto internacional de la Interpol. En el nombre del islam, los combatientes del Estado Islámico torturan y ejecutan a los homosexuales en los territorios que ocupan. Matan porque son fascistas que tienen una perspectiva tribal. Todos los fascismos -y el Estado Islámico es uno de ellos- atacan a las minorías sexuales, religiosas o étnicas. No es políticamente correcto decir que el islam no es homófobo.

El factor determinante en toda esta fascinación por las identidades, que señala con el dedo a las minorías, es la crisis. Las personas quieren encerrarse en un grupo y fantasear, idealizar la identidad nacional. Muy pocas civilizaciones no han pasado por la fascinación de las identidades o el patriarcado y la violencia hacia las mujeres y las minorías. En el mundo arabo-musulmán, este hecho es de proporciones enormes porque la crisis es enorme.

– En Túnez, entre 60 y 70 personas son condenadas cada año de seis meses a tres años de prisión por ser homosexuales.

Se trata de leyes que fueron elaboradas durante la época de la colonización. No digo que Europa tenga la culpa, pero cuando los europeos colonizaron el mundo arabo-musulmán o la India importaron sus sistemas jurídicos donde el orden pasaba por la represión de las minorías. Hoy, Europa ha cambiado. En Túnez, la asociación Shams lucha por la descriminalización de la homosexualidad. Es la primera asociación oficialmente reconocida como LGTB del mundo arabo-musulmán. Es portadora de esperanza.

– ¿No hay una tradición homófoba en las sociedades contemporáneas arabo-musulmanas?

Hay una homofobia de Estado, no una homofobia tradicional. Si hablamos de tradición, es decir, de dónde venimos, hay que señalar la tradición homoerótica que existía en los países arabo-musulmanes. ¿Por qué esta homofobia se impone hoy? A causa de la política. La homofobia es una política de Estado. Tengo la impresión de que se combate contra molinos de viento cuando vemos la masacre de Orlando como algo realizado en el nombre del islam… Mientras que el asesino no era creyente, ni practicante, exactamente como en los atentados de Bruselas y París.

– Pero usted no puede negar que es extremadamente difícil ser homosexual en ciertas sociedades arabo-musulmanas…

Evidentemente. Lo que trato de hacer es deconstruir los prejuicios, ver lo que hay detrás de esa fachada arabo-islamista. No existen trazos de torturas o de ejecuciones de homosexuales en la tradición del Profeta o de los califas. Sabemos que durante siglos los califas otomanos, al igual que los abasíes y los omeyas, practicaban el homoerotismo. Uno de los últimos sultanes otomanos fue bisexual. Los grandes poetas europeos del siglo XIX viajaban hasta Marruecos o Túnez para vivir su homosexualidad, porque allí era posible. Aquí no. Hasta 1750 se quemaron homosexuales en la plaza del Ayuntamiento de París. Hay una verdadera inversión de valores en el momento en que el equilibrio de poderes cambió.

– ¿Cuál es la responsabilidad de los representantes musulmanes?

En el islam no hay clero. Es descentralizado, mucho menos clerical a lo largo de los siglos que en el caso del cristianismo. Sin embargo, actualmente ha adquirido importancia. En un momento dado, cuando le dicen a sus fieles que la homosexualidad es una abominación, que según la tradición es necesario matar a los homosexuales, pero que, al mismo tiempo, no es necesario aplicar esa tradición, debe quedar clara una cosa: otros la quieren aplicar por usted. El único punto positivo de horrores como el de Orlando es que va a obligar a elegir claramente entre el islam del Daech o el islam de las luces.

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