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La decisión del Presidente Salvador Sánchez Cerén de liberar a El Salvador del analfabetismo tiene un creciente respaldo en el país e internacionalmente, confirmando que el llamado de la esperanzadora audacia del gobernante es también un sueño posible de todos.
Para comprender la magnitud del reto, basta con recordar que menos de 10 años atrás casi el 20 por ciento de la población no sabía leer ni escribir, de acuerdo con los resultados del censo nacional de 2007.
Era una desdicha social condenada a crecer, porque entonces la educación era otro negocio de políticas neoliberales que ven al ser humano como una mercancía más y la felicidad solamente para una reducida élite convencida de tener el poder para hacer eternos sus privilegios.
Para alcanzar la meta, el Presidente escogió una consigna que es un canto al optimismo y la confianza en los salvadoreños y sus capacidades: El Salvador alfabetizado es posible.
La frase encabezó este sábado 2 de diciembre el programa Casa Abierta, en la hasta el 1 de junio de 2014 Residencia Presidencial, convertida por el Gobernante y la Primera Dama Margarita Villalta de Sánchez en un lugar de encuentro con la sociedad y de promoción de la cultura.
El Presidente afirmó que enseñar a leer y escribir es una tarea de todos y una de las obras que engrandece a los pueblos.
Como vicepresidente y ministro ad honorem de Educación del primer Gobierno del Cambio, el Estadista fue quien puso en marcha el Programa Nacional de Alfabetización en 2009.
El viceministro de Educación Francisco Castaneda recordó que en las vísperas de su toma de posesión, el 1 de junio de 2014, al encargarle esa responsabilidad, el Presidente le dijo que había cinco años para declarar El Salvador libre de analfabetismo.
Señaló que a la fecha suman 73 los municipios con ese éxito educativo y al cierre de este año la cifra se puede elevar a 88, mientras la cantidad de adultos que aprendieron a leer, escribir y operaciones básicas de matemática supera los 320 mil.
El Presidente destacó dentro de ese esfuerzo la labor de unos 57 mil voluntarios que han trabajado en 59 mil Círculos de Alfabetización.
Subrayó que para declarar a El Salvador libre de analfabetismo se requiere de esos hombres y mujeres que tienen esos valores de solidaridad.
La jovencita Katherine Vanesa Villalobos, estudiante de la Escuela Técnica para la Salud, es una de esas voluntarias. “Es maravilloso ser parte de eso”, dijo tras contar su experiencia como alfabetizadora. “Es un orgullo estar enseñando”, subrayó.
El gerente de Alfabetización del Ministerio de Educación Milton Ricardo Ramírez destacó ese aporte de los jóvenes.
“El pilar fundamental para alfabetizar en este país es la juventud salvadoreña, en un 95 por ciento son nuestros jóvenes de básica, de bachillerato, los que están alfabetizando día a día”, afirmó.
El pastor Juan Pablo Ventura García dio testimonio del apoyo de las iglesias, entre ellas la que representa, Adventista del Séptimo Día, al Programa de Alfabetización y el trabajo junto al MINED para que todos sus miembros, unos 200 mil, sean incluidos en el acceso al conocimiento.
El empresario Jaime Ochoa, representante de la Constructora DISA, ratificó la participación de la compañía en el programa de alfabetización, apoyado también por medios de prensa públicos y varios privados.
Otro importante soporte a la noble meta fue reiterado por la educadora Ana Lidia Ruiz Martínez, parte del grupo de colabores de Cuba, el primer país de América Libre de Analfabetismo (1960) y que aporta solidariamente el exitoso programa de enseñanza Yo sí puedo.
La decisión del Presidente Sánchez Cerén de proclamar a El Salvador libre de analfabetismo es recibida también con aplausos en organismos mundiales como las Naciones Unidas y su Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, informaron fuentes diplomáticas consultadas.
Una personalidad tan relevante como la doctora María Isabel Rodríguez dijo que “desde muy chica aprendí a reconocer que un programa como este representa la apertura al mundo de una gran cantidad de conciudadanos que no tuvieron la oportunidad”.
Invitó a “acompañar al señor Presidente en esta esperanza de que se cumplan las metas de alfabetización que se han trazado y sentir que se ha cumplido un deber con el pueblo salvadoreño”.
La Doctora Rodríguez subrayó que debemos sentirnos orgullosos, enriquecidos y también confiados, con muchas esperanzas para lograr la aspiración planteada en muchos foros: ”una población educada, saludable y que tiene todo el bienestar que se merece”.
