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Yanuario Gómez
@DiarioCoLatino
Dilma Rousseff resultó reelecta presidenta el 31 de octubre de 2010, en Brasil, con mas de 55 millones de votos a su favor, pero recientemente fue destituida de su cargo por un senado formado por 81 miembros, de los cuales 61 votaron en su contra, en un polémico juicio político.
Rousseff, en su discurso de despedida, calificó su destitución como un golpe de estado, no contra ella ni contra su partido, sino contra la población brasileña.
El Frente de Acción de Veteranos Héroes de la Revolución Salvadoreña (FAVERSAL) realizó una protesta en contra del gobierno brasileño en turno, en apoyo a la ex mandataria brasileña.
“Esta protesta es en apoyo a Dilma, sabemos que este es un golpe de estado que le han dado a ella, los que están ahorita en ese gobierno son más corruptos”, dijo Elvin Jerez, representante FAVERSAL.
Jeréz agregó que se hicieron presentes en la embajada de Brasil para apoyarla, porque es una mujer revolucionaria, luchadora, que ha sido víctima de las estrategias del pasado, antes los golpes eran militares ahora son técnicos como pasó en Brasil.
Rousseff dijo que “el golpe está en contra de los movimientos sociales y sindicales y contra los que luchan por los derechos en todos sus significados: el derecho al trabajo y la protección de las leyes laborales; derecho a una jubilación justa; el derecho a la vivienda y a la tierra; el derecho a la educación, la salud y la cultura; el derecho a la juventud de protagonizar su historia; los derechos de los negros, los indígenas, la población LGBT, las mujeres; el derecho a hablar sin ser reprimido”.
Las muestras de apoyo hacia la funcionaria no se hicieron esperar. Los presidentes de Bolivia, Ecuador y Venezuela, junto a varias figuras políticas suramericanas, tildaron esta acción por parte del senado brasileño como golpe de estado a la democracia, orquestado por la oligarquía y la derecha de aquel país. Estos países han decidido retirar a sus embajadores de Brasil.
También el Gobierno de El Salvador, encabezado por el presidente Salvador Sánchez Cerén, rechazó, al igual que otros países, la destitución de Dilma Rousseff por parte del Senado de esa nación sudamericana. A través de un comunicado dio a conocer su más enérgico rechazo a la manipulación política por la que se llegó a la destitución de la ex presidenta sin haberse comprobado la existencia de crimen de responsabilidad que es la causal para el “Impeachment”, según lo establecido en la Constitución brasileña.
El Gobierno de El Salvador consideró que esta decisión atenta contra la estabilidad democrática y contra los avances políticos y sociales alcanzados por ese país en los últimos años y representa una seria amenaza para la democracia, la paz, la justicia, el desarrollo y la integración latinoamericana.
La asociación de ex combatientes demandó el retiro del embajador de Brasil en el país y además que el gobierno retire al embajador de El Salvador acreditado en Brasil.
Los manifestantes hicieron un llamado al Presidente de la República Salvador Sánchez Cerén, a poner atención sobre los acontecimientos que se están dando en la actualidad, orquestados por las derechas latinoamericanas, ya que la oligarquía y la derecha salvadoreñas pueden replicar estas acciones en el país.
