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Rutilio el gran Bálsamo y el gran Maquilishuat del Paisnal y de Aguilares…

German Rosa, s.j.

El bálsamo y el maquilishuat son árboles emblemáticos del país. Pulmones ecológicos que nos regalan aire puro, sombra y refrescan la calidez de los vientos, nos ofrecen sus propiedades medicinales curativas y sus riquezas naturales para trabajar la madera. El bálsamo y el maquilishuat son los árboles nacionales de El Salvador. Si nos paseamos por las calles, las veredas, los parques y los ríos del Paisnal y Aguilares, quizá podemos encontrar algunos árboles de Maquilishuat. Si transitamos algunos cerros cercanos o la misma cordillera del Bálsamo podremos encontrar el árbol del Bálsamo, en peligro de extinción por causa de la tala indiscriminada para obtener su madera y para extraer el aceite con cualidades medicinales.

La palabra “maquilishuat” procede del náhuatl macuilli, cinco, e ishuat, hoja, pétalo (Cfr. http://lexicoon.org/es/maquilishuat). Los ramitos de su follaje están conformados por cinco hojas. La belleza natural y la elegancia las apreciamos al contemplar un maquilishuat. El colorido de su follaje y de sus flores constituye un verdadero atractivo que hace imposible pasar indiferente ante este gran árbol. Su altura y la calidad de su madera son un verdadero regalo de la madre tierra en donde está plantado.

El bálsamo es conocido porque tiene propiedades curativas y estéticas, se emplea en la fabricación de medicamentos y cosméticos, ya que el bálsamo de El Salvador es un producto altamente eficaz para enfermedades de la piel, bronquios, pulmones y vías respiratorias y en el tratamiento de quemaduras y heridas (Cfr. https://es.wikipedia.org/wiki/Myroxylon_pereirae).

En el año que conmemoramos el 40 aniversario del martirio del P. Rutilio Grande, estos grandes símbolos nacionales nos inspiran para encontrar una semejanza entre la vida de este gran hombre y los árboles de bálsamo y el maquilishuat. Ambos tienen características que podemos descubrir en la vida y la obra de Rutilio Grande quien fue asesinado el 12 de marzo de 1977, junto con dos amigos, Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus. Su martirio ha sido muy fecundo e inspirador.

1) Rutilio Grande: un árbol frondoso, de madera fina y de propiedades curativas

En algunas ocasiones nos encontramos con personas que nos regalan la salud psíquica y física. Estas personas son como el bálsamo para nuestras vidas. Este majestuoso árbol, que por sus características y bondades despertó la curiosidad de los navegantes europeos, crece de forma silvestre, especialmente en las montañas del sur de los departamentos de Sonsonate y La Libertad, región conocida como la cordillera del Bálsamo. Su tronco cilíndrico se eleva hasta una altura de 30 metros, de hermoso ramaje, hojas pequeñas, lanceoladas, lustrosas y alternadas, de color verde oscuro; de flores blancas, pequeñas, en racimos axilares o terminales; florece entre febrero y marzo. Su fruto es una legumbre en forma de vaina que parece ala, con una semilla en uno de los extremos, de donde se extrae una resina negruzca. Es un árbol atractivo y aromático. Al pensar en Rutilio, no podemos obviar que muchas de las propiedades de este gran árbol son de modo semejante aplicables a su vida. No se pasa inadvertido cuando se transita a su lado. No se desperdicia nada de este árbol emblemático del país. La madera es muy fina, de consistencia dura, pesada, compacta, de color pardo o rojizo oscuro, y muy durable; usada para durmientes de ferrocarril, para hélices de alto o bajo relieve, trapiche e instrumentos de labranza; y, es excelente para la construcción (Cfr. http://www.fundesyram.info/biblioteca.php?id=2359). Rutilio fue un hombre que desprendía un aroma de santidad por su modo de ser y de vivir. Su ejemplo es inspirador. Su calidad humana era de una madera fina y sirvió hasta dar la vida para construir el Reino de Dios en la historia del país. Inspirador de confianza, y en el ejercicio de su sacerdocio ministerial podemos decir era como el bálsamo que curaba a todos los que llegaban buscando la salud interior, y también para resolver sus problemas materiales y de la vida.

El bálsamo tiene muchas propiedades curativas: es el antimicrobiano sobre bacterias y hongos. Además es un excelente cicatrizante y antiinflamatorio. Se utiliza externamente en heridas, quemaduras menores, grietas, picaduras de insectos e infecciones bacterianas de la piel, así como (con mucho éxito) en los hongos de la piel, principalmente los de los pies, conocidos como pie de atleta. Aparte de los usos arriba mencionados, no debe faltar la importancia del bálsamo en el tratamiento de las infecciones de las vías respiratorias (Cfr. http://www.wegerichnat.com/el-balsamo-de-el-salvador–2). Así fue Rutilio como el gran bálsamo curativo para muchas personas y sobre todo los más humildes, los sencillos y los empobrecidos.

La gran humanidad de Rutilio Grande se entiende en parte por sus valores, sus fortalezas, pero también por sus grandes debilidades. Ya en 1965 se percibió que padecía de tensiones y ciertas ansiedades, y cuando estas aumentaban se le hacía imposible trabajar activamente. Sus obsesiones perfeccionistas en algunos momentos se juntaban con depresiones psicológicas y crisis nerviosas. Rutilio era consciente de sus limitaciones, de su salud endeble, pero también de sus cualidades. Su fragilidad en esos momentos hacía relumbrar la acción de Dios porque ahí donde hay debilidad ahí se muestra la fuerza y la gracia de Dios abundantemente: “Rutilio obtuvo fuerzas de flaquezas. Con mucho sufrimiento, aceptación de sí mismo y fe incondicional en ese Jesús de Nazaret que tanto le entusiasmó toda su vida, logró superar sus limitaciones y enfermedades. Para quienes le conocieron de cerca era casi increíble cómo Rutilio se crecía en los momentos difíciles dejando de lado sus limitaciones y procediendo con mucha firmeza y valentía” (Varios. 1978. Rutilio Grande. San Salvador, El Salvador, C.A.: UCA EDITORES, p. 32).

2) Rutilio Grande: un maquilishuat de follaje colorido y de elegancia natural por su modo de ser y de vivir

El maquilishuat tiene un follaje muy espeso y floreado durante casi todo el año, sus hojas son compuestas y sus flores de color variable. Sus grandes y majestuosas flores de color rosa, ofrecen distintos grados de intensidad en su coloración. Así como es de atractivo este árbol, así fue la vida de Rutilio Grande y su atracción radicó en ser un hombre salvadoreño convencido de los valores evangélicos y profundamente amante de su pueblo. Cuando se encuentran hombres de una pieza fieles seguidores de Jesús, se convierten en un centro de gravedad por su liderazgo en los contextos en donde éstos viven su vocación humana y cristiana. Rutilio no vivió para sí mismo, sino que se entregó totalmente a su pueblo asumiendo su opción por el Reino de Dios. Fue amante de su pueblo, pero de manera especial amó a los más pobres, a los campesinos y su testimonio martirial da fe de este hombre que murió entre ellos. Supo unir el amor a su pueblo con el amor a Jesucristo y el proyecto de fraternidad de Dios Padre para el país.

La sensibilidad espiritual de Rutilio lo llevó a descubrir en los pueblos de Aguilares y el Paisnal los rostros sufrientes de Jesucristo crucificado. Les amó, los acompañó y dio su vida por ellos siendo un auténtico hermano y sacerdote: “No cabe duda que su debilidad de salud se vio por otro lado, compensada por su carisma de pastor. Entre las capacidades pastorales de Rutilio se destacó especialmente el don de la palabra. En sus sermones reveló su fe en Jesús y en el pueblo. Como principio metodológico partía de la realidad concreta o del acontecimiento del momento para remitirse de allí a sus dos polos fundamentales: Jesús de Nazaret y el pueblo. El estilo de Rutilio era único. Su palabra era vibrante, firme y dura en la denuncia; entusiasta y alegre en el anuncio. Su lenguaje era el del pueblo. Sus homilías están plagadas de expresiones populares, especialmente campesinas; abundan las re-lecturas de pasajes del Evangelio a partir de la experiencia popular” (Varios. 1978. Rutilio Grande, p. 32).

Rutilio siempre desempeñó sus cargos y responsabilidades satisfactoriamente. Fue considerado por sus superiores como buen religioso y con amor a la Compañía de Jesús. Tenía una gran aptitud para trabajar pastoralmente con niños y jóvenes. Siempre mantuvo buenas relaciones con los seminaristas, clero diocesano y obispos. En un momento fue considerado como candidato para ser Rector del seminario. Los momentos de dudas y escrúpulos espirituales que le llevaban a plantearse seriamente su vida religiosa y sacerdotal desaparecieron cuando lo colmó su entusiasmo por la pastoral y la acción al servicio de los demás, esta realidad que opacó para siempre sus problemas de consciencia. Rutilio fue un hombre que aprendió a superar su fragilidad humana con la fe en Jesús: “aprendió a nadar nadando”. Se prometió a sí mismo no ser más perfeccionista. Así lo expresan los testimonios: “El amor generoso a Jesús le proporcionaba un celo devorador para lograr su santidad y efectividad de acción, ‘plenitud de ejecución constante, con avaricia de tiempo’…” (Varios. 1978. Rutilio Grande, p. 31).

La eucaristía era uno de los temas centrales de la espiritualidad que se convirtió en la fuente para encontrar su fuerza, así lo expresó el mismo Rutilio: “Cristo siempre espera –además de acompañar siempre-: siempre recibe con los brazos y el corazón abiertos; siempre escucha; siempre comprende; siempre perdona sin recelo (la única dificultad por mi parte, falta de sinceridad, de confianza) siempre consuela; por su parte siempre llena; siempre alienta, nunca se cansa, nunca falla; nunca la más pequeña infidelidad. Y todo eso con la eficacia de Dios…” (Varios. 1978. Rutilio Grande, p. 32).

¿Cómo se convirtió en un buen pastor para su pueblo? Continuaremos reflexionando sobre la vida y obra de este gran hombre, un gran bálsamo y un gran maquilishuat de El Salvador.

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