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Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
La idea es atraer a la diáspora jubilada, como a todos los que de entre esta haya alcanzado cierto grado de solvencia que admita realizar inversiones en el país.
Sin embargo, si bien la mayoría de emigrados aspira a retornar en algún momento, lo cierto es que no solo no existe la tal seguridad que ofrece el régimen, pero además tampoco existe ya ninguna institucionalidad.
Hay que entender que a pesar de la extendida y muy costosa campaña mediática dirigida a imponer la tesis del edén salvadoreño, esta no ha cosechado los propósitos trazados por el régimen, pues más allá de los simples y trasnochados, no convence a nadie, y tampoco se está replicando en ningún lado, pues los logros reales están muy por debajo de lo afirmado por el régimen.
Así, por ejemplo, a la baja de delitos no se le puede añadir ningún concreto logro más, nada que se puede mostrar como propio de este gobierno, y, por el contrario, a pesar de las ingentes contrataciones de deuda pública que por mucho exceden a las adquiridas por los gobiernos de los últimos 30 años, el actual sencillamente no puede mostrar obras físicas que evidencien la inversión en el bienestar social que asegura realizar en esa costosa campaña mediática.
Alguien, y con toda razón, apelará al tema de la seguridad pública, señalando como hace apenas un año atrás los delitos de sangre arrebataron hasta 30 vidas de conciudadanos diarias.
Sin embargo, esa aparente reducción de delitos tiene un coste alto: nuestras libertades constitucionales, la institucionalidad, el asesinato por tortura bajo custodia de más de 200 conciudadanos, la detención arbitraria de alrededor de 30, 000 inocentes de acuerdo al alto comisionado de DDHH de las NNUU, el quiebre de la legalidad, una profundización de las desigualdades sociales, desempleo y pobreza, y la imposición de otra dinastía fascista con la complicidad criminal del ejército.
El concreto efecto, por otro lado, de esa aparente normalización, es el desmedido aumento del coste de vida, bajo el supuesto de que la tal pacificación supone un valido aumento exponencial del coste de todo, degenerando en una inflación intencionadamente indiscriminada, agravada por el desempleo promovido desde el propio régimen en razón de sus prejuicios ideológicos, que incluso las remesas no pueden atender.
Ello porque es tan desmedido el abuso del mercado desregulado por el régimen, que ahora mismo las NNUU intervienen hasta 1, 5000, 000 hogares salvadoreños que en los pasados 3 años y en consecuencia con el abandono del estado, cayeron en una aguda y extrema pauperización, imposibilitados de alimentarse por sus propios medios.
Entonces, el plan es generar condiciones que aparenten una prosperidad inexistente para así atraerse los recursos acumulados de la diáspora, y que en cambio a redundado en una profundización del grado de corrupción, lo que la diáspora reconoce pues es una de las razones que obligaron su marcha, por lo que sencillamente caer en esa trampa mediática es muy, muy poco probable.
