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Yaneth Estrada
@caricheop
La Secretaría de Gobernabilidad de la Presidencia desarrolló el conversatorio “Avances en rehabilitación y desafíos en la reinserción de exprivados de libertad” que se lleva a cabo como parte de la semana por la Seguridad y la Convivencia Ciudadana.
Orlando Molina, subdirector general de Centros Penales, explicó que el programa “Yo Cambio” surge a raíz de una realidad concreta y un problema específico. “En 2011 empezamos a ver esa problemática en el centro penal Apanteos, y generamos una estructura transversal, que actualmente se ejecuta en 16 penales e involucra a 26 mil privados de libertad”.
La ponente María Noel Rodríguez, del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), aseguró que “es importante que se analice la dimensión del sistema penal y que se pueda apostar a otras formas de sanción que tiene que ver con lo comunitario, que ha demostrado que puede ser mucho más efectivo para bajar los índices de hacinamiento penitenciario”.
Por su parte, Jaime Zablah, de La Factoría, consideró que “los programas como ‘Yo Cambio’ funcionan, pero también debe haber un cambio de ‘chip’ en la sociedad en general y ver que esta gente más allá del tatuaje”.
Mientras, que el pastor Fredy Segovia, miembro del Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (CNSCC), moderador del evento, enfatizó que “la seguridad es un bien público y todos tenemos que trabajar ardua y activamente para alcanzarla”.
En busca de sus sueños
A un lado de la tarima donde se desarrolló la actividad estaba un “canopy” con algunas bandejas llenas de comida, elaborada por un chef tatuado y lleno de sueños.
Aunque lleva 11 años cumpliendo su condena en Apanteos, hace cuatro se especializó en preparación de alimentos. Empezó lavando platos, preparando ensaladas, frescos y ahora, debido a su desempeño, se encarga de elaborar el menú principal y enseñar a nuevos estudiantes.
Este menú incluye sopa, plato fuerte, postre. El día para este chef en jefe empieza a las 4:00 de la mañana, cuando llega al área de cocina junto a su equipo de 20 personas, toma un café, lava sus manos y empieza la faena para completar tres platos para sus más 500 comensales. “Yo siento que todo este proceso ha valido la pena (el programa), ‘Yo Cambio’ me dio la oportunidad de tener una educación, antes hacia pizza afuera del penal, pero hoy puedo ser productivo en la sociedad, sueño con tener un restaurante de asados, y quizás seguir mi proceso de aprendizaje”, recalcó este interno en fase de confianza, mientras mostraba algunos bocadillos.
Además, como parte del proceso de reinserción, también se tuvo la participación de los grupos Fusión, de coreografía, música andina y se colocaron stands para presentar los diferentes productos como pinturas, zapatos, artesanías y comida elaborados por los internos.
