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Mercosur y la UE alcanzan acuerdo comercial tras 20 años de negociación

Bruselas / AFP

Toni Cerdà

La Unión Europea (UE) y los países del Mercosur alcanzaron el viernes un acuerdo comercial tras 20 años de negociaciones, un pacto «histórico» que inicia ahora un camino hacia su adopción no exento de escollos.

«Acuerdo histórico entre la UE y Mercosur», para el presidente argentino, Mauricio Macri; «uno de los acuerdos comerciales más importantes de todos los tiempos», para su par brasileño, Jair Bolsonaro; «una fuerte señal» en apoyo del comercio mundial, para la Comisión Europea…

Los superlativos brotaban después de que ambos bloques consiguieran cerrar unas negociaciones abiertas en 1999, en un momento de tensiones comerciales mundiales y cuando en Osaka (Japón) tiene lugar una cumbre de líderes de las primeras 20 economías mundiales (G20).

Desde Osaka, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, habló de un «acuerdo realmente histórico».

La conclusión de este pacto envía un «auténtico mensaje en apoyo al comercio abierto, equitativo, sostenible», insistió. «Esto demuestra que en tiempos turbulentos (…) se pueden encontrar compromisos».

«Es casi un de las pocas buenas noticias que hemos tenido en meses en lo que todos creemos que es interconectar más estas economías», dijo por su parte Macri, en una declaración conjunta.

Detrás de ellos estaban los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, la canciller alemana Angela Merkel, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, o el español Pedro Sánchez, entre otros, que escenificaron así su unidad y la apuesta por el multilateralismo frente al proteccionismo que defiende Trump.

La recta final de las negociaciones estuvo marcada por la presión de los agricultores europeos, preocupados por la llegada de productos del Mercosur, a quienes se sumaron a última hora grupos ecologistas, inquietos por la política ambiental de Brasil.

El comisario europeo de Agricultura, el irlandés Phil Hogan, reconoció «algunos desafíos para los agricultores» con este acuerdo «equilibrado», pero anunció la «disposición» de la Comisión para ayudarlos con un paquete de ayuda financiera de «hasta 1.000 millones de euros».

El acuerdo permitirá a los cuatro países del Mercosur -Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay- exportar 99.000 toneladas de carne bovina a la UE cada año libres de aranceles, un 55% de carne fresca y un 45% de carne congelada, según una fuente cercana a las negociaciones.

Los países sudamericanos podrán además exportar con arancel cero sus cuotas de carne de res a la UE que ya tenían en el marco de la OMC (29.000 toneladas para Argentina, 14.000 para Brasil y 6.000 para Uruguay) y que estaban tasadas al 20%.

Otro de los escollos durante la negociación fueron las indicaciones geográficas. El Mercosur se comprometió a proteger 357 europeas en sus mercados, mientras que la UE protegerá 145 productos sudamericanos, precisó. Los detalles del acuerdo se conocerán el fin de semana.

El pacto «cubre temas tanto arancelarios como de índole regulatoria tales como servicios, compras gubernamentales, facilitación del comercio, barreras técnicas, medidas sanitarias y fitosanitarias y propiedad intelectual», indicó el gobierno brasileño.

– «Rechazo al proteccionismo» –

El impulso final vino de la mano de los cancilleres sudamericanos y de los comisarios europeos reunidos en Bruselas desde el miércoles y quienes confirmaron la voluntad política de ambos bloques de cerrar el acuerdo.

Los desafíos internacionales no faltan. Para la UE, el acuerdo representa «un rechazo al proteccionismo y una alternativa al crecimiento económico» que no pase ni por China ni por Estados Unidos, explica Arantza Gómez Arana, profesora de la universidad City Birmingham.

Para el Mercosur, además de un mayor acceso del mercado europeo a sus productos agrícolas, «a nivel político refuerza y legitima su existencia como bloque después de recibir muchas críticas por la falta de avance en su proceso de integración», agregó la especialista.

– Un largo camino –

Tras el acuerdo del viernes, se abre un período para chequear el texto jurídicamente y traducirlo a las diferentes lenguas, antes de su firma final, que debe contar con el aval de los 28 países de la UE.

Este requisito no es baladí visto el contexto actual de presión en Europa. En 2016, la región belga de Valonia casi tumba la rúbrica del acuerdo comercial cerrado con Canadá.

A continuación, el texto debe ser validado en la Eurocámara, donde, tras las pasadas elecciones europeas, las fuerzas ecologistas desempeñan un papel clave para apuntalar la mayoría proeuropea del hemiciclo.

La inquietud sobre el medio ambiente podría pesar. Los últimos días de negociación ya estuvieron marcados por los desencuentros entre Macron y la jefe del gobierno alemán, Angela Merkel, con el presidente de Brasil a raíz de su política ambiental.

Sin embargo, según Gómez Arana, el acuerdo podría representar de hecho «para la Unión Europea, una forma de ayudar a que Brasil no deje el Acuerdo de París».

Este acuerdo comercial, que permite reducir aranceles en sectores como el automóvil o el agrícola entre ambos bloques, es uno de los mayores cerrados por la UE, creando un mercado de unos 770 millones de consumidores.

El comercio entre los países europeos y los del Mercosur se elevó en 2018 a casi 88.000 millones de euros (unos 103.500 millones de dólares), con la balanza comercial ligeramente favorable a los europeos en unos 2.500 millones de euros.

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